Insólito

Nueva York a la búsqueda del silencio, su bien más escaso

2007-06-28

Nueva York es según el DEP la más bochinchera de EU y todo cinéfilo reconoce...

Por Luis Torres de la Llosa

NUEVA YORK, 28 Jun 2007 (AFP) - Un hombre enamorado de Nueva York no soporta su ruido y termina convirtiéndose en justiciero del silencio: el film "Noise" próximo a estrenarse es pura ficción pero se inspira en la muy real y molesta contaminación sonora que la "Ciudad que nunca duerme" busca ahora reducir.

Una nueva reglamentación contra el ruido aprobada en 2005 por el Consejo municipal de Nueva York entra en vigor este domingo para bajar los decibeles a una urbe de 8 millones de habitantes donde la estridencia es omnipresente.

Las quejas por ruidos molestos constituyen el principal motivo de llamados telefónicos a la línea 311, que centraliza los reclamos vinculados a la calidad de vida, según el Departamento de Protección Ambiental (DEP) de la ciudad.

"Bocinas, obras en construcción, alarmas, aviones, subterráneo: el ruido es un gran problema para Nueva York y no habíamos cambiado el código desde hace más de 30 años", explicó a la AFP Ailen Bronzaft, que ayudó a actualizarlo.

Bronzaft estudió como psicóloga los efectos del ruido sobre el ser humano y aconsejó a cuatro alcaldes -demócratas y republicanos, aclara-, incluyendo al actual, Michael Bloomberg, que impulsó el nuevo código.

Advierte que el ruido puede ser causa de problemas de salud, que van desde problemas de audición hasta trastornos psicológicos o de comportamiento.

"El nuevo código ayudará a volver la Ciudad que nunca duerme un poco más confortable para aquellos que ocasionalmente sí lo hacen", ironiza el DEP.

La reglamentación anterior data de 1972, año en que fue pionera en Estados Unidos. La nueva introduce patrones distintos y deja por lo general a criterio del inspector decidir si un ruido prohibido es "claramente audible".

Conforme al nuevo texto, los agentes municipales o de policía encargados de aplicarlo dispondrán en otros casos de aparatos para medir, por ejemplo, los sonidos ultragraves que marcan el ritmo en la música electrónica.

A discotecas o restaurantes se dará la oportunidad de presentar un plan para reducir el sonido, antes de aplicarles una multa de hasta 8.000 dólares.

Los automóviles con sistema de sonido a todo volumen, un clásico de los sábados a la noche cuando afluyen a Manhattan los "bridge and tunnel" -es decir los habitantes de los suburbios- quedarán en la línea de mira: entre 100 y 350 dólares si el reggaeton es audible a menos de 6 metros y medio del vehículo.

Los iPod y otros aparatos de música portátiles están contemplados y un nivel de sonido exagerado puede costar entre 50 y 175 dólares. Una alarma nocturna por más de tres minutos, la remoción del automóvil y hasta 350 dólares.

Alan Fierstein, de la empresa Acoustilog, que vende soluciones a problemas de aislamiento acústico, aseguró a la AFP que la ley "va a funcionar". "Ahora queda más a criterio del inspector y eso está escrito en la ley", dijo.

En casos específicos se reduce el número de decibeles tolerados. Por ejemplo, será violatorio un acondicionador de aire que supere los 42 decibeles, tres menos que los 45 actualmente permitidos. "Es una de las leyes de ruido más estrictas del país", opinó Feinstein.

Además de ser la más poblada, Nueva York es según el DEP la más bochinchera de Estados Unidos y todo cinéfilo reconoce por sus bocinas insistentes a la gran manzana, incluso antes de ver el primer taxi amarillo en la pantalla.

El director Henry Bean (Basic Instinct 2) rodó este año en Nueva York el film Noise (Ruido), aún no estrenado. Según el sitio IMDb, relata la historia de David Owen, un hombre que no soporta más el ruido, declara la guerra a las alarmas de automóviles y se convierte en un ser agresivo.

Aunque se considera una lacra de la sociedad moderna, el ruido perturba la la vida urbana desde siempre y Julio César había hecho prohibir la circulación de carros por la noche en zonas residenciales de Roma.

Algunos neoyorquinos permanecen escépticos sobre la capacidad de una ley para controlar su bullicio. No en vano Ciudad Gótica es la capital del comic, inagotable fuente de onomatopeyas para calificar los infinitos tipos de ruido.

Según Bronzaft, "los neoyorquinos son gente tolerante y razonable: toman el metro, viven en la calle, salen por la noche, van al estadio y a desfiles, pero cuando regresan a casa, allí es donde esperan hallar tranquilidad y silencio".



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