Policrato Philodemos

Capitalismo salvaje

2008-10-08

Una de las principales lecciones que podemos aprovechar de la crisis financiera norteamericana, que...

Su fracaso y enseñanzas

La avaricia cava su propia tumba
al confundir finanzas con agio y
al egoísmo como negocio

Ante las noticias de una inminente recesión económico-financiera en los Estados Unidos de Norteamérica (U.S.A. por sus siglas en inglés), país al que México ha empatado equivocada y dependientemente su principal quehacer económico, cabe hacer algunas reflexiones sobre la naturaleza y debilidades del sistema capitalista que siguen en dicho país, para sacar enseñanzas que nos alejen de sus errores, así como de la dependencia perversa en que hemos dejado a nuestra economía ante los altibajos que sufre la de ellos.

La mayoría de los analistas sobre el fenómeno económico califican al sistema norteamericano como "Capitalismo salvaje", en donde existen unas supuestas "fuerzas sutiles del mercado" que deben gobernar el proceso económico sin intervención de las autoridades, lo que significa que éstas deben permanecer como espectadoras y al margen de dicho proceso, aún y cuando éste lesione la estabilidad económica y el bolsillo de su pueblo y contribuyentes, ya que estas autoridades, radicalmente fieles a la teoría neoliberal, prefieren sacrificar a las mayorías de la sociedad que gobiernan, y renunciar a la función primaria que legitima la existencia misma y supervivencia de cualquier gobierno, (la búsqueda y mantenimiento del bienestar general de las mayorías), antes que "traicionar" sus convicciones ideológicas neoliberales dogmáticamente radicalizadas, aún al precio de deformar grotescamente el objetivo y fin de toda verdadera democracia, y crear por omisión una plutocracia que solo se beneficia a sí misma y a las minorías más poderosas y rapaces, creando un "Darwinismo" social en donde el hombre deja de ser el objetivo y fin de todo el proceso económico, para convertirse en un consumible más al servicio del mercado financiero, carente de todo sentido humanitario y de lealtad patriótica.

A lo anterior se suma la visión "keynesiana" y monetarista de la economía que ha tenido su mayor expresión en los Estados Unidos de Norteamérica, visión que en su forma más radical confunde economía con finanzas, llegándose  al extremo de que sus apóstoles y exégetas toman como cierto y como paradigma de la teoría financiera, el mito de que si se juntan dos bolsas de dinero, el resultado de tal operación redituará virtualmente de más dinero que la suma de las cantidades que éstas bolsas contienen, apreciación absurda que está en oposición con la lógica racionalista y con los principios de la ciencia económica, además de que facilita el surgimiento de una clase parásita de agiotistas y de vendedores de ilusiones, quienes alimentan entre el pueblo las esperanzas de  un enriquecimiento inmediato sin el esfuerzo de un trabajo productivo, mito mercadotécnico que utilizan como base para una propaganda  comercial engañosa.

Dentro de este panorama de la crisis norteamericana, consecuencia de la anterior visión y práctica del quehacer económico, estamos observando la repetición agigantada del no muy lejano FOBAPROA mexicano, de mediados del los años noventa del siglo pasado, en el que se privatizaron las ganancias de un proceso financiero deformado y usurero, mientras que se socializaron las pérdidas provocadas por su propia rapacidad y por el desequilibrio económico que provocaron los financieros agiotistas.

Esta crisis ha echado por tierra el mito creado por Fukuyama, antiguo empleado del departamento de estado norteamericano, quien ante el derrumbe del mal llamado comunismo del estado soviético en 1989, pronosticó el triunfo absoluto del neoliberalismo, como única opción viable de un sistema económico estable para el mundo, parteaguas que él suponía como el inicio de una muy larga etapa para las finanzas modernas, a la que bautizó como "El fin de la historia".

Una de las principales lecciones que podemos aprovechar de la crisis financiera norteamericana, que nos está arrastrando en su caída, es la de atender a la imperiosa necesidad de darle una mayor independencia a nuestra economía, principalmente fortaleciendo nuestro mercado interno para darle mayor solidez e independencia, y así evitar que las oscilaciones y crisis internacionales la arrastren como está sucediendo actualmente, además de diversificar nuestras exportaciones para que no dependan casi exclusivamente de un solo mercado, ya que hoy se encuentran orientadas hacia los Estados Unidos en más de un 80%, por lo que en esa misma medida nos está llevando en su caída económica-financiera, circunstancia que se suma al grave hecho de haber aceptado al dólar norteamericano como única divisa internacional, y como patrón monetario para fincar nuestras reservas financieras, dejando en el olvido las opciones que hubiesen podido dar otras divisas extranjeras fuertes y los metales preciosos, como fundamentos de la economía y la solidez del peso mexicano, dado que también podrían fungir como patrón y respaldo de nuestro sistema monetario.

De acuerdo a los especialistas en la materia que han hecho el análisis del "crack" financiero norteamericano, éste se debió principalmente a dos causas entre las que se encuentra el despilfarro por la guerra que sostienen en Irak, en donde creyeron que se apoderarían fácilmente de sus reservas petroleras, sin darse cuenta de que le estaban daban de palos a un avispero, ya que aún destruyendo el panal dejaban libres a las avispas, mismas que no iban a poder controlar en un largo tiempo y a un altísimo costo económico, debido a su tamaño y ferocidad, como está sucediendo desde hace varios años.

