Policrato Philodemos

El hombre cambiante

2006-08-26

Quien carece de un rostro verdadero nunca busca la amistad o la colaboración, sino la...

 

Naturaleza verdadera y conducta social

Quien carece de un rostro verdadero nunca busca la amistad o la colaboración, sino la complicidad de sus iguales.

En las pláticas y comentarios que escuchamos cotidianamente es muy común oír "como ha cambiado fulano desde que ocupa tal puesto o desde que llego a ser rico", como si la gente cambiara en su naturaleza de acuerdo a la actividad o posición que vaya teniendo.

En lo particular no estoy de acuerdo con esta idea, pues creo que el hombre difícilmente cambia su naturaleza intrínseca, o dicho de otra forma, su manera de ser.

Pienso que el hombre.- refiriéndome al individuo adulto.- tiene un carácter que es producto de la herencia genética que le toca desde su concepción, sumado a la educación y formación que  recibe durante las primeras etapas de la vida, carácter que va a conformar su conducta, aunque esta conducta natural que corresponde a su verdadera personalidad puede ocultarse y mimetizarse de acuerdo al ambiente y a las condiciones en la que se desenvuelve el individuo.

El hombre no cambia su naturaleza, a menos que sufra una catástrofe existencial que sacuda su vida y los valores que fundamentan su manera de ser, tal y como un rió no cambia su curso a menos que un cataclismo modifique los niveles y orografía del terreno por donde corre, así el hombre solo cambia su naturaleza cuando pasa por el trauma de una crisis verdadera, lo que puede ocurrirle cuando se encuentra al borde de la muerte, ante la soledad o marginación absoluta, cuando sufre un daño fisiológico irreversible que lo convierte en minusválido o bien cuando recibe la iluminación mística que lo lleva a la religiosidad.

Cuando dicen que alguien cambio, lo que generalmente  sucede  es que esa persona empieza a mostrar su verdadera naturaleza que había llevado oculta y es que casi todos llevan escondido un enanito perverso que mantienen oculto por temor a la represión mientras carecen del poder, pero una vez que lo alcanzan se rompe el dique de contención a su conducta reprimida, constituido por el miedo  al castigo y dejan libre al enanito escondido que llevaban, manifestándose tal y como son en realidad, la sabiduría popular tiene un refrán que pinta perfectamente la naturaleza del hombre cuando dice " si quieres conocer a un hombre, dale poder ", lo que encierra una gran verdad.

En la vida cotidiana se llama hipocresía a la personalidad simulada que aparentan algunas personas y en el ámbito de las relaciones internacionales le llaman diplomacia, quizá ambas sean mecanismos de sobre vivencia y herramienta necesaria para la convivencia, no nos referimos a ellas en estas reflexiones, sino a las conductas que adquieren un tinte de perversidad, infamia o desahogos patológicos  de individuos socio patas reprimidos, quienes enseñan su verdadera naturaleza cuando adquieren la impunidad que otorga el poder, sea este de naturaleza económica, sicológica, política, religiosa o de fuerza física.

El hombre no cambia, simplemente ajusta su conducta a las circunstancias del medio en que se desarrolla.

Quien mantiene inalterable su actuación ante los demás sin importar las circunstancias que lo rodean, es el hombre verdadero, aquel que marcha por la vida sin necesidad de mascara, mostrando su verdadera naturaleza por estar seguro de la limpieza de su conducta y pensamientos.

Este tipo de hombre no se encuentra fácilmente, en  general es quien tiene limpia la conciencia, respeta la dignidad de los demás y defiende la suya a cualquier precio.

El hombre que muestra siempre su rostro verdadero es aquel que dice lo que piensa y hace lo que dice, por estar convencido de sus principios, que vive de acuerdo con ellos y que le da mas valor a su palabra empeñada que a cualquier papel firmado en un convenio....es el hombre de honor en que todos debiéramos convertirnos.



AAG
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