Policrato Philodemos
Más allá del espejo
Nadie puede ser amo de si mismo mientras no se conozca... porque el fuego del conocimiento separa la escoria que estorba al juicio.
La mayor parte de las personas viven conforme a estereotipos que les han sido impuestos por su cultura, o que son el resultado de conocimientos que tienen, o de las modas existentes y por lo mismo varían con ellas.
Son muy pocos quienes se plantean a si mismos los motivos de su conducta y actitudes, menos aun son quienes enjuician estos motivos, pues es mas fácil seguir la corriente general y sumarse a los demás que buscar las razones para hacerlo, ya que se corre el riesgo de ser objeto de criticas o de rechazos, por diferir del común de la gente.
Sin embargo nadie puede ser libre.- en el amplio significado de este termino.- si se suma a la conducta general de la sociedad porque entonces pierde albedrío cuando sigue las pautas de manipulaciones interesadas, sean estas políticas, comerciales, religiosas o simplemente frivolidades de moda.
La reflexión anterior se refiere al aspecto externo de la conducta del hombre, sin embargo existe otro ámbito que también modela la conducta de manera determinante, que se encuentra en el interior del hombre y que se basa en el conocimiento de uno mismo.
Cuando el hombre toma conciencia de sus propias características emocionales, físicas e intelectuales puede situarse correctamente dentro de la sociedad a la que pertenece, para ser útil a los demás y a si mismo, adquiriendo de este modo una plena libertad de conciencia para gobernar sus actos y por lo mismo estos actos se vuelven responsables y sin injerencia o manipulación alguna....... Esa es la libertad que debe buscarse, por ser la verdadera y la que lleva a una independencia de criterio y de actos.
La toma de conciencia exige la reflexión, que significa flexionarse sobre si mismo para penetrar en el propio ser y de esa manera tomar conocimiento de si mismo, revisando de una manera lógica y sistemática los propios sentimientos, creencias y limitaciones intelectuales o científicas.
Solo que para flexionarse sobre si mismo y entrara a la casa del propio ser hay que despojarse de todo lo que tiene uno de carga, como son los prejuicios, narcisismos y pretensiones, de la misma manera como lo hacen los musulmanes cuando se quitan los zapatos para entrar a la mezquita y acercarse al dios que veneran, los japoneses siguen una conducta similar cuando entran a sus casas.
No se puede observar ni conocer el propio cuerpo sin despojarse de las vestiduras que lo cubren....... De la misma manera, no es posible conocerse a si mismo sin despojarse de todo aquello que no es esencial al ser.
Para conocerse a si mismo debe uno renunciar a todo aquello que no es esencial para la vida, de la misma manera que no es posible experimentar el dolor cuando se esta bajo el influjo de una droga estupefaciente, ni conocer la ansiedad del hambriento cuando se tiene el estomago lleno, o alcanzar una conciencia solidaria con los necesitados que sufren carencias de todo genero cuando se vive entre lujos y frivolidades.
Aquel que puede renunciar a todo lo superfluo.- aunque en un momento dado pueda poseerlo.- y sea ajeno a sentimentalismos manipuladores es invencible, porque se convierte en dueño de si mismo...... Es su propio amo y deja de temer porque el miedo, el dolor y la angustia han sido desechados de su alma y ya no pueden herirlo o alcanzarlo para gobernar sus actos.
La vieja sabiduría de nuestros padres culturales hizo que a la entrada de la academia, en la Grecia clásica, se inscribieran las palabras...... ¡ conócete a ti mismo !....... Y que en el libro de los libros, en los escritos correspondientes al Eclesiastés se diga..........¡ la verdad os hará libres !
Quien alcanza el conocimiento del ser propio puede mirarse en el espejo cotidiano de sus actos, sin tener que preguntarse angustiado........ ¿ soy realmente ese que soy ?........ Porque alcanzo a ser verdadero y ya no necesita la mascara de simulación que llevan la mayoría de las personas........ Y que algunos confunden con diplomacia o con cortesía.
AAG