La segunda causa (no menos importante ni pequeña), fue la muy infantil y "Keinessiana" suposición de que existían unas "sutiles fuerzas del mercado", capaces de controlar la codicia y su engañosa mercadotecnia, que juega a la lotería financiera en las casas de bolsa vendiendo ilusiones, como lo fue el juego hipotecario con sobreoferta inmobiliaria y de bienes raíces hacia una demanda insolvente, situación que con el tiempo derivó en el intermediarismo y el agio de la compraventa sucesiva de papeles virtuales de deuda, que solo aumentaron el precio de algo que carecía de valor real por ser de imposible recuperación en forma de pago efectivo, lo que acabó por reventar la burbuja de saliva en la que se había convertido la economía norteamericana.

El colapso reciente de la economía norteamericana y su efecto mundial, nos obliga por razón de salud económica y sobrevivencia, a reflexionar sobre el sustento mismo de la teoría y praxis neoliberal, que hemos seguido al igual que en los Estados Unidos, de donde surgen algunas preguntas inquietantes sobre el origen y sustento lógico del neoliberalismo y de su engendro, el capitalismo salvaje, lo que de seguro nos llevará a respuestas que deberán ser consideradas, al hacer una revisión a fondo de las teorías económicas que estamos siguiendo, las que de seguro serán derribadas como mitos o dogmas cuasi-religiosos, ante las evidencias de la catástrofe financiera mundial, siendo éstas preguntas las siguientes:

1.- ¿Es el dinero un valor económico en sí, o es una herramienta a la que se le ha dado un valor simbólico (virtual) para facilitar el intercambio de bienes?

En el caso del dinero, en todas sus formas y representaciones (monedas metálicas, papel moneda, tarjetas, bonos, letras, etc.), tal parece que a través del tiempo y de su uso cotidiano, éste se ha ido aceptando como si tuviera un valor intrínseco y ajeno a la filosofía de su creación, cuando los antiguos fenicios lo inventaron para sustituir el trueque de productos y facilitar el intercambio de los mismos.

  Esta aceptación de un valor virtual del dinero como valor en sí y no como herramienta de cambio, provocó que se le fuera asignando una categoría  de valor real, lo que fue derivando y transformándose hasta evolucionar en lo que actualmente llamamos finanzas, esto es, el intercambio del dinero como mercancía que adquiere un valor agregado, lo que dio como consecuencia el que se creyera que el dinero producía más dinero, aún sin la intervención del esfuerzo humano, provocando a su vez que se inventara una rama monetarista de la economía a la que se le llamó finanzas, con todas sus derivaciones y cuyo abuso de las mismas se le conoce desde hace siglos como agio, lo que se ha constituido como la actividad y razón de ser de los sistemas bancarios existentes en la actualidad, sobre todo en los países en donde no existen controles para ello, y que han dejado que esas "fuerzas sutiles del mercado" supuestamente los regulen.

2.- ¿Puede el dinero (o el capital), reproducirse a si mismo sin la intervención del hombre?

La respuesta lógica, aún en contra de la creencia monetarista que manejan los financieros, es no, ya que de ser aceptada acabaríamos aceptando también que el dinero atesorado durante cierto tiempo, debería aumentar sin la intervención humana.

Lo anterior no significa la exclusión del capital financiero aplicado a la adquisición y manejo de la producción, ya sea de bienes y/o de servicios, en donde éste sirve de soporte para la generación de insumos útiles para el hombre y la sociedad en un proceso creativo, fruto del trabajo humano que si le añade un valor agregado al capital invertido.

3.- ¿Puede un símbolo representativo de un valor virtual, como lo es el dinero, sustituir en la realidad o en la práctica al valor concreto que está representando?
No, en la misma medida de que el plano de una construcción, sus escrituras notariadas, o el dinero que se pagó por ella nunca podrá sustituir a la construcción misma, ya que esta última es un bien real y tangible, producto de la industria y trabajo del hombre.

4.- ¿Existen realmente las fuerzas sutiles del mercado como lo afirma el neoliberalismo?

Dado que en la práctica financiera las fuerzas que rigen el mercado parecen ser la necesidad y la avaricia, como afán del mayor lucro posible, éstas con su crudeza y nombre sin maquillaje, deberían ser las fuerzas gobernantes y no dicha entelequia, razón de más para que se deban crear leyes y normas que protejan a la sociedad e individuos, para que no sean víctimas del pillaje innato que conlleva la práctica neoliberal del capitalismo salvaje.

5.- ¿Puede servir como base de una economía nacional y/o mundial (entendida como la riqueza determinada por el conjunto de bienes, de recursos naturales, de servicios, y/o de capacidad productiva industrial e intelectual), el valor virtual que se le ha otorgado al dinero y la manipulación abusiva del mismo, que hemos dado en llamar finanzas?

No, porque entonces se dejaría a la sociedad y al individuo en la total indefensión sobre la propiedad de sus bienes, de su seguridad económica, y del derecho a la libertad de poder elegir un trabajo o profesión, lícitas y socialmente aceptables, al quedar a merced de las actividades del agio depredador.

6.- ¿Debe un gobierno dejar que unas supuestas fuerzas del mercado gobiernen la economía, o debe establecer las reglas que limiten el intercambio de bienes y servicios, para evitar la usura, las trampas financieras y los monopolios, vigilando además que estas reglas se cumplan?

Sí, porque cualquier gobierno democrático preocupado por el bienestar general de su pueblo, y por el progreso de sus gobernados debe establecer  y hacer que se cumplan leyes que regulen la actividad financiera, y no convertirse en espectador de su quehacer, supuestamente regulado por las sutiles "fuerzas del mercado", que siempre son ajenas a el bien común y están ansiosas por el mayor lucro posible, de modo que las leyes impidan la excesiva opulencia de unos pocos y la miseria degradante de las mayorías, ya que al carecer de freno alguno se dejaría en plena libertad la ambición de una plutocracia, que con el tiempo se convertiría en un poder fáctico superior que dominaría las decisiones del gobierno, en demérito del bien común y de la equidad social.



JMRS

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