Vox Dei
«Hazme justicia contra mi adversario»
Evangelio, Lucas 18, 1-8
«¿Creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos?»
En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola:
«En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: ‘Hazme justicia contra mi adversario’».
«Por mucho tiempo, el juez no le hizo caso, pero después se dijo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia para que no me siga molestando’».
«Dicho esto, Jesús comentó: ‘Si así pensaba el juez injusto’, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará fe sobre la tierra?».
Reflexión
S.S. Francisco
«¿Creen que encontrará fe sobre la tierra?»
Jesús, Tú hoy me quieres enseñar la necesidad de orar. Divino Maestro, Tú sabes que sin ti, sin la oración, soy tan sólo un muerto con nombre de vivo, un zombie espiritual. Ayúdame. Dame la gracia de que no pueda pasar mucho tiempo sin pensar en ti, así, como no puedo pasar mucho tiempo sin respirar. No dejes que para mí la oración sea solamente una cosa accesoria de la que más o menos puedo prescindir, sino que realmente sea parte de mi vida.
Tú bien sabes que no puedo pasar todo el día en la capilla. Me has dado un trabajo, una familia, una misión y no quieres que los descuide. Si bien no puedo dedicar todo mi día a rezar Padrenuestros, si puedo hacer de mi vida una oración, manteniéndome unido a ti en lo más profundo de mi alma, preguntándome en cada momento qué es lo que Tú quieres que yo haga, es decir, buscando siempre amarte más en lo concreto de mi día.
Ayúdame, oh Jesús mío, a ser tu apóstol, a no tener miedo, ni mucho menos vergüenza de pedirte siempre que se instaure tu Reino en el mundo. Dame la fuerza de poder compartir con los demás este gran tesoro de la oración y ayudarte a que todos descubran su poder y eficacia, convencidos de que Tú siempre nos escuchas.
«Ninguna comunidad cristiana puede ir adelante sin el apoyo de la oración perseverante, la oración que es el encuentro con Dios, con Dios que nunca falla, con Dios fiel a su palabra, con Dios que no abandona a sus hijos. Jesús se preguntaba: “Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?”. En la oración, el creyente expresa su fe, su confianza, y Dios expresa su cercanía, también mediante el don de los Ángeles, sus mensajeros».
JMRS