Internacional - Seguridad y Justicia

Activista de Estados Unidos muerta en Cisjordania recibió un posible disparo “involuntario” israelí

2024-09-10

El Movimiento de Solidaridad Internacional, el grupo activista del que Eygi era voluntaria, dijo...

 

JERUSALÉN (AP) — La activista estadounidense que murió la semana pasada en Cisjordania recibió probablemente un disparo “indirecto y no intencionado” de las fuerzas israelíes cuando apuntaban a otra persona, dijo el ejército de Israel el martes, provocando fuertes críticas del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y de los familiares de la activista.

Israel señaló que se ha iniciado una investigación penal sobre el asesinato de Aysenur Ezgi Eygi, una activista de 26 años de Seattle que participaba en una manifestación contra los asentamientos. Los médicos que atendieron a Eygi, que también era ciudadana turca, dijeron que recibió un disparo en la cabeza.

Blinken condenó el asesinato “no provocado e injustificado”, al tiempo que solicitó una investigación por parte de Israel en una conferencia de prensa en Londres. “Nadie debe recibir disparos cuando asiste a una protesta”, dijo. “Las fuerzas de seguridad israelíes deben realizar algunos cambios fundamentales en la forma en que operan en Cisjordania”.

La familia de Eygi en Estados Unidos publicó un comunicado en el que dice que “nos ofende profundamente la insinuación de que su asesinato, cometido por un francotirador entrenado, fue de alguna manera involuntario. El desprecio mostrado por la vida humana en la indagación es atroz”.

En la manifestación del viernes, se suscitaron enfrentamientos entre palestinos que arrojaban piedras y las tropas israelíes que disparaban gas lacrimógeno y municiones, de acuerdo con Jonatanhan Pollak, un manifestante israelí que fue testigo del asesinato de Eygi.

Pollak dijo que la violencia había amainado cerca de media hora antes de que Eygi fuera asesinada, después de que los manifestantes y los activistas se retiraron a varios metros (yardas) del sitio de la manifestación. Pollak señaló que vio que dos soldados israelíes apostados en el tejado de una vivienda cercana apuntaron un arma en dirección al grupo y dispararon, y que una de las balas alcanzó a Eygi.

El ejército israelí dijo que “expresa su más profundo pesar” después de que su investigación “determinó que es muy probable que fuera alcanzada de forma indirecta y no intencionada por fuego (del ejército israelí) que no iba dirigido contra ella, sino contra el principal instigador de la revuelta”.

El Movimiento de Solidaridad Internacional, el grupo activista del que Eygi era voluntaria, dijo que “rechaza totalmente” la declaración israelí y que “el disparo se dirigió directamente a ella”.

El asesinato se produce en medio de un aumento en la violencia en Cisjordania desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás en octubre, con un incremento en las redadas israelíes, ataques de militantes palestinos contra israelíes, agresiones de los colonos israelíes contra palestinos y ofensivas militares más severas contra las manifestaciones palestinas.

Israel afirma que investiga a fondo las acusaciones de muertes de civiles por parte de sus fuerzas, y que hace que los responsables rindan cuentas. Señala que, con frecuencia, sus soldados deben tomar decisiones en menos de un segundo cuando operan en áreas donde los milicianos se ocultan entre los civiles. Sin embargo, grupos de derechos humanos dicen que los soldados pocas veces son enjuiciados, y que incluso en los casos más impactantes —y captados en video— suelen recibir sentencias relativamente ligeras.

El lunes, la Autoridad Palestina realizó una procesión fúnebre para Eygi en la ciudad de Nablus, en Cisjordania. Las autoridades turcas dijeron que trabajan para repatriar los restos de la activista a Turquía para sepultarla en la ciudad de Didim, en la costa del mar Egeo, según los deseos de su familia.

El tío de Eygi dijo en una entrevista con el canal de televisión turco HaberTurk que ella ocultó su visita Cisjordania a al menos algunos de sus familiares. Les dijo que viajaría a Jordania para ayudar a los palestinos en ese país, señaló.

“Ocultó el hecho de que viajaba a Palestina. Nos bloqueó de sus redes sociales para que no pudiéramos verla”, dijo Yilmaz Eygi.

Las muertes de ciudadanos estadounidenses en Cisjordania han atraído la atención internacional, como el asesinato de la prominente periodista palestina-estadounidense Sireen Abu Akleh en el campo de refugiados de Jenin en 2022.

Varias investigaciones independientes e informes de The Associated Press emitidos poco después del hecho, determinaron que Abu Akleh probablemente murió por disparos israelíes. Meses después, el ejército dijo que había “una alta probabilidad” de que uno de sus soldados la abatió por error, pero que no se castigaría a nadie.

En enero de 2022, Omar Assad, un palestino estadounidense de 78 años, murió de un ataque cardíaco después de que soldados israelíes en un punto de control lo arrastraron fuera de su auto y le hicieron acostarse boca abajo, atado, amordazado temporalmente y con los ojos vendados. El ejército desechó las acusaciones penales y dijo que reprendió a un comandante y que retiró a otros dos de sus puestos de liderazgo durante dos años.

Estados Unidos planeaba sancionar a una unidad militar vinculada con abusos a palestinos en Cisjordania, pero terminó desechando el plan.

Las muertes de palestinos que no tienen doble nacionalidad pocas veces reciben el mismo escrutinio.

Grupos de derechos humanos dicen que las investigaciones del ejército israelí sobre las muertes de palestinos reflejan un patrón de impunidad. B’Tselem, un importante organismo israelí de vigilancia, se frustró tanto que, en 2016, suspendió su práctica de ayudar en las investigaciones, que había realizado durante décadas, y las calificó como “encubrimientos”.

El año pasado, un tribunal israelí absolvió a un miembro del grupo paramilitar de la Policía Fronteriza acusado de homicidio imprudencial por la muerte a tiros de Eyad Hallaq, de 32 años, un palestino autista de la Ciudad Vieja de Jerusalén en 2020. El caso fue comparado con el asesinato de George Floyd cometido por policías de Estados Unidos.

En 2017, el soldado israelí Elor Azaria fue condenado por homicidio y cumplió una condena de nueve meses tras asesinar a un atacante palestino herido e incapacitado en la ciudad de Hebrón, en Cisjordania. El médico de combate fue captado en video disparándole a Abdel al-Sharif, que yacía inmóvil en el piso.

Ese caso dividió profundamente a los israelíes; el ejército dijo que Azaria había violado claramente su código de ética, mientras que muchos israelíes, particularmente de la derecha nacionalista, defendieron sus acciones y acusaron a los altos mandos militares de cuestionar a posteriori a un soldado que operaba en condiciones peligrosas.



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