Internacional - Finanzas

La incertidumbre en torno a Grecia golpea los mercados

2012-05-15

La resuelta reacción del mercado también asestó un duro golpe a las esperanzas...

Por CHARLES FORELLE, WSJ

LONDRES—Los inversionistas vapulearon a las bolsas europeas, se desprendieron de los bonos soberanos de España e Italia y provocaron una caída en la cotización del euro frente al dólar el lunes, luego de que el colapso de las negociaciones para formar un gobierno de coalición en Grecia dejaran al país más cerca de abandonar la zona euro.

La resuelta reacción del mercado también asestó un duro golpe a las esperanzas de que el daño causado por una salida griega del euro, en caso de ocurrir, pudiera ser cómodamente contenida.

La ola de ventas en el mercado no dejó títere con cabeza. La Bolsa de Atenas descendió a su menor nivel en dos décadas. Los rendimientos de los bonos españoles saltaron a niveles que no se habían visto desde noviembre pasado. La acción del banco español Bankia se derrumbó 8,9% en la Bolsa de Madrid, arrastrando al IBEX 35, índice de referencia, que cerró con una baja de 2,7%. El mercado italiano también retrocedió 2,7% y el euro descendió a US$1,2845 el lunes en la noche en Londres, su menor nivel en cuatro meses.

El lunes, igualmente, la agencia estadounidense Moody's Investors Service redujo la calificación de 26 bancos italianos.

Durante gran parte de los últimos dos años, los líderes europeos insistieron en que una salida de la zona euro sería inconcebible. En las últimas semanas y meses, sin embargo, el tono ha cambiado para reconocer tal posibilidad. Patrick Honohan, presidente del banco central de Irlanda, dijo el sábado en una conferencia que el divorcio griego no tiene que ser "fatal" para la unión monetaria y que "técnicamente" sería manejable. El ministro de Finanzas holandés afirmó el lunes que "el riesgo de contagio sería mucho, mucho más pequeño que hace un año y medio".

No obstante, el ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, manifestó el lunes que "el precio sería muy alto" si Grecia deja el euro, tanto para el país como para el bloque económico.

En realidad, los problemas de Grecia tienen lugar en un momento delicado para la unión monetaria. La política de restaurar la credibilidad de los mercados financieros y la competitividad internacional a través de un severo ajuste fiscal no parece rendir frutos.

La operación de blindaje que buscaba aislar al bloque del contagio de los problemas de los países más atribulados sigue siendo relativamente modesta. El vasto saneamiento de los rincones más afligidos del sistema bancario apenas comienza. El Banco Central Europeo parece estar llegando a los límites de su disposición a intervenir y ayudar, y su inyección de US$1,3 billones de euros (millones de millones) en el sistema financiero parece haber conseguido apenas unos meses de calma a un precio altísimo. "Estamos más o menos en un vacío", dice Jens Nordvig de Nomura, en Nueva York. "Estamos entrando en una fase muy peligrosa".

Un sombrío panorama económico agrava la situación, al reforzar las presiones sobre los sistemas políticos y hacer cada vez más difícil generar el crecimiento necesario para pagar la deuda. El lunes se anunció, sin ir más lejos, que la producción industrial en la zona euro cayó 2,2% en marzo en relación con el mismo período del año anterior.

El presidente griego convocó el lunes a los líderes políticos para una ronda de conversaciones destinadas a la formación de un gobierno. Las negociaciones fueron infructuosas y se reanudarán el martes. Pero la brecha política está creciendo. Los partidos tradicionales, el socialista Pasok y el conservador Nueva Democracia, respaldan las duras medidas de austeridad impuestas por el rescate europeo, pero el partido de izquierda radical Syriza, que salió segundo en las elecciones del 6 de mayo, las rechaza.

El líder de Syriza, Alexis Tsipras, se negó a participar en las conversaciones del lunes. Es probable que, sin su consentimiento, no quede más remedio que realizar nuevas elecciones a mediados de junio, en las que Syriza podