Internacional - Política

Un día a la vez, la madre de Vance lidia con su pasado y el futuro de su hijo

2024-09-28

Aikins dijo que no le preocupaba nada de esto. “Creo que JD es probablemente el joven...

Por Shawn McCreesh | NYT

Así es como JD Vance presentó a su madre al mundo en sus memorias de 2016, “Hillbilly Elegy”:

Describió cómo ella lo golpeó. Lo encerró en un auto, pisó a fondo el acelerador y le dijo que iban a morir. Lo hizo orinar en un frasco para que pudiera usar su orina limpia y pasar una prueba de drogas. Desapareció. Se gastó el dinero de la gente. Se cortó las venas. Chocó su miniván contra un poste telefónico.

Hoy en día, cuando la madre de Vance, Beverly Aikins, se presenta, a menudo lo hace en un lenguaje más sencillo. “Hola, familia. Soy Bev”, dijo en su reunión habitual de Alcohólicos Anónimos en Middletown, Ohio, un domingo de este mes. “Soy una alcohólica adicta”.

Un grupo de hombres, en su mayoría mayores, murmuró: “Hola, Bev”.

Hace casi diez años que dejó el alcohol, la heroína y todas las demás sustancias que se pasaba por la garganta y la nariz. En ese tiempo, el libro que escribió su hijo se convirtió en un éxito de ventas y luego en una película. Fue elegido senador. Bien podría ser el próximo vicepresidente de este país.

Su ascenso la ha empujado, inesperadamente, al mundo de la política nacional. Este verano, la llevó a la Convención Nacional Republicana y pregonó su sobriedad, enmarcando el arco de su vida como una historia de redención.

El senador JD Vance (republicano de Ohio) ha pregonado el viaje a la sobriedad de su madre, Beverly Aikins, como una historia de redención e inspiración. (Kenny Holston/The New York Times)
El senador JD Vance (republicano de Ohio) ha pregonado el viaje a la sobriedad de su madre, Beverly Aikins, como una historia de redención e inspiración. (Kenny Holston/The New York Times)
Todo esto es todavía un poco nuevo para ella. Es vagamente consciente de que su hijo se ha convertido en la figura de mucha indignación últimamente, pero por el bien de su propia cordura y sobriedad, dice que a propósito se mantiene ajena a muchas de las controversias que se arremolinan sobre él.

El domingo pasado, después de que terminó su reunión de AA, se quedó para explicar que le gustaría utilizar esta nueva plataforma suya para ayudar a otras personas que luchan contra la adicción. “Quiero que la gente sepa que hay que tender la mano, que hay que intentar conseguir ayuda”, dijo, “y que la recuperación es dura, pero merece mucho la pena”.

“La adicción en nuestra casa era como un elefante en la habitación. Nadie decía nunca nada al respecto. Ahora sí”, añadió.

Ella misma creció en un hogar lleno de maltratos. Su padre era alcohólico y le pegaba a su madre, Bonnie Vance, a la que JD Vance llamaba “mamaw”. Cuando Aikins tenía 19 años, tuvo una hija, Lindsay, cinco años mayor que Vance. Mamaw y Lindsay cuidaron de Vance cuando su propia madre no podía hacerlo.

La lucha de Aikins contra la adicción comenzó hace muchos años, un día en el trabajo. Era enfermera. Le dolía mucho la cabeza y se tomó una pastilla de Vicodin. Le encantó cómo la hizo sentir. Se fue a casa, bañó a sus hijos y limpió la casa. Pronto empezó a robar fármacos más fuertes, como Percocet. Perdió su trabajo y su licencia de enfermera y, con ello, su acceso a las pastillas con receta. Empezó a inhalar heroína.

Vivió así durante mucho tiempo. Al cabo de unos años perdió el contacto con sus hijos. Tocó fondo en 2015, cuando vivía en su coche, un Chevrolet Aveo rojo. Se internó en un centro de sobriedad al otro lado del río Ohio, en Covington, Kentucky. Cuando salió, su hija la ayudó a encontrar un lugar donde vivir en Middletown.

Cinco años más tarde, su hijo, que ya se había licenciado en Derecho en Yale y trabajaba en un fondo de inversión privado, le compró una casa. Ahora vive allí con su hija.

‘¡Mamá de JD!’

Cuando los republicanos se reunieron en Milwaukee en julio para designar oficialmente al expresidente Donald Trump y a Vance como los candidatos, uno de los momentos más cinematográficos fue una inesperada ovación a Aikins.

En su discurso de aceptación, Vance describió a “madres solteras como la mía, que lucharon contra el dinero y la adicción pero nunca se rindieron”.

Y continuó: “Me enorgullece decir que mi madre está aquí, 10 años limpia y sobria. Te quiero, mamá”. Las cámaras enfocaron a una Aikins con los ojos llenos de lágrimas mientras la sala de la convención rompía a cantar al unísono: ¡Mamá de JD! ¡Mamá de JD! ¡Mamá de JD!

