Reportajes

Familiares y talibanes espantan actrices de cine afgano

2011-06-25

La industria cinematográfica afgana dice que los atentados suicidas y ataques con bombas...

 Amie Ferris-Rotman y Sayed Hassib, Reuters

Kabul. - Una joven novia solloza en silencio mientras observa a su esposo dándose un atracón de pollo para luego pasarse las manos grasientas por el cabello y gritarle que le sirva más, en otro capítulo de la vida violenta que lleva la pareja.

La directora de cine Saba Sahar observa ansiosamente la escena junto al camarógrafo, agachada en vaqueros azules y un velo rosa fuerte sobre su cabeza.

"¡Corte!", grita.

La primera mujer afgana en su profesión, Sahar, de 36 años, se ha convertido en un nombre conocido después de actuar y dirigir durante más de la mitad de su vida. Es adorada por las mujeres afganas.

Al igual que otros directores afganos, Sahar dice que encontrar actrices es su principal desafío en el país musulmán y ultraconservador, donde muchos ven la actuación como una actividad anti-islámica e inapropiada para mujeres.

"Algunos afganos piensan que el cine es un lugar negativo para mujeres. Trabajar en cine me ha causado muchos problemas y dificultades", dijo Deba Barekzai, de 19 años, que encarna a la joven novia en la serie televisiva en 15 episodios de Sahar.

La joven habló con Reuters durante un receso en el rodaje en una casa de barro y paja en las afueras de Kabul, con sus ojos todavía llorosos por una cebolla morada usada para inducirla a llorar en su última escena.

Considerado demasiado peligroso por su familia para que estudiara en Afganistán - debido a la reprobación de sus parientes y a los talibanes - Barekzai fue a la vecina Irán para estudiar actuación.

Actrices amenzadas

La directora afgana-canadiense Nelofer Pariza dice que la presión familiar impidió que varias de sus actrices asistieran a los rodajes cuando filmaba "Un acto de deshonra" en 2009, una historia real sobre un asesinato por honor.

"Fue realmente triste. El temor hacía que no vinieran a trabajar", dijo Pariza ante una audiencia el mes pasado tras el estreno de la película en Afganistán.

Una película dentro de una película, "Un acto de deshonra" gira en torno a una actriz afgana que protagonizó un filme dirigido por la colega de Pariza. Al descubrir que su mujer había participado en una cinta, el esposo la mató de un tiro.

La película es protagonizada por la actriz Marina Golbahari, quien obtuvo fama mundial por su papel como una joven vestida de varón en la película afgana "Osama". Ahora la muchacha estudia actuación en India.

Pariza y Sahar integran un puñado de directoras afganas que se dedican retratar la violencia contra las mujeres, en un intento por darles trabajo y poner su difícil situación.

Hace nueve años Sahar creó su compañía productora Saba Film con este objetivo.

"Tengo dos mensajes para las mujeres y jóvenes afganas. Primero, nunca deberían pensar que son débiles, segundo deben tener seguridad en sí mismas", dijo Sahar, cuyos modos disciplinados dan cuenta de su pasado como una de las pocas mujeres policías de Afganistán.

Llamada "Las verdes hojas de otoño", su nueva serie evoca la esperanza en lo improbable.

La novia es sometida a la "baad", una antigua tradición afgana cuando una mujer es entregada como compensación por un crimen. Aunque ilegal, es muy común y provoca indignación entre grupos internacionales de derechos humanos.

En la trama, ella es entregada a su esposo después de que su hermano matara a un pariente en un duelo. El honor de su familia es restituido, pero ella es golpeada, abusada sexualmente y obligada a trabajar arduamente para un hombre al que odia.

Luego, el hermano de la joven mujer venga a su hermana y apuñala de muerte al esposo psicótico.

"Este es un sólo ejemplo de uno de los muchos problemas que sufren las mujeres afganas en la sociedad de hoy en día", dijo Sahar.

Lo que complica aún más el rodaje son las amenazas a la industria cinematográfica por parte de los talibanes, quienes prohibieron que las mujeres desempeñen la mayoría de los trabajos en el mercado, antes de ser derrocados por las fuerzas lideradas por Estados Unidos hace una década.

En medio de una escalada de violencia por todo Afganistán en el décimo año de la guerra encabezada por la OTAN, el temor a los talibanes está más presente que nunca en muchos sectores de la sociedad afgana.

La industria cinematográfica afgana dice que los atentados suicidas y ataques con bombas amenazan el sustento de cine tanto como su falta de equipamiento de calidad.

"Estas son las razones por las que nuestro cine no puede mejorar", dijo Latif Ahmadi, un prestigioso cineasta y jefe de Cine Afgano, la agencia cinematográfica estatal.

Ahmadi sostuvo que además escasean las garantías financieras para las actrices - en forma de beneficio por su riesgosa labor - debido a la extrema situación económica, en un país donde más del 40 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza.



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