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Músicos palestinos escapan de los horrores de la guerra, pero su futuro sigue siendo incierto

2024-05-13

“¿Seguirán existiendo los planes que teníamos antes de la...

 

DOHA, Qatar (AP) — Pasean por el malecón de Doha y cantan sobre niños que ahora son “pájaros en el cielo”, volando libres del dolor de la guerra en la Franja de Gaza.

Para el grupo palestino Sol Band, parece surrealista que hace semanas estuvieran escondiéndose de los bombardeos israelíes.

“Sólo quiero que termine la guerra”, dijo Rahaf Shamaly, la vocalista principal y la única mujer del grupo. “Quiero regresar a Gaza, caminar y limpiar sus calles, abrazar a mi familia y cantar con la banda en el lugar donde empezamos”.

Cinco de los siete músicos de la banda regresaron a la Franja de Gaza en agosto para trabajar en su próximo álbum.

“Teníamos mucha música y actuaciones planeadas”, dijo Fares Anbar, el percusionista de la banda.

Pero el 7 de octubre, Hamás, junto con otros combatientes, atacó el sur de Israel, matando a 1,200 personas y tomando a 250 como rehenes. Israel respondió con una campaña militar que hasta ahora ha matado a más de 35,000 personas y ha destruido amplias zonas de Gaza.

En abril, los cinco miembros de la banda pudieron salir de la Franja Gaza a través de Egipto con dirección a Qatar.

La banda, que se formó en 2012 y toca tanto canciones árabes tradicionales como sus propias canciones pop modernas, ha servido durante mucho tiempo como un refugio para sus miembros que crecieron en Gaza en medio de la pobreza extrema y otras dificultades. Su hogar, un enclave de 360 kilómetros cuadrados (140 millas cuadradas) lleva años bloqueado por Egipto e Israel. Su población, de 2,3 millones de palestinos, ha sufrido las anteriores guerras entre Israel y Hamás, que gobierna la franja desde 2007.

“Vivir bajo un asedio, una ocupación y vivir en circunstancias muy difíciles... la música fue mi único escape desde que era niño”, dijo Said Fadel, fundador y percusionista de la banda.

La música moldeó la vida de Fadel. Su abuelo fue uno de los primeros percusionistas de la zona y su abuela tocaba el oud, un instrumento musical de cuerda parecido al laúd, común en Oriente Medio y África.

De las canciones de Sol Band, “Raweq Wa Haddy,” es la más famosa. La letra, que promete que “volverán los grandes días”, parece ahora lejana para la gente que se desplaza de un lugar a otro, escondiéndose de los ataques aéreos.

Tras regresar a Gaza en agosto para grabar, los cinco miembros de la banda se grabaron sobreviviendo a los ataques y publicaron los videos siempre que una conexión a internet lo permitía. La música seguía siendo su salvavidas y su principal esperanza; crearon canciones, a menudo entre los escombros, con sonidos de explosiones de fondo. Grabaron videos musicales desde los lugares en los que se refugiaron, instando a la gente a no perder la esperanza y a seguir resistiendo ante la adversidad.

Algunas canciones se referían a los muertos por los ataques aéreos israelíes, especialmente niños.

“Mis hijos son pájaros en el cielo, afortunado es el cielo de tenerlos”, dice una canción. “Toda mi vida esperé criarlos y verlos crecer ante mis ojos”.

En los refugios y campamentos de Gaza, los cinco miembros de Sol Band organizaron actividades para que los niños desplazados no pensaran en lo que estaba ocurriendo. Anbar, el percusionista de la banda, incluso enseñó a algunos a seguir el ritmo como si estuvieran tocando una batería.

Publicaron videos en los que aparecen en tiendas de campaña, tocando la guitarra y la batería, con niños sonrientes que cantaban junto a ellos.

“La interacción de los niños con la música y cómo olvidaban todo lo que estaba sucediendo a su alrededor... me demostró la importancia de la música en nuestras vidas y el efecto que tiene en la Franja de Gaza”, dijo.

Los cinco miembros de la banda que salieron de Gaza en dirección a Qatar a través de Egipto tenían previsto actuar en la primera parada de su gira “El viaje comienza” en un festival de cultura palestina en Doha. Aunque la banda ha alcanzado fama internacional, al igual que otros palestinos poseen documentos de viaje que a menudo implican requisitos complicados, y en ocasiones enfrentan la denegación directa de visados.

“Nuestros pasaportes son palestinos, (y nuestro) lugar de nacimiento Gaza”, dijo Anbar. “Esto nos dificultó mucho la obtención de visas”.

Con actuaciones pendientes en Bélgica y Túnez, hay pocas garantías de que lo consigan. Y si no se resuelve el problema de los visados en Qatar, los cinco tendrán que regresar a Gaza y a un futuro incierto.

“¿Seguirán existiendo los planes que teníamos antes de la guerra?”, preguntó Hamada Nasrallah, uno de los vocalistas. “No tenemos respuestas claras”.

 



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