Comodín al Centro
Julian Assange, ¿un símbolo "antiyanqui" en América Latina?
Por Andrea Ariet | DW
WikiLeaks y Julian Assange han sido respaldados por varios gobiernos latinoamericanos. Un apoyo complejo que va más allá de una mera defensa de la libertad de expresión. ¿Qué representa Assange en Latinoamérica?
De Andrés Manuel López Obrador a Miguel Díaz-Canel, pasando por Gustavo Petro o Nicolás Maduro. Si algo une a estos dirigentes latinoamericanos es el apoyo mostrado al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, cuyaliberación quedó sellada formalmente este miércoles (26.06.2024), tras cinco años entre rejas en Londres y más de una década de avatares judiciales y diplomáticos, con la embajada de Ecuador en suelo británico como telón de fondo durante siete años.
"A Wikileaks hay que hacerle una estatua", dijo el expresidente cubano Fidel Castro en 2010, después que esta plataforma publicara más de 250,000 documentos clasificados de Estados Unidos sobre las guerras de Irak y Afganistán, lo cual abrió un debate sobre la libertad de prensa y de expresión a escala mundial.
"Lucha global por la libertad de prensa"
El "caso Assange" ilustra la "relevancia de la lucha global para la libertad de prensa, que es posible obtener victorias y que estas victorias pueden volverse ejemplos", dice a DW Artur Romeu, director de Reporteros Sin Fronteras (RSF) en América Latina. Desde una visión de la región, no obstante, las revelaciones de WikiLeaks "movieron dinámicas ya instaladas sobre el modo de actuar de Estados Unidos".
En entrevista con DW, Fernanda Cardoso, analista internacional y profesora de la Universidad Iberoamericana en Puebla (México), señala que este caso contribuyó a seguir con una ola histórica de sentimiento en contra de Estados Unidos.
"El hecho que una persona como Julian Assange pudiera hacer lo que hizo, desclasificar ciertos contenidos de Estados Unidos, de alguna manera pone de manifiesto algo que América Latina o la izquierda latinoamericana siempre ha buscado: cómo desenmascarar el código geopolítico estadounidense", dice a DW Cardoso. Subraya el caso de la izquierda en particular, porque "en su conjunto esta es anti-Estados Unidos, 'antiyanqui', justamente por el código geopolítico que EE. UU ha impulsado para América Latina y que claramente pone en desventaja a la región".
Dentro de la óptica geopolítica, Jorge Morán, politólogo de la Universidad Rafael Belloso Chacín (Venezuela), va más allá y sostiene que el posicionamiento de estos gobiernos responde a una lógica que configura "una nueva guerra fría: un bloque liderado por EE. UU y la Unión Europea y, en el otro, Rusia, China y, en este caso, sus socios de Latinoamérica", dice a DW.
¿Assange, más cercano a la izquierda latinoamericana?
Si algo llama la atención en el "caso Assange" desde la óptica de América Latina es el calibre de sus respaldos: todos o la mayoría han sido gobiernos de izquierda, algo que Cardoso considera "casi natural".
El ejemplo más claro fue Ecuador en 2012, cuando al frente estaba Rafael Correa. Assange se refugia en su embajada de Londres, donde le conceden asilo político. Para Cardoso, este hecho se debe, por un lado, al discurso claramente contrario a EE. UU por parte de Ecuador; y, por otro, al momento pujante de la izquierda en América Latina, "con los Kirchner, Correa, Chávez, y luego Maduro".
Según la experta, si bien no todas la "escuelas de la izquierda latinoamericana compaginan en ideales, sí concuerdan en que la maquinaria estadounisense ha generado varios problemas en suelo latinoamericano". En este sentido, el "caso Assange" ha sabido canalizar y continuar con ese modo de "llevarle la contraria al discurso estadounidense", agrega.
De forma similar, Mauricio Jaramillo, profesor en Estudios Internacionales de la Universidad del Rosario (Colombia), subraya la disposición de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos de tender la mano a Assange. Una actitud "solidaria" reflejada en Correa primero, así como en AMLO, Petro y Luis Arce (Bolivia) de reunirse con los equipos jurídicos del fundador de WikiLeaks. En su conjunto, este trato "acabó convirtiéndose en un reclamo del sur global contra el norte", indica Jaramillo a DW.
Más allá de la tendencia de izquierdas o de derechas, Cardoso también apunta a factores estructurales y al interés de cada país para explicar el apoyo a Assange, pues no solo fue EE. UU. el blanco de todas las filtraciones que hizo WikiLeaks en su momento. También hubo información referida a América Latina y su la relación con la diplomacia estadounidense.
En opinión de Jaramillo, el apoyo principalmente de la izquierda en latinoamérica hoy a Assange se basa en el interés del "progresismo en la región por democratizar los medios de comunicación". Una idea que "reinvidica un nuevo orden informativo global" y que, para estos gobiernos, lo simboliza Assange y WikiLeaks.
"El enemigo de mi enemigo es mi amigo"
El apoyo a la figura de Assange es un asunto, y otro bien distinto es cumplir con los pilares en los que se fundamenta WikiLeaks.
"Varios de los principales líderes que expresaron apoyo a Assange encabezan gobiernos que profesan el secretismo y que estigmatizan o combaten al periodismo de denuncia", dice a DW Carlos Jornet, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Así, la defensa de Assange plantea una "doble moral" en la región, y "puso en práctica aquello de que 'el enemigo de mi enemigo es mi amigo'", señala Jornet. Por un lado, la revelación de WikiLeaks fue ocasión para cuestionar la política exterior de Estados Unidos, pero, por otro, "varios de esos mismos dirigentes no pueden superar un mínimo test de libertad de expresión dentro de sus propios países", recalca.
Según la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2024 de RS, Cuba, Nicaragua y Venezuela son los países donde más dificultades hay para ejercer la libertad de prensa. En Ecuador, el periodismo se desenvuelve en un clima de hostilidad debido al auge de bandas criminales, mientras que en México sigue habiendo cifras alarmantes de periodistas asesinados. Del lado contrario, Chile, Brasil y Costa Rica son los países mejor parados para el ejercicio del periodismo.
aranza