Fue una experiencia surrealista para una mujer que nunca había visto una convención política por televisión.

Los padres de Aikins eran demócratas —mamaw tenía una afinidad por Bill Clinton—, pero ahora está registrada como republicana. Se describe a sí misma como “bipartidista”, pero luego se pregunta: “¿Es esa la palabra correcta? Yo no voto por el partido. Voto por la persona”. En 2016, la persona era Trump. “Nadie puede sobornarlo”, dijo. Llegó a conocerlo en la convención. “Fue muy humilde y muy amable conmigo y me dijo que tenía un chico estupendo”, dijo.

En parte, el éxito del libro de su hijo se debió a que fue leído por las élites y los comentaristas como una guía de campo para entender lugares como Middletown y a sus habitantes, el tipo de gente que enviaría a Trump a Washington. En aquellos días, la opinión de Vance era que Trump se estaba aprovechando cínicamente de la desesperación de una clase trabajadora blanca desestabilizada. ¿Cómo pasó de describir a Trump como “heroína cultural” a convertirse en su compañero de fórmula?

“Probablemente no soy la persona más indicada para responder a eso”, dijo Aikins. “Pero sí creo que JD vio, cuando estaba en el cargo, que las cosas para la gente de nuestra zona mejoraron. Creo que por eso cambió de opinión”.

‘Mi propia burbuja’

Dos días después del discurso de Vance en la convención, Aikins publicó un mensaje extenso en Facebook. “Ha sido una semana emocionante”, empezó, pero luego la publicación dio un giro: “Ver cómo mi ciudad, en la que elijo vivir y a la que amo, tiene tanto desprecio y odio hacia mi hijo es devastador para mi tranquilidad por la que tanto he luchado”. Escribió que se mantendría alejada de las redes sociales hasta después de las elecciones.

“Ves a este chico de pueblo al que le va tan bien, uno pensaría que, independientemente de tu política, querrías apoyarlo y animarlo”, dijo tras su reunión de Alcohólicos Anónimos en Middletown este mes.

Pero el estilo combativo de su hijo y sus comentarios sobre las “mujeres con gato y sin hijos” y “la izquierda sin hijos” que gobierna el país han desanimado a muchos estadounidenses, que consideran sus opiniones bastante retrógradas y sentenciosas. ¿Cómo es posible que alguien que fue criado por mujeres —su hermana, su “mamaw” y Aikins— acabe siendo tan despectivo con la vida de tantas mujeres?

Quizá haya idealizado una unidad familiar tradicional precisamente porque nunca tuvo una cuando crecía. “Estoy de acuerdo con esa afirmación”, comentó su madre. “Mis dos hijos no crecieron con una unidad familiar positiva. Sé que parecían inclinarse hacia eso en su edad adulta”.

Tres de las mujeres más famosas del mundo —Oprah Winfrey, Taylor Swift y Jennifer Aniston— han criticado al hijo de Aikins por su comentario sobre las “mujeres con gatos y sin hijos”. “Simplemente elijo ignorarlo”, dijo, “y, al ignorar lo malo, también tengo que ignorar lo bueno. Puedo vivir en mi pequeña burbuja y estar cómoda”.

Esa burbuja es importante para seguir sobria. La mañana de su reunión de AA, su hijo había concedido una llamativa entrevista a la CNN en la que intentaba explicar por qué estaba difundiendo un rumor desmentido de que los inmigrantes haitianos de Springfield, Ohio, se estaban dando un festín con las mascotas de la gente.

Aikins no solo no lo había visto, sino que afirmó no tener ni idea de lo que estaba ocurriendo (o no ocurriendo) en Springfield, que está a solo 80 kilómetros de Middletown. “Ni siquiera estoy en las redes sociales”, dijo. “Veo Investigation Discovery. ¿Está pasando algo en Springfield?”.
Gatos. Perros. Haitianos. Su hijo.

“Lo siento”, dijo, sacudiendo la cabeza. “No lo sé”.

Añadió que estaba demasiado ocupada con su propio trabajo para seguir las noticias. Dijo que había recuperado su licencia de enfermera y que da clases en el centro de tratamiento.

Un programa político que Aikins sí tiene intención de ver es el debate de Vance contra el gobernador Tim Walz de Minnesota, candidato demócrata a la vicepresidencia, el 1 de octubre. Cuando se le preguntó qué pensaba de Walz, Aikins contestó: “He oído que fue profesor, y respeto mucho a los profesores. Si ataca a mi bebé, puede que quiera esconderse de mí. Pero creo que mi bebé puede arreglárselas solo”.

Aikins dijo que no le preocupaba nada de esto. “Creo que JD es probablemente el joven más inteligente y asombroso, y todo lo que toca se convierte en oro”, declaró.



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