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En Brasil, el país de los mini biquinis, el velo islámico gana terreno

2011-08-19

No existe un registro oficial de la cantidad de musulmanes que viven en Brasil, donde sólo...

Claire de Oliveira, AFP

Río de Janeiro.- "¡Salam alecum!", saluda Omar al ingresar a la Mezquita de la Luz, el primer templo islámico de Rio de Janeiro, adonde acude para finalizar el ayuno en el mes del Ramadán.

Es lo poco que este joven de 34 años sabe decir en árabe, y pasa entonces a conversar en portugués con otros fieles, que como él son brasileños convertidos al Islam en el país con más católicos del mundo.

"Encontré en el Islam todo lo que siempre busqué. Encontré a Dios como es, sin adaptaciones", confiesa este diseñador gráfico que hace cuatro años se desempeñaba como cura católico.

Vestido con su chilaba, la túnica tradicional árabe, se niega a dar su nombre civil y se presenta como Omar Israfil Dawud bin Ibrahim.

"En el seminario (católico) uno aprende que el Islam es una de las cuatro religiones monoteístas, no hay ningún prejuicio contra esta religión", destacó Alessandra Faria, su esposa, que pasó a llamarse "Fatima" tras su conversión.

Ella usa velo, en una ciudad donde llevar biquinis mínimos, tanto mini como micro, e ir ligera de ropas es casi la norma.

"Al comienzo, mi madre se moría de vergüenza de salir conmigo. Llevo el velo para mostrar mi condición de musulmana, de minoría consciente", declaró, al reconocer que es raro ver una mujer de velo en medio de chicas en biquini que se pasean por los barrios cariocas junto a la playa.

Omar y Fatima van a viajar el año que viene a Arabia Saudita con una beca de estudio del gobierno para aprender árabe.

La construcción de la Mezquita de la Luz, en el barrio de Tijuca (norte de Rio), comenzó hace cuatro años financiada por los fieles. El centro podrá acoger a unas 400 personas a la hora de la plegaria. Hasta ahora el lugar de culto se reducía a una sala de 40 m2.

Sami Isbelle, de 43 años y portavoz de la sociedad musulmana de Rio (SBMRJ), fundada en 1951, afirmó a la AFP que "el número de musulmanes no deja de crecer y son en su mayoría los brasileños que se convierten. Reclutamos básicamente por internet".

"En Rio hay unas 500 familias musulmanas, de las cuales 85% son de brasileños convertidos que no tienen nada de árabes", subrayó, al precisar que los musulmanes de origen se concentran en los estados del sur de Brasil y en Sao Paulo.

No existe un registro oficial de la cantidad de musulmanes que viven en Brasil, donde sólo las religiones católica, evangélica, judía, espiritista y afrobrasileña son tomadas en cuenta.

"Los musulmanes entran en la categoría 'otros' como los budistas, por ejemplo. Sería razonable estimar que haya un millón de musulmanes en Brasil", comenta Paulo Pinto, especialista en Islam de la Universidad Fluminense.

Según el estudioso, el mejor indicador de su expansión es la multiplicación de los lugares de culto. Actualmente, Brasil tiene 127 centros, que representan un crecimiento de cuatro veces con respecto a 2000.

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, "hubo un interés creciente por el Islam y muchos decidieron convertirse", explicó Pinto. "El Islam ha sido percibido como una nueva forma de resistencia", señaló.

En Brasil otro hecho animó a michos a acercarse al Islam: el lanzamiento en 2001, poco después de los atentados, de la popular telenovela "El Clon", localizada en Marruecos y que presentó a los brasileños una "imagen positiva de Oriente con un héroe musulmán y todo el imaginario de las fiestas", destacó Pinto.

"Tenemos la tendencia a creer que la cultura brasileña, con su sensualidad y su liberalismo, se opone a las normas del Islam. Pero, de hecho, hay muchas reglas conservadoras y de control moral de la sexualidad. Sólo hay que ver el éxito que tienen los evangélicos", destacó el experto.



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