Internacional - Población

Brasil no está preparado para lluvias torrenciales

2012-01-12

La presidenta Dilma Rousseff prometió a principios del 2011 que su gobierno...

Juliana Barbassa / AP

RIO DE JANEIRO— Mortales tormentas tropicales se suceden todos los veranos en Brasil, generando inundaciones y deslaves que pueden enterrar comunidades enteras. En enero pasado, casi mil personas fallecieron durante una tormenta.

Se suponía que esta vez las cosas cambiarían, pues el gobierno prometió dinero para prevenir estas catástrofes. Pero comenzaron las lluvias y en los primeros días de enero murieron al menos 33 personas. Un análisis de la situación indica que los fondos del gobierno federal no van adonde se los necesita.

Los esfuerzos para prevenir más tragedias como las del año pasado parecían prometedores al comienzo. El Congreso asignó el equivalente a 282 millones de dólares en el presupuesto del 2011 para un programa de "Prevención y Preparación para Desastres Naturales" dirigido por el Ministerio de Integración Nacional, lo que representó un aumento respetable en relación con los 236 millones del año previo.

Esto fue en respuesta a torrenciales lluvias que generaron montañas de barro en las faldas y convirtieron arroyos en caudalosos ríos en las montañas que rodean a Río de Janeiro, enterrando barrios enteros. En total fallecieron 918 personas y siguen desaparecidas 215.

La presidenta Dilma Rousseff prometió a principios del 2011 que su gobierno estudiaría las tierras con más posibilidades de sufrir deslaves y geólogos elaboraron una lista de las zonas de mayor riesgo.

Estas medidas, sin embargo, difícilmente hagan algo para prevenir más muertes. Las razones son complejas.

Las pequeñas municipalidades más afectadas por los aguaceros no tienen recursos para llevar adelante proyectos ambiciosos ni para solicitar fondos del gobierno nacional, al tiempo que la burocracia brasileña demora la implementación de programas ya aprobados por el Congreso, según Gil Castello Branco, fundador de la organización sin fines de lucro Contas Abertas, que promueve la transparencia del gobierno.

De acuerdo con Contas Abertas, entre el 2004 y el 2011 se usó apenas una cuarta parte del dinero asignado por el Congreso a este programa.

El dinero, por otra parte, generalmente va a parar a regiones con buenas conexiones políticas con quienes asignan las partidas, no a las áreas más necesitadas, indicó Castello Branco.

"Lo más triste de todo es ver que la historia se repite año tras año: los desastres, el mal uso de recursos públicos destinados a prevenirlos...", expresó.

De los 282 millones de dólares asignados a programas de prevención en el 2011, solo el 30% fue entregado, según cifras de portales del gobierno analizadas por Contas Abertas. Y muy poco de ese dinero llegó a las áreas que corren mayor peligro.

El Servicio Geológico Brasileño, tal cual prometió Rousseff, elaboró una lista de las 251 ciudades y pueblos que pueden ser afectados por las lluvias. De ellas, se considera que 56 corren "alto riesgo" de sufrir un desastre natural, y 28 "el riesgo más alto".

El estudio determinó que casi 180,000 personas viven en zonas de riesgo, mayormente en pueblos del sudeste del país en estados como Río de Janeiro y Minas Gerais, que han sufrido numerosas inundaciones y deslaves a lo largo de la historia.

Comprobó asimismo que solo dos de las 56 ciudades con "alto riesgo" recibieron fondos federales para la prevención de desastres: Florianópolis, en el estado de Santa Catarina, recibió 171,000 dólares y Sao Paulo 86,000.

La ciudad más beneficiada con dinero para prevención de desastres en el 2011 fue Recife, en el noreste, que recibió 14 millones del Ministerio de Integración Nacional. Recife es la capital de Pernambuco, el estado del ministro de Integración Nacional Fernando Bezerra Coelho.

Recife no figura en la lista de sitios en riesgo, aunque el estado ha sufrido inundaciones. En el 2010, 20 personas murieron en Pernambuco cuando una tormenta provocó el desborde de varios ríos. El estado de Río de Janeiro, que tiene la mayor cantidad de gente en peligro de verse afectada por deslaves y donde casi mil personas murieron en un alud de barro el año pasado, figuró décimo en la lista de estados que recibieron más fondos del presupuesto del 2011.

El ministro habló del tema en una conferencia de prensa la semana pasada, rechazó las acusaciones de favoritismo y mostró a los periodistas slides de las obras en las que se usó el dinero. Los fondos de Pernambuco van en parte a la construcción de un complejo de cinco represas para contener esos ríos, indicó.

"No se puede discriminar a Pernambuco porque es el estado del ministro", sostuvo. "Cualquier ciudadano brasileño en este cargo hubiera hecho lo mismo".

El Congreso interrogó el jueves a Bezerra en torno a las acusaciones de que hubo irregularidades en las partidas de dinero y el ministro insistió en que los fondos asignados a su estado fueron una decisión técnica, no política, de la que la presidenta y el ministro de planificación estaban al tanto.

La semana pasada la presidenta apoyó al ministro y su jefe de gabinete emitió un comunicado en el que dijo que la presidenta no pensaba intervenir en la repartición de fondos para la prevención de desastres, reiterando que "el gobierno trabaja para ayudar de cualquier manera posible a los estados y las poblaciones que atraviesan por situaciones difíciles por desastres naturales".

Esta semana, no obstante, la presidenta convocó al ministro y le pidió que explique las acusaciones de nepotismo y corrupción que hace la prensa. Seis ministros renunciaron al gabinete de Roussef en el último año por acusaciones similares.

Sepucaia, pequeña ciudad del estado de Río de Janeiro donde fallecieron 18 personas esta semana, no ha recibido fondos federales, a pesar de que también sufrieron inundaciones hace dos años, según su alcalde Anderson Zanon. La municipalidad no puede encarar proyectos grandes, como proteger las laderas y dragar ríos sin asistencia del gobierno nacional, indicó.

"No podemos seguir teniendo estas tragedias", afirmó. "Esto pudo haber sido evitado. Hay que construir, hacer obras de contención, para que no vuelva a suceder el año que viene".

La situación en cientos de comunidades como Sapucaia es muy grave, de acuerdo con Eduardo Macedo, geólogo del Instituto de Investigación Tecnológica y vicepresidente de la asociación de geólogos de Brasil. Señaló que Brasil no tiene los recursos --ni dinero ni conocimientos-- como para contener un problema de esta magnitud.

"La presidenta no quiere que muera más gente, pero habrá más muertes", expresó. "Estamos logrando progresos, pero no estamos ni cerca de contar con la estructura que necesitamos".

Las lluvias del verano, mientras tanto, ya comenzaron.

Rita de Cassia Mendes Morais, quien perdió cuatro familiares y "hasta el último ladrillo" de su casa en Sapucaia, dice que no cree en las promesas.

"No basta con ir a la televisión y hacer promesas", sostuvo. "Vienen ahora y después desaparecen, y el dinero también. Quisiera que el gobierno tuviese más corazón y velase por los que sobrevivimos a lo peor".



KC
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