Policrato Philodemos

Oaxaca secuestrada

2006-10-29

¿Acaso no se tratará de un caso de delincuencia organizada?

La fiesta de los gorrones

Los ingenuos y los tramposos acaban siendo víctimas de los oportunistas que utilizan como apoyo.

Cada vez que nos asomamos al conflicto oaxaqueño nos asalta el recuerdo de viejas experiencias, de cuando en aquellas pequeñas fiestas de barrio o de grupos familiares se colaban grupos desconocidos de gorrones jacarandosos, quienes entraban haciéndose los simpáticos y saludando a todo mundo como si se tratara de viejos conocidos, e inicialmente animaban con sus chistes, disponibilidad para bailar cualquier ritmo, y hasta haciéndose útiles para servir en lo que se fuera necesitando, solo que en el transcurso del evento estos gandallas empezaban a tomar el control de la fiesta, hasta terminar adueñándose de ella poniendo la música que más les gustaba, controlando bebidas y botanas según su capricho o conveniencia, y excluyendo a los organizadores y dueños de la casa.

Tal parece que a los maestros que componen la Sección 22 del SNTE oaxaqueño les pasó lo mismo cuando organizaron el plantón de protesta en el centro de la Ciudad de Oaxaca, para reclamar el cumplimiento a la resolución existente, de que la Secretaría de Educación Pública los rezonificara salarialmente, y ante la torpeza política de las autoridades estatales para manejar su justo reclamo, ingenuamente aceptaron la supuesta solidaridad de grupos de agitadores profesionales, quienes como especialistas en radicalizar cualquier conflicto, aprovechan este tipo de situaciones para presionar a las autoridades y conseguir algún beneficio económico o político, haciendo del chantaje una forma de vida que les ha dado muy buenos resultados en esta región de nuestro país, especialmente en el Istmo de Tehuantepec, en donde a la menor provocación o demanda ciudadana existente, acostumbran cerrar carreteras, tomar alcaldías, apalear vecinos incómodos para ellos, o bloquear comisarías policíacas municipales, según sus usos y costumbres, para después, como hampones que venden protección a sus espantados clientes, piden dinero para "alguna obra necesaria" (para su interés de grupo o conveniencia), o exigen prebendas de naturaleza política, o concesiones al margen de la ley para establecerse en algún lugar que administrarán, siempre en perjuicio del resto de la población.

Este quehacer gansteril ha sido convenientemente "tolerado" y utilizado, desde hace mucho tiempo por los caciquismos locales para asegurara el control de las poblaciones, a las que mantienen atemorizadas con estos grupos (supuestamente "radicales de izquierda"), de "porros" que se mezclan entre la sociedad civil, a los que les regalan dinero del erario y les dan impunidad para cometer algunos delitos, como es la invasión de predios y la formación de asentamientos irregulares que ellos se encargan de vender a incautos.

Así fue el caso de los grupos gansteriles que tradicionalmente recibían de los gobernadores estatales, anteriores al actual Ulises Ruiz, la cantidad de $400,000,000 (cuatrocientos millones de pesos), cada año , quienes aprovechando el caldo de cultivo para alimentar alimañas políticas, creado por la polarización ideológico-política de la pasada campaña presidencial, el carnavalito de un gobierno paralelo y radicalismo gestado por el autonombrado "presidente legítimo", y la oportunidad que les ofreció el plantón magisterial de la Sección 22 del SNTE en el zócalo de la Ciudad de Oaxaca, se organizaron bajo el pomposo nombre de "Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca" (APPO), para "apoyar" las justas demandas de los maestros, aunque adueñándose enseguida de la "fiesta", la radicalizaron añadiéndole la demanda de "renuncia del gobernador", misma que se ha convertido en exigencia imprescindible e innegociable, aún por encima de la demanda original (y justa), que pide el cumplimiento a la orden dada de rezonificación salarial para los maestros oaxaqueños.

El adueñarse del movimiento magisterial de la Sección 22 del SNTE por la APPO y su "radicalización", anulando en los hechos la demanda rezonificadora y enfrentándose inclusive a los mismos maestros,  se vuelve entendible y es explicable cuando se acompaña de la información complementaria, como lo es  el hecho de que al instalarse la gubernatura actual, a estos grupos de agitadores profesionales se les cortó el subsidio irregular de los cuatrocientos millones de pesos con los que se les compraba para que se mantuvieran tranquilos, de ahí su exigencia irreductible y no negociable de que salga el actual gobernador Ulises Ruiz, en la confianza de que (bajo la presión actual que se ha generado y el desgobierno que son capaces de provocar), sea relevado por otro gobernador a modo, para que los siga subsidiando como hampones sociales.

¿Acaso no se tratará de un caso de delincuencia organizada?

Y mientras esto sucede siguen radicalizándose y provocando a las autoridades para conseguir mártires a su causa, y acusando de represoras a todas las autoridades ante todos los medios de información, cuando suponen que éstas movilizan a las fuerzas del estado para hacer que se cumpla la ley,  buscando que esta estrategia les allegue la simpatía de la verdadera izquierda política y de la ciudadanía mal informada, que candorosamente se encuentran ignorante de las verdaderas causas que han llevado a la escalada del actual conflicto oaxaqueño, en el que las autoridades (afectadas por la secuela paranoica del 68 y para evitar ser acusados de represores posteriormente), han sido medrosas para cumplir sus obligaciones y utilizar la fuerza legítima del estado haciendo cumplir la legalidad, olvidando que su inacción deja desamparada a la sociedad oaxaqueña, a la que la APPO ha despojado de sus derechos y libertades, amén de que la inacción de las autoridades ante la comisión de delitos perfectamente tipificados en nuestras leyes, los lleva a su vez a cometer los delitos de omisión y/o de complicidad, pues el arte de gobernar es hacer cumplir la ley, así como garantizar el ejercicio de las libertades y seguridad de los ciudadanos, como garantes que deben ser de la paz social para beneficio de todos, y no otra cosa.



JMRS

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