Nacional - Seguridad y Justicia

México asume el desafío de formar una fuerza policial preparada e incorruptible

2009-10-26

Ahora, su trabajo consiste en cambiar todo eso. El presidente de México, Felipe...

Por John Lyons, Dow Jones Newswires

Ante la pregunta de por qué a México le está costando tanto ganar la lucha contra el narcotráfico, Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública, responde a sus inquisidores con otra pregunta: "¿Animaría a su hijo a que se convirtiera en un policía mexicano? La respuesta, a menudo, es "no", dice.

La reputación de la fuerza policial de México es tan mala que incluso García Luna, un hombre fornido y frenético, habría respondido de la misma forma hasta no hace mucho. Dijo que en sus días como agente de la inteligencia en México, en los años 90, se hubiera sido ofendido si alguien se refería a él como un policía.

Ahora, su trabajo consiste en cambiar todo eso. El presidente de México, Felipe Calderón, contrató a este hombre de 41 años para que reformara completamente el cuerpo de policía del país en medio de una guerra contra el narcotráfico que ya se ha cobrado 13,000 vidas desde que Calderón asumió el poder en diciembre de 2006. La pieza clave del plan de García Luna consiste en persuadir a los graduados universitarios de clase media para que se unan a una nueva fuerza policial más profesional.

"Teníamos una fuerza corrupta e inculta, sin presupuesto, que manejaba carros robados y que llevaba prácticamente 40 años en descomposición", señala García Luna, licenciado en ingeniería y conocido en su juventud por perseguir a los sospechosos en su motocicleta y dirigir personalmente las redadas contra las bandas de secuestro. "Quiero romper con las inercias históricas".

El futuro de México podría depender de ello. Al no poder contar con la policía, Calderón desplegó a 45,000 soldados para hacer frente a las bandas de narcotraficantes, dando a ciudades como Ciudad de Juárez un aire de zona en guerra. Con todo, expertos creen que estas ocupaciones militares son soluciones de corto plazo porque los traficantes se mueven rápidamente para continuar sus actividades en otro lugar. Acabar con ellos a largo plazo implica la clase de investigación detectivesca en profundidad que destapa transferencias de dinero, contrabando de droga y pagos de sobornos.

México trata de armar un equipo que sea capaz de producir la clase de operación que el último jueves anunció el secretario de Justicia de Estados Unidos, Eric Holder: 300 arrestos casi simultáneos en varias ciudades del país de miembros del cartel mexicano "La Familia", que habían contrabandeado una ola de metanfetaminas a EU a la vez que mantenían aterrorizado el estado mexicano de Michoacán.

Pese a que esta fue una operación estadounidense, La Familia también es una de las prioridades de la guerra de García Luna. Tras el arresto en julio de un capo de este cartel en Michoacán, los narcotraficantes capturaron, torturaron y mataron a 12 de los agentes federales de García Luna.

García Luna ha formado su nueva fuerza de Policía Federal siguiendo el modelo del Buró Federal de Investigación de EU (FBI) y otras agencias internacionales, con equipos modernos, tecnología e infraestructura de investigación avanzada, como sistemas para intervenir teléfonos. Su plan consiste en sustituir gradualmente al ejército al frente de la batalla contra los capos de la droga con su equipo de dos años y medio de preparación formado por 40,000 policías.

El desafío es descomunal. El policía promedio de México no acabó la secundaria. Algunos son analfabetos. El contacto con la policía de muchos mexicanos se limita al pago de un soborno de US$5 para poder salir de los atascos de tráfico. En algunas ciudades como Tijuana, más de la mitad de los policías locales recientemente no pasó pruebas de detección de mentiras, según un ex funcionario de la ciudad al tanto de los exámenes.

Los que respaldan a García Luna, incluidas altas autoridades en el gobierno de Calderón y un grupo de empresarios a los que ayudó cuando algún miembro de sus familias fue secuestrado, lo ven como el Eliot Ness mexicano, el legendario agente del Departamento del Tesoro estadounidense famoso por sus esfuerzos por hacer cumplir la Ley Seca en Chicago, en los años 30, y en quien se basó la película de Brian de Palma Los Intocables. Dicen que arriesga su vida para evitar que el México se convierta en un país controlado por el narcotráfico. Cuatro de sus colaboradores más cercanos ya han sido asesinados. Sus defensores destacan que hasta ahora ya ha incautado casi 30 toneladas de cocaína y ha arrestado a más de 300 traficantes de alto perfil.

Sus críticos, incluyendo a algunos legisladores de la oposición, lo ridiculizan como un aspirante a J. Edgar Hoover, el primer director del FBI, y aseguran que sus esfuerzos están plagados de incompetencia y deslices éticos. Al igual que Hoover, dicen, recurre a tácticas represivas contra sus críticos, falsificando cargos penales en su contra para acallarlos. En su empeño por mejorar la imagen de la Policía Federal, admitió haber orquestado un falso rescate de un secuestrado para las cámaras de televisión. Durante una estridente comparecencia de ocho horas ante el Congreso en septiembre, la oposición lo criticó duramente por haber fracasado en su meta de evitar que aumentara la tasa anual de crímenes en México. Además, una ola de escándalos entre sus allegados ha debilitado la credibilidad de García Luna. Pese a que nunca ha sido demandado ni implicado en ningún escándalo de corrupción, algunos de sus colaboradores más cercanos sí.

García insiste en que está limpio y dice que el hecho de que sus ayudantes fueran arrestados prueba que la corrupción ya no es algo que se tolere. Asegura que todos los arrestos han sido llevados a cabo con órdenes judiciales legítimas. Compara el estado de la policía mexicana con el Nueva York de los años 70 que inspiró películas como Serpico, en la que Al Pacino hace el papel del único policía íntegro en un mar de corrupción. Su voz se carga de vehemencia cuando su trayectoria es puesta en duda. "Hay un final para esta película", dice. "Lograremos cumplir; ya lo verá. Acuérdese de mí".

Por primera vez, México está armando una base de datos nacional que recoge los registros de autos, las órdenes de arresto, presidiarios y otros datos, una herramienta crucial para rastrear fugitivos.

 Por supuesto, toda la tecnología del mundo no será suficiente para vencer al narcotráfico si los propios policías siguen siendo corruptos e ineficientes. Aquí es donde entra en escena el plan de García Luna para reclutar a graduados universitarios de clase media. Gran parte de este grupo demográfico pasa apuros para encontrar un buen trabajo en medio de la crisis económica. "Cuando visité el FBI por primera vez, me di cuenta que ahí casi todos tenían una maestría. ¿Por qué no podemos nosotros hacer eso?", plantea García Luna.

Hasta hace poco, la policía solía armar sus casos sobre todo a partir de confesiones de testigos, una situación proclive a las acusaciones de coacción. Ahora, los agentes lo harán mediante la recopilación de pruebas, como por ejemplo los registros de llamadas telefónicas.

Para atraer a nuevos agentes, el sueldo base de un policía ha sido aumentado más de 30% a unos 16,000 pesos al mes (unos US$1,200), más de lo que pagan muchos trabajos administrativos. Todos los agentes contratados reciben acceso a hipotecas con condiciones ventajosas, seguro médico y un plan de jubilación.

Sin embargo, un sueldo más atractivo no es suficiente para frenar la corrupción, admite García Luna, ya que las bandas delictivas siempre ofrecen más dinero. Por eso, los recién contratados deben pasar varias pruebas que calibran su susceptibilidad a los sobornos. Además, al ofrecer una carrera profesional ascendente, los policías tienen un incentivo para seguir por el buen camino, dice el secretario de Seguridad Pública.

Más de la mitad de los instructores que preparan a esta nueva fuerza viene de EU, España, Colombia y otros países donde los agentes suelen contar con un mayor nivel de educación. La presencia de instructores extranjeros es un potente mensaje para los jóvenes mexicanos que carecen de modelos de profesionalismo en el cuerpo policial, dice el director de la Academia Superior de Seguridad Pública, Severino Cartagena.

Con todo, aunque García Luna logre demostrar que no es corrupto, su mayor obstáculo podría ser el tiempo. Los políticos mexicanos no son muy dados a la continuidad institucional, lo que quiere decir que la Policía Federal podría ser desmantelada y que García Luna podría acabar en la calle tras las elecciones de 2012.



EEM

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