Huesped

El embrollo norcoreano: ¿quién se beneficia?

2006-11-11

La explosión atómica de los norcoreanos le brinda una inmediata justificación...

Immanuel Wallerstein, La Jornada

El embrollo norcoreano: ¿quién se beneficia?

Corea del Norte se ha unido al club nuclear y todos los demás dicen estar molestos. ¿Realmente lo están? Cinco actores son los que en verdad cuentan en este asunto: Corea del Norte, Estados Unidos, Corea del Sur, China y Japón. De hecho, todos han reaccionado muy diferente.

Sin duda los norcoreanos son los más complacidos de todos. Si desataron una explosión nuclear fue por varias razones. Están convencidos de que tener a la mano un arma de esta naturaleza elimina la posibilidad de un ataque estadunidense. Y tal vez sea cierto. Quisieron también que su país fuera considerado, con mayor seriedad, como actor mundial. Y pese a las apariencias de las últimas semanas, seguramente lograron esto también. Quisieron mostrar, no sólo a Estados Unidos sino a todos, específicamente a China, que no había nada que se pudiera hacer al respecto de la decisión norcoreana, y parecería que lo lograron. Subyacente a todo esto, su primordial objetivo es la supervivencia del régimen. Y seguramente hicieron todo lo que estaba a su alcance para garantizarla. Pero por supuesto ellos tampoco son todopoderosos.

En el mundo, el análisis general del efecto de su acción es que garantizará la diseminación del armamento nuclear, primero que nada en la región. Estoy de acuerdo. En muy poco tiempo preveo que Japón lanzará su programa. Será seguido por Corea del Sur. Y luego ­nadie menciona esto­ lo seguirá Taiwán, lo que hará que todo el noreste asiático tenga potencia nuclear. ¿Es esto bueno o malo? La respuesta depende de qué perspectiva se asuma.

Es seguro que Estados Unidos es el país más descontento. En un periodo en que el poderío efectivo estadunidense declina por todas partes, la última zona que todavía parecía ser un bastión fuerte era el noreste asiático. No más. El régimen de George W. Bush no sabe qué hacer. Pugnó por un rápido castigo a Corea del Norte en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Lo que resultó fue un regaño débil, una resolución que, pese a ser unánime, podrían haberla redactado los norcoreanos. Si un gobierno de los demócratas hubiera accedido a una resolución así, la primera persona en denunciarla por su debilidad habría sido John Bolton. Pero dado que Bolton es el embajador de Bush ante la ONU, saludó la resolución como gran logro. Nada persuadida por la retórica de Bolton, Condoleezza Rice ya hizo ronda en el noreste asiático, diciendo que no puede imponerle a nadie la forma en que han de instrumentar el débil regaño. Sin embargo, "espera" que China y Corea del Sur le hagan honor a las obligaciones que ella supone que tienen, lo cual no tienen intención de hacer y así lo han dicho.

Japón dice estar muy descontento y comparte la posición de línea dura de Estados Unidos. Perdonen que sea escéptico. ¿No fue Shinzo Abe el hombre que llegó a primer ministro prometiendo hacer de Japón una nación "normal"? Esto es lenguaje cifrado y significa cambiar la Constitución, crear un ejército de gran despliegue y armas nucleares. La explosión atómica de los norcoreanos le brinda una inmediata justificación a Abe, y la va a aprovechar. De hecho, los neoconservadores estadunidenses le están haciendo un llamado público a que la aproveche. Hacen esto porque creen que fortalecerá la posición estadunidense en la región y hará más probable que se tomen acciones militares contra Corea del Norte.

Pero un programa nuclear japonés puede muy bien tener la consecuencia opuesta. La única cosa que ha vinculado más cercanamente a Japón con Estados Unidos en los últimos 50 años es su dependencia hacia el escudo nuclear estadunidense. Una vez que Japón tenga sus propias armas nucleares, tendrá la posibilidad de ser más independiente. Y tarde o temprano, concretará esta posibilidad.

Por supuesto que China está descontenta, y por muchas razones. Por un lado, la acción de Corea del Norte exhibe los límites del poderío chino, que parece tan desvalido como Estados Unidos ante esta situación. Por otro lado, la proliferación nuclear no va con los intereses de China. Corea del Norte no le preocupa, le preocupan Japón y, sobre todo, Taiwán. China y Corea del Sur comparten el desesperado anhelo de que sobreviva el régimen de Corea del Norte (en su programa no hay un "cambio de régimen"). Ambos le apuestan a la posibilidad de que sus varios proyectos de asistencia económica le brinden al régimen una lenta pero suave liberalización, más del tipo de Deng Xiaopeng que de Mijail Gorbachov. Ya veremos si esto es realista. ¿Pero acaso tienen otra opción que apostarle a ello y trabajar por conseguirlo?

De las cinco potencias, Corea del Sur se encuentra en la situación más difícil. Es el único país donde la opinión pública parece partida a la mitad: entre el partido en el poder que confía en el "involucramiento" con Corea del Norte y la oposición, que quiere replicar la postura japonesa de alineamiento cercano con Estados Unidos. Este será sin duda uno de los principales puntos de debate en las elecciones presidenciales del año entrante.

Traducción: Ramón Vera Herrera



EEM

Notas Relacionadas

No hay notas relacionadas ...



Ver publicaciones anteriores de esta Columna

Utilidades Para Usted de El Periódico de México