Cuentas Claras

Soluciones, ¿Por qué no los petrobonos?

2006-07-08

También podrían colocarse directamente en los mercados bursátiles del mundo...

CIFRAS DE ESPANTO - CAPITULO 19

 

Después del negro panorama que se exhibe sobre la Deuda Pública   no  podemos seguir igual, tenemos que hacer algo. Este problema y su solución están en manos del gobierno. Por eso debemos urgirlo a trabajar en este asunto que se ha convertido en la mayor prioridad nacional. Es la Deuda Pública el problema que más nos cuesta y más nos quita. También nos damos cuenta del valor inmenso que tiene PEMEX y su contribución y aportación en el PIB y en la captación de ingresos fiscales.

En el caso de la deuda externa, que ronda los 80,000 millones de dólares y que generó en 2004, intereses y amortizaciones por 183,600 millones de pesos, pagaderos en dólares, podemos plantear y proponer a los organismos e instituciones acreedoras, que el pago de su deuda la hagamos en una sola exhibición mediante el canje de obligaciones o bonos financieros respaldados con petróleo, de acuerdo al contenido que sea necesario para garantizar la cantidad total.

En este caso estaríamos ofreciéndoles la venta de nuestro petróleo en entregas a futuro, como se estila mediante los "contratos a futuro" en los "Comodity Markets". Quién mejor que México para garantizar una emisión de este tipo de Bonos, como los Petrobonos que entre 1977 y 1982 emitió el gobierno de López Portillo y que ofreció a los inversionistas nacionales y extranjeros con mucho éxito, mismos que después resultaron con mejores rendimientos y excelentes ganancias de capital, mejor que cualquier otra inversión. De tal forma se hicieron famosos y por eso los recordamos. Son un instrumento ideal que no necesitamos inventar; que ya fue usado, probado y dio buenos resultados. En aquel entonces sirvieron para contener las devaluaciones y detener a los especuladores de la demanda masiva de dólares. Si no que lo digan Jesús Silva Herzog, Miguel Mancera Aguayo o Jorge Díaz Serrano, ex secretario de Hacienda, ex gobernador del Banco de México y ex director de PEMEX en esa época.

Concretamente, para el caso de la deuda externa, se podría plantear el canje de los 80,000 millones de dólares en Petrobonos de distintas denominaciones, plazos y monedas. En este caso estamos hablando de títulos financieros y bursátiles que en su conjunto tendrían como respaldo 2,300 millones de barriles de petróleo, que equivalen a la producción de menos de 2 años. Así se podrían ofrecer a plazos de 3 o 5 años, tiempo suficiente para cubrir la emisión con el producto de los ingresos de las exportaciones petroleras en este periodo, ya que tampoco se trata de manejar físicamente los barriles de petróleo.

Estas emisiones estarían ofreciendo su amortización conforme a la cotización del tipo de cambio de las monedas establecidas en el valor de las emisiones y al precio futuro en que se cotizará el barril de petróleo.

Poniendo un ejemplo sencillo tenemos que un Petrobono de $ 1,000 dólares ($ 11,000 pesos) tendría un contenido equivalente a 20 barriles de petróleo, tomando en cuenta los 50.00 dólares el bdp de la mezcla mexicana. Su precio futuro de amortización dependería de la cotización en que se ubique el precio del petróleo en la fecha de amortización. Si su pago fuera en pesos éste se calcularía conforme a la cotización que tenga el peso con el dólar en ese momento y la cotización del barril de petróleo, recordando que cada emisión de $1,000 dólares contiene 20 barriles de petróleo, haciendo el cálculo sobre las cotizaciones actuales.

Así podríamos suponer que un Petrobono de $ 1,000 dólares podría llegar a valer $ 2,000 dls. muy pronto, si el precio del bdp se elevara a 100 dls. O valdría $ 40,000 pesos si la cotización frente al dólar se elevara a 20 pesos y fuera el caso de un inversionista nacional. En el peor de los casos seguramente su valor sería superior al que se puede esperar en inversiones de renta fija según el mínimo al que se están ubicando actualmente las tasas de interés nacionales e internacionales. Además tendría la ventaja de la liquidez bursátil al poder cotizar, adquirir o vender de acuerdo a las cotizaciones internacionales que rigen al peso frente al dólar (o cualquier otra moneda) y al barril de petróleo en los mercados mundiales.

Si lográramos que nos aceptaran este pago de la deuda externa con el canje de una emisión de Petrobonos como la propuesta, por 80 millones de títulos de $ 1,000 dólares cada uno, nos estaríamos ahorrando de inmediato 183,675 millones de pesos, cerca de 17,000 millones de dólares cada año, de por vida; la tercera parte del costo total de la Deuda Pública; sólo por no tener la deuda externa. Estaríamos borrando de la Deuda Pública 80 mil millones de dólares, casi la tercera parte del total y de su costo.

También estaríamos generando estos recursos para capitalizar a PEMEX y que produjera más eficientemente y evitando la intervención e intromisión de capitales privados y transnacionales en la explotación, producción y comercialización de nuestros recursos energéticos, ni habría necesidad de los Contratos de Servicios Múltiples (CSM) como medios de inversión y simulación para beneficio exclusivo de los inversionistas extranjeros que a través de ellos se han infiltrado en la industria petrolera nacional.

Nadie puede objetarnos ni rechazarnos esta propuesta financiera que es la única viable para componer nuestras finanzas nacionales. Nadie puede negar que México es un importante productor de petróleo y que cuenta con una producción diaria de más de 3 millones y medio de barriles, más de 1,000 millones anualmente. Nadie puede objetar que la facturación petrolera se destine al pago y amortización de cualquiera de estas emisiones tipo Petrobonos que se proponen. Las organizaciones, gobiernos, instituciones y entidades acreedoras no podrían rechazar esta propuesta por insuficiente o insolvente; tampoco negarse a colocarlas
dentro de los límites de su jerarquía e influencia en los mercados y centros financieros internacionales que liderean el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o gobiernos como el de los Estados Unidos; todo ello con tal de aliviar nuestra economía y finanzas seriamente astringidas. Más aún, no podrían negar el beneficio de estas emisiones de cuya colocación y captación se les terminaría pagando hasta el último centavo que se les debe.

Esta propuesta resultaría más ventajosa y preferible para los organismos acreedores que pedir la condonación de los intereses o cancelación de la deuda, como ocurrió recientemente con el caso de Nicaragua al que le perdonaron el 80 por ciento del total.

Y no solo eso, podríamos negociar directamente este mecanismo financiero con cualquier país consumidor de petróleo y de esta manera asegurarían el precio y las cantidades por el importe de su inversión bajo este esquema. China consume diariamente 10 millones de barriles y podría ser una opción en el intercambio comercial que buscamos recíprocamente. Lo mismo con Japón. No existe en el mundo ningún instrumento financiero o valores gubernamentales que garanticen genuinamente el respaldo y la solvencia de los emisores, con una garantía intrínseca real sobre su valor. Ni siquiera las monedas, solamente las joyas. Y estos Petrobonos mexicanos podrían resultar una joya de valores bursátiles.

Y todavía más, podrían colocarse directamente en los mercados bursátiles del mundo como si fueran acciones y basados en las cotizaciones de las distintas monedas y las fluctuaciones del precio del petróleo se harían emisiones en todas las monedas de los países más importantes y representativos de la economía mundial.

La seguridad de estos valores estaría constituida en un fideicomiso financiero y bursátil internacional en donde se respalden las garantías de producción y entregas de petróleo en las fechas de vencimiento de las emisiones. La facturación petrolera de los clientes potenciales serviría como prenda y respaldo colateral para garantizar su cumplimiento.

Los inversionistas extranjeros que adquirieran estos valores petroleros estarían haciendo ahora una operación de compra de petróleo fincando sus expectativas en un aumento en el futuro del precio del barril de petróleo, y las cotizaciones se verían diariamente de acuerdo a las fluctuaciones. Tal vez se podría pensar en un plus adicional de interés fijo para reforzar las bondades y la aceptación de estos Petrobonos, o bien hacer varias emisiones para colocarlas en la Unión Europea en Euros o en sus monedas locales y que se coticen indistintamente. En el caso de los inversionistas nacionales no solo saldrían ganando por el aumento del precio del petróleo sino también por la fluctuación del peso frente al dólar o cualquier otra moneda según la denominación especifica de cada Petrobono.

El Gobierno dejaría de percibir esos ingresos de la venta de petróleo por tres años, pero habría salvado al país de la deuda externa, y PEMEX se beneficiaria con ello de las partidas presupuestales correspondientes que dejarían de erogarse; y de esta manera independiente podría aumentar su producción petrolera y generar otra facturación adicional. En estos tres años también nos ahorraríamos más de 500,000 millones de pesos de intereses de la deuda externa, más el valor de la misma que ahora es de 854,600 mdp (80,000 mmd). En total el país terminaría ahorrando 1.4 billones de pesos en el transcurso de los siguientes tres años y se habría librado de la deuda externa para siempre.

No voy a abundar más sobre los aspectos técnicos y legales de estos Petrobonos que planteo, ni tampoco en las estrategias o mecanismos de colocación. Para eso están los especialistas en cada materia. Ésta sería la tarea del gobierno y es parte de su trabajo. Lo único que recomiendo es no perder el tiempo y considerar estas posibilidades. Solamente quiero recordarle al gobierno que hay un foco rojo que está prendido. El que nos dice que cada día el costo y amortizaciones de la Deuda Pública son de 1,508 millones de pesos, mensualmente de 46,000 millones; y anualmente de 550,000 millones.

No hay mayor reto para el gobierno ni meta tan elevada que el que se ponga a trabajar en este asunto de la Deuda Pública y comenzar a restar los grandes derroches de dinero que esto significa teniendo necesidades apremiantes y la urgencia de atender a 50 millones de mexicanos que demandan urgentemente, entre tantas cosas, un trabajo, atención médica, hospitales y medicinas, alimentación, guarderías y centros de atención para la infancia, escuelas y mejores niveles de educación. Que tarea más noble que evitar que salgan del gobierno y de México estas multimillonarias sumas por el pago de intereses y amortizaciones de una deuda cancerosa y parasitaria; en lugar de perder el tiempo en propuestas y campañas de reformas inviables y propuestas absurdas que el pueblo va a rechazar siempre: aumento de impuestos, gravámenes nuevos, venta de paraestatales, etc.

¿Cuántos compatriotas quisieran quedarse aquí y no emigrar si encontraran un buen trabajo? ¿Por qué nuestro país no les brinda esta oportunidad a aquellos que quieren irse... en lugar de suplicar mejores tratos con acuerdos ridículos de migración?



HTM

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