Consultorio Médico

Males olvidados, siguen atacando a los marginados

2009-10-12

A un siglo del hallazgo, este mal endémico de América Latina infecta cada año,...

Azucena Romero

Hace 100 años, el médico brasileño Carlos Chagas descubrió en el estado de Minas Gerais una enfermedad infecciosa transmitida por un parásito que chupa la sangre de las personas, un mal que provoca fiebre y daños al corazón, al sistema nervioso central y al aparato digestivo. La bautizó tripanosomiasis americana, porque el agente infeccioso se llama Trypanosoma cruzi, pero es conocido como enfermedad de Chagas, en honor a su descubridor.
 
A un siglo del hallazgo, este mal endémico de América Latina infecta cada año, a entre  15 y 17 millones de personas, de las cuales mueren 500 mil y el resto vive con la infección, muchas veces sin presentar síntomas. La ola maligna va México hasta Argentina, e inclusive tiene ya una incipiente presencia en el sur de Estados Unidos y casos aislados en Canadá. Su mayor concentración ocurre en zonas rurales tropicales, donde existe mucho calor e insalubridad.
 
El Congreso Centenario del Descubrimiento de la Enfermedad de Chagas, realziado en la UNAM, dejó ver que hay avances en la lucha, pero todavía queda mucho por hacer. "Para erradicar la infección enfrentamos varios retos, como reducir la transmisión del parásito y lograr el tamizaje universal en los bancos de sangre de toda Latinoamérica", afirmó Roberto Salvatella, asesor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
 
Este médico uruguayo afirma que es urgente fortalecer el diagnóstico y tratamiento oportuno, adecuado y accesible, para lograr que la enfermedad de Chagas deje de ser endémica. En muchos países se ha detenido la transmisión vectorial vía el parásito y se ha trabajado mucho en los bancos de sangre, logrando que 18 de los 21 países tengan control de tamizaje para detectar sangre contaminada. Pero necesitamos llegar a la cobertura universal.
 
Para infectar al ser humano u otros mamíferos -perros, gatos y ratas- el Trypanosoma cruzi utiliza como vehículo de transmisión (o vector) a insectos de la familia Triatimonae, entre ellos, la llamada "chinche hocicona" (Triatoma phillosoma). El insecto pica para alimentarse de su sangre. Al hacerlo, deja heces fecales con el parásito que se filtra al torrente sanguíneo por el minúsculo orificio de la mordedura.
 
Ya en el cuerpo, el microorganismo puede infectar casi cualquier célula, aunque prefiere las fibras cardiacas. Por ello, se dirige al corazón, para después provocar el crecimiento de ese órgano e infartos. También se aloja en el tubo digestivo, donde afecta al esófago y altera el tamaño del colon. Es importante tener un diagnóstico temprano de la infección por T. cruzi, antes de que se desarrolle.
 
Para reconocer los síntomas tempranos, hay que estar atentos a una aparente gripe con pocos días de fiebre, y realizarse exámenes para detectarla a tiempo.
 
Al inicio, los síntomas son breves y el parásito se queda en el organismo entre 10 y 25 años antes de que el mal se desarrolle, así que sin un diagnóstico temprano, muchas personas pueden vivir con la infección sin saberlo.
 
La enfermedad de Chagas se expresa con arritmias cardiacas, fatiga, crecimiento y/o inflamación del corazón, apnea de sueño y problemas respiratorios.
 
La organización no gubernamental Médicos sin Fronteras (MSF) informó que iniciará una investigación de campo para valorar la gravedad de la enfermedad en México y, según los resultados, se apoyaría una campaña especialmente en zonas marginadas del país, comentó Alain Rias, representante de MSF.
 
Rias comentó que millones de personas tienen Chagas. "Pueden morir muchos años después por problemas cardiacos, en silencio y sin saberlo, sin ayuda. Por eso, en Médicos sin Fronteras, apoyamos la campaña ‘Chagas, rompe el silencio', que nos llevará a conocer de forma más precisa el alcance de esta infección que afecta a las poblaciones más pobres de América Latina", señaló.
 
Según datos de MSF, el 25 por ciento de la población latinoamericana, equivalente a 100 millones de personas, afrontan el riesgo de contraer esta enfermedad, pues conviven con insectos de la especie Triatominae, conocidas como chinches o vichucas, según la región geográfica, que transmiten el parásito Tripanosoma cruzi que penetra al torrente sanguíneo humano cuando el insecto pica a las personas.



EEM

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