Policrato Philodemos
Geometría política, Partidos y Democracia
Las frases hechas se desgastan con el uso y los adjetivos pierden significado con el abuso.
Actualmente estamos viviendo una etapa de cambios acelerados en todos los órdenes, especialmente en el correspondiente al ámbito de la tecnología que al invadir todas las esferas de la actividad humana, ha motivado una transformación radical en las formas habituales de comportamiento y de las rutinas que habíamos aprendido como rituales de vida, lo que aunado al sincretismo cultural de la globalización con los demás pueblos y a la interdependencia con los países del planeta, ha dado lugar a cierto tipo de reacciones entre los distintos grupos de nuestra sociedad, mismas que van desde el desconcierto hasta el absoluto rechazo, pasando por el aislamiento egoísta de mucha gente en edad madura, y la pérdida de identidad de algunos jóvenes.
Aunque los cambios tecnológicos también han alcanzado a la clase política en su vida familiar, en las facilidades para el trabajo, y en las comodidades que hoy existen para vivir más holgadamente, parece que no han logrado modificar sus añejas costumbres y fijaciones hacia la trampa y el "cochupo", ya que siguen aferrados a sus tradiciones sempiternas, tal y como lo han venido demostrando actualmente al querer encasillar a sus adversarios en un rincón de la geometría política (como si tal cosa existiera en México sobreviviendo a la globalización e interdependencia), para así poderlos descalificar imputándoles una forma lineal de razonamiento y de conducta; aunque analizando más a fondo las capacidades y limitaciones de quienes califican, también puede ser el producto de la indigencia cerebral de nuestra clase política, quienes se aferran al pasado como los talibanes a sus dogmas, ya que deben sentirse desamparados sin ellos al no ser capaces de interpretar los cambios en el mundo, aterrorizándoles aquello que no alcanzan a comprender, razón por la que se convierten inicialmente en conservadores por miedo, para después pasar a la categoría de retrógrados por imbecilidad y por conveniencia.
Así podemos observar el abusivo y grotesco espectáculo que ofrecen a la ciudadanía, los dirigentes de uno de los grandes partidos políticos que se dice representante de la izquierda (a la manera radical ultramontana, por cierto), cuando pretenden la desaparición de los partidos políticos que representan a las minorías de la sociedad mexicana, aduciendo que por decreto solipsista de su corta visión político-ideológica, solo deben existir tres partidos políticos en la geografía electoral de México, como si la diversidad ideológica y cultural de los mexicanos pudiera ser encerrada en tres compartimentos estancos etiquetados como "izquierda", "centro", y "derecha" según la miopía política de quienes son incapaces de diferenciar colores y matices ideológicos, pero que sí ven su conveniencia político-electorera, para convertirse en grupo hegemónico-ortodoxo y erigirse como representantes únicos de una supuesta ideología de izquierda, aunque solamente en el discurso, ya que en sus actos como gobierno se comportan pragmáticamente y con la corrupción inherente de todo sátrapa sibarita, o peor aún, como resentidos sociales que buscan compensar, en exceso, las carencias sufridas en su historia personal.
Sería interesante para la ciudadanía conocer las respuestas que estos políticos, ahora como neopolitólogos improvisados, pudieran dar cuando se les pidiera definir cada uno de los sitios (locus, diría un euclidiano), de la geometría política que proponen, ya que actualmente en una democracia, como los es el sistema político del estado mexicano, todos los partidos políticos tienen como fundamento básico doctrinario la búsqueda del bien común, que no es otra cosa que la equidad social en todos los órdenes y oportunidades, lo que significa la ausencia de fueros especiales y privilegios para algún grupo o estrato socio-económico, premisa y meta social que originalmente dio sentido a los esfuerzos de los grupos políticos bautizados como de "izquierda" en los Siglos XVIII, XIX, y XX, mismas que fueron recogidas por el constituyente de Querétaro y que sirvieron de norma para el articulado de nuestra carta magna.
En general podemos decir que todos los políticos que buscan el poder a través del voto ciudadano para gobernar, sin importar el lugar de la geometría en que los encasillen sus adversarios, declaran tener como programa de gobierno, la búsqueda del bienestar general a través de la distribución de la riqueza, de la correcta impartición de justicia, de la equidad social, de la educación a cargo del estado, de la seguridad ciudadana y el respeto a los derechos humanos, de la creación de fuentes de trabajo digno y bien remunerado, de la búsqueda de un desarrollo sustentable, de la preservación del medio, y de cubrir todas aquellas necesidades y caprichos de la sociedad a la que pretenden gobernar, pues serían muy imbéciles si dijeran lo contrario ya que nadie votaría por ellos, por lo que la diferencia entre los distintos partidos políticos que buscan el poder solo descansa en las prioridades que establecen para alcanzar las metas anteriormente citadas, así como en el grado de populismo, de demagogia, y de la dimensión que le dan a lo prometido, ya que al llegar al gobierno todos ellos verán limitados sus actos por los recursos de que dispongan, descartando aquí la corrupción y la rapacidad de quienes logren llegar al poder.
De todo lo anterior podemos intuir que la supuesta geometría política que dicen percibir quienes se han autonombrado dueños de la franquicia de la "izquierda", no son más que maniobras para eliminar a los pequeños partidos políticos que también han izado la misma bandera, para entonces quedar solos y hacerse dueños de un monopolio político, y de los votos potenciales de la ciudadanía a la que puedan engañar con sus falsos reclamos, haciéndose pasar como los verdaderos y únicos mesías que los podrán llevar, milagrosamente y sin esfuerzo alguno, al paraíso de la redención social y auge económico.
EEM
