Turismo
Protestas contra el turismo masivo en Islas Canarias
Por Jonas Martiny | DW
Escasez de vivienda, bajos ingresos, destrucción del medio ambiente: los efectos colaterales del negocio con los veraneantes en España van en aumento.
"Sí, el turismo crea muchos puestos de trabajo. Pero hay que preguntarse qué tipo de empleos son si el sueldo no alcanza ni para pagar un piso", dice Toni Ferrera, reportero del periódico digital "Canarias Ahora".
La crítica generalizada al actual modelo turístico canario quedó demostrada en las manifestaciones del fin de semana del 20 de abril, cuando salieron a la calle casi 60,000 personas, una cifra enorme para los estándares canarios. "Existe un sentimiento de insatisfacción con la situación en amplios sectores de la sociedad", afirma José Miguel Martín, presidente de la Fundación Canaria Tamaimos, una de las organizaciones convocantes de la protesta.
El año pasado llegaron a las Islas Canarias más de 16 millones deturistas, más que nunca. Los datos de los primeros meses de 2024 apuntan a un récord. "El negocio es enorme", afirma José Miguel Martín. De hecho, los turistas gastaron más de 20,000 millones de euros en Canarias el año pasado. El turismo representa casi el 40% de la producción económica total. "Pero nada de esta riqueza se queda aquí. Sólo la basura y otras consecuencias negativas".
El sistema sanitario está crónicamente sobrecargado y las calles saturadas. Los isleños sólo suelen conseguir los empleos poco calificados en los hoteles y complejos de apartamentos. Las estadísticas lo confirman: en casi ningún otro lugar de España los salarios medios mensuales son tan bajos como en Canarias.
El desempleo es alto. Según el sindicato Comisones Obreras, uno de cada tres isleños está en riesgo de pobreza. "Algo tiene que cambiar", dice José Miguel Martín.
Los precios del alquiler se han duplicado en 10 años
Probablemente, el problema más urgente es la falta de vivienda a un precio asequible, que se ha visto agravada por el crecimiento descontrolado del alquiler vacacional en los últimos años. Además, alrededor de una de cada tres viviendas en Canarias es la segunda residencia de un extranjero, explica Víctor Martín, uno de los organizadores de la protesta.
Entre 2014 y 2024, el precio medio de los alquileres en las islas se duplicó, asegura. "Nuestra protesta no es por turismo-fobia", afirma. "También somos conscientes de que el turismo no va a perder su estatus en Canarias de un día para otro". Pero hay que cambiar el modelo actual.
Por eso, una de las principales reivindicaciones de los manifestantes es una moratoria. Debe detenerse todo crecimiento del sector turístico. Hasta la asociación canaria de hoteleros Ashotel está ahora de acuerdo. No se puede seguir esperando récords turísticos año tras año, dice Juan Pablo González, director gerente de la asociación.
"En nuestra opinión, esto va en contra de los intereses del propio sector y de los habitantes de las islas". El objetivo debe ser mejorar la calidad de la oferta para que en el futuro vengan menos turistas, pero lo ideal es que gasten más dinero que antes.
Los políticos son los principales responsables de que la población de las islas se beneficie más del negocio vacacional, explica González. Al fin y al cabo, el sector genera en las islas unos ingresos fiscales anuales de 3,400 millones de euros.
El presidente del gobierno regional canario, Fernando Clavijo, se mostró comprensivo con las protestas y admitió ante los representantes de los medios de comunicación que las cosas tendrían que cambiar. El miércoles, sin embargo, los partidos gobernantes rechazaron en una votación en el Parlamento regional las reivindicaciones más importantes de los manifestantes, entre ellas la introducción de una tasa turística, como han tenido que pagar durante muchos años los veraneantes de otras regiones turísticas de España, como Baleares y Cataluña.
Por tanto, es probable que los activistas canarios no hayan salido a la calle por última vez. El reportero Toni Ferrera también da por hecho que la protesta no retrocederá a corto plazo. "La manifestación del 20 de abril fue sólo el principio".
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