Policrato Philodemos

Política, Sindicalismo y Chantaje

2006-04-29

Napoleón Gómez Urrutia sentado en el banquillo de los acusados.

                                  SINDICALISMO JURÁSICO ASUSTADO

Para entender la crisis actual en la industria siderúrgica y minera, fabricada por las cúpulas del sindicalismo corporativo, y que está reventando como pústula infectada en el cuerpo de la nación, es necesario remontarse a sus orígenes en los tiempos posrevolucionarios, cuando los caudillos triunfantes decidieron dejar de pelearse y se asociaron creando su propia "omertá", para repartirse al país en cotos privados regionales, como si fuera un sistema feudal a la mexicana, que todavía pervive en muchos estados de la república bajo el nombre de "caciquismo".

Fue en esos tiempos cuando también se crea el maridaje entre estos caciques políticos y los líderes de las nacientes sociedades sindicales y agrupaciones campesinas, dando nacimiento al corporativismo sindical y agrario, generador de corrupción y de despotismos manipuladores, disfrazados con ropaje de obrero o campesino, que a nombre de una manoseada, simulativa, y nunca alcanzada  justicia social, todavía perduran en el discurso demagógico que ya no engaña a nadie, solamente a quienes lo utilizan para tratar de seducir al pueblo y que, a fuerza de repetirlo, acaban envueltos en sus propias mentiras.

Con el paso del tiempo este maridaje fue evolucionando hasta convertirse en una cohabitación simbiótica de sátrapas, en la que los gobernantes aseguraban la docilidad de obreros y campesinos a través de las mafias sindicales que se encargaban de controlarlas, a cambio de garantizarles impunidad a los líderes por medio de cláusulas laborales de exclusión hechas a modo, para someter voluntades a través de la extorsión manipulando la inseguridad de sus empleos como medios de subsistencia familiar y personal, así como de la aplicación de prácticas gansteriles contra quienes no se sometieran dócilmente, de modo de que estos líderes mafiosos pudieran explotar libremente a sus agremiados, al igual que señores de horca y cuchillo sin tener que dar cuenta a nadie de sus actos, todo ello a nombre de una supuesta "libertad sindical" que utilizaban, y utilizan, como escudo protector de venalidades, despotismos, chantajes, y tráfico de influencias.

El resultado de éstas prácticas ha sido una corrupción extrema que degrada la vida política y social de la ciudadanía, y que permite a los líderes sindicales eternizarse en sus puestos cual capos mafiosos, así como el enriquecerse obscenamente con las cuotas de sus agremiados, a quienes además utilizan como "carne de cañón" acarreándolos a marchas y mítines de apoyo a las causas que a ellos les convengan, tal y como está siendo actualmente el caso de los líderes "obreros" que han organizando paros y huelgas en apoyo del impresentable Napoleón Gómez Urrutia, quien además de poseer una fortuna que le sería difícil de justificar, ha dedicado su sibarítica vida a explotar la "omertá" con que se protege la mafia sindical para parasitar a la clase obrera, ya que su currícula desconoce lo que es el trabajo de la clase que dice representar, siendo su único mérito el haber heredado dinásticamente el puesto de su padre, Napoleón Gómez Sada, quien bajo este sistema logró perpetuarse al frente del sindicato minero hasta el día de su muerte.

El hecho de que Napoleón Gómez Urrutia por sus ilícitos, ha provocado una reacción paranoica en los demás líderes sindicales, quienes actualmente están incitando a la rebelión y a la huelga de todos sus agremiados, lo que es entendible dada la similitud y comunión que tienen con él en irregularidades y atropellos a la verdadera democracia sindical, pues están defendiéndose a sí mismos, aplicando el nuevo concepto introducido por George Bush Jr. (actual presidente de los EE.UU.), de guerra preventiva, al ver la defenestración por venalidad a Napoleón siendo "líder" del sindicato corporativo que heredó, así como al posible juicio penal por enriquecimiento inexplicable, y el haber tomado 55 millones de Dólares del tesoro del sindicato (entre otros delitos que se le imputan o que saldrán a la luz), asumiendo que les puede pasar lo mismo, por lo que al ver amenazados sus privilegios e impunidades buscan chantajear al gobierno, amenazándolo con huelgas injustificadas e ilegales (dado que no se encuentran amenazadas ninguna de las conquistas laborales de sus agremiados), aduciendo que el gobierno ha violado la autonomía sindical, que dicho en lenguaje llano ellos la entienden como la intromisión de las autoridades en un coto de poder exclusivo de los líderes, ya que piensan que los sindicatos y obreros que los forman son elementos de su propiedad, por lo  que por lo mismo pueden manipularlo como les de su gana sin tener que rendirle cuentas a nadie, inclusive a los agremiados que dicen representar.

A todo esto se suman la falta de sensibilidad social de algunas autoridades y las torpezas tácticas para manejar un conflicto que pudieron haber evitado, utilizando correctamente sus servicios de inteligencia contra los cabecillas que intentaban desestabilizarlo, antes de actuar en enfrentamientos en los que no tenía nada que ganar y en el que lo harían aparecer ante los ojos de la sociedad como un gobierno represor, sin embargo las autoridades dejaron que el conflicto escalara al dejarlo en manos de operadores ineptos y prepotentes, circunstancia que los líderes aprovecharon para meterlo en un callejón sin salida al agredir a la fuerza pública, todo a nombre de la defensa de la autonomía sindical que ellos la entienden como impunidad delictiva, que provocó 2 muertos y varios heridos a los que los líderes convierten mártires inmediatamente, para después intentar el chantaje con la finalidad de conseguir que la corrupción sindical y la impunidad de sus mafias quede intocada.

Aquí los grandes perdedores son los obreros que tendrán que seguir esperando que les llegue la democracia para elegir a sus representantes ante las autoridades, el propio gobierno que debido a la manipulación mediática queda en entredicho ante la clase obrera y ante la sociedad, y la industria minera y metalúrgica como tercer perjudicado al tener que absorber las pérdidas de una huelga ilegal y amotinamientos que no provocaron, mientras que los ganadores son la corrupción del sindicalismo corporativo y dinosaúrico que así prolongará su absurda e ilegal permanencia, y también ganan las mafias sindicales que de esa manera podrán seguir trepadas sobre las espaldas de los trabajadores a quienes explotan e intimidan.



JMRS

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