Editorial

Hora de despertar y ver la realidad

2012-01-17

Difícil tarea buscar y encontrar ese líder que anhelamos ante una democracia cerrada...

José Manuel Rodríguez Solar

Ninguna transformación será posible si no tenemos claridad sobre qué queremos para el futuro. Antes de elegir a un nuevo presidente,  tenemos que pensarlo bien, si es que hay que pensar, porque generalmente el abstencionismo es el que gana y da la victoria por el desánimo que prevalece en la población ante las pobres opciones que nos brinda la raquítica democracia que tenemos. La población debería postular a sus candidatos, dentro de una selección de los hombres o mujeres más capaces dentro de la sociedad, con experiencia en el oficio del buen gobierno; no pues que como hasta ahora nos los impongan los partidos políticos por convenir a sus intereses,  sin que exista una auténtica consulta ciudadana. Desearíamos una verdadera democracia popular.

Difícil tarea buscar y encontrar ese líder que anhelamos ante una democracia cerrada y empantanada, retrograda y corrompida por los partidos políticos que son pura demagogia, ya no digamos el IFE. En los partidos políticos, en las mafias del poder, solo vemos candidatos que responden a intereses partidistas y no nacionales, que son ineptos en la tarea de gobernar a la mera hora. Solamente basta voltear a atrás y ver el legado funesto de sexenios anteriores, sean del PRI o del PAN, todos iguales. La principal carencia es sin duda la falta de experiencia para gobernar y la ignorancia de los problemas para resolverlos. Ni modos que de las filas de los partidos políticos pudiera salir algo bueno, de tan jovencitos o tan maleados. La tarea de gobernar va más allá de lo imaginable, dicho por los ex presidentes que lo han sabido en el transcurso de su gobierno, y ya para qué. Los partidos deberían postular a profesionistas, celebridades académicas destacadas profesionalmente en el arte de gobernar, alguien realmente competente, pero principalmente honesto, lo que es más difícil de encontrar, sin querer decir que no existan.

Los panistas, que son los que nos gobiernan ahora, no son políticos sino empresarios, que provienen del sector privado, y por consiguiente solo ven sus intereses. Cuando terminan su gestión pública regresan a su origen, a la iniciativa privada. Pero el arte y el oficio de gobernar no se obtiene simplemente por el hecho o el deseo de solamente querer gobernar por gobernar, que es lo que piensan todos los que vemos como aspirantes parta las siguientes elecciones. Por eso estamos como estamos y estaremos estando hasta que nuestra democracia no resurja de sus cenizas, como el Ave Fénix. Imagínese a "Juanito" o el "chicharito" como presidente o jefe de gobierno del Distrito Federal. Esa es la clase de cabida que dan los partidos políticos en su filas, personajes populares, pero no capaces. Tales se dan los casos. Para los partidos sólo se trata de conseguir votos, no de enfilar gente calificada, honesta e incorrupta. Por lo general aquellos que serían capaces y que tendrían la experiencia suficiente y honestidad, son desconocidos y no cuentan votos para los partidos; no son comerciales ni tienen demanda. Hay más oferta de ineptos y corruptos.

Triste realidad. Desalentadoras expectativas conforme a esta tendencia política y democrática.



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