Disparates y Desfiguros

Narcotráfico: información contradictoria

2011-04-22

La equivocada estrategia adoptada por el gobierno y su proclamación de una

Editorial de la Jornada

El secretario de Marina, Mariano Francisco Saynez, porfió en la perspectiva optimista que mantiene el gobierno federal de su estrategia contra el crimen organizado. A decir del almirante, las organizaciones del narcotráfico en el noroeste del país "se están desbaratando"; atribuyó los recientes combates en Veracruz a que "la delincuencia organizada trata de apoderarse de algunas plazas" y afirmó que la dependencia a su cargo enfoca sus operativos a combatir a Los Zetas.

Por su parte, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, describió a ese grupo de ex militares como "el mayor riesgo para la seguridad interior por la radicalidad y el alcance de las acciones que ha implementado contra las instituciones del Estado que no le son afines y por la falta de respeto a la vida de las personas". En un reporte enviado a integrantes de la Cámara de Diputados, el general secretario señaló que Los Zetas operan en todo el oriente del país, desde la frontera con Estados Unidos hasta Guatemala, y destacó que tienen influencia en cuando menos 20 entidades de la República.

En contraste con los señalamientos mencionados, la firma estadunidense de inteligencia y seguridad Stratfor afirma en un análisis fechado ayer que la "Federación de Sinaloa", encabezada por Joaquín El Chapo Guzmán Loera, sigue siendo "el mayor y más cohesionado de los cárteles mexicanos, que ha proseguido su expansión en territorios de otras organizaciones criminales" –en particular, en Durango, Guerrero, Michoacán y el Distrito Federal–, y destaca el dato de que en el primer trimestre de este año el gobierno federal sólo ha detenido a dos dirigentes importantes de ese grupo delictivo. La empresa sostiene que, en el mejor de los casos, la "sistémica corrupción en todos los niveles del gobierno" lleva a cerrar un ojo ante las actividades de los grupos delictivos y, en el peor, a permitirlas, y que las autoridades mexicanas parecen haber decidido librar una guerra de desgaste, atacando a los objetivos más débiles y dejando que el cártel de Sinaloa se encargue de los otros.

Ante estas apreciaciones encontradas, lo sensato y deseable, en principio, sería dar crédito a las versiones que provienen de autoridades mexicanas, y tomar con escepticismo las de un despacho privado estadunidense. Por desgracia, el propio gobierno federal ha permitido, con sus reportes irreales sobre la "guerra" que declaró, y con sus pedidos de auxilio a Washington y sus invitaciones al país vecino a intervenir en asuntos de seguridad, que las apreciaciones formuladas en el país vecino –tanto las que emiten organismos y funcionarios públicos como las que realizan entidades privadas– disputen la credibilidad a informaciones que provienen de las instituciones nacionales.

¿Se "desbarata" el grupo delictivo de Guzmán Loera o sigue siendo el más poderoso de los cárteles? ¿Cuál representa la amenaza mayor, éste o el de Los Zetas?

La equivocada estrategia adoptada por el gobierno y su proclamación de una "guerra" sin autorización legislativa no sólo han generado el dislocamiento de la seguridad pública en extensas regiones, sino que han arrojado saldos catastróficos por lo que hace a las pérdidas de vidas humanas y han introducido en la mayor parte de la sociedad la percepción –fundamentada, por lo demás– de peligro grave e inminente. En tal circunstancia, y con el contexto de las fosas comunes en las que siguen apareciendo personas asesinadas en San Fernando, Tamaulipas, lo menos que puede exigirse a las autoridades civiles y militares nacionales es que proporcionen información veraz y coherente sobre la angustiosa situación en la que se encuentra México.



EEM

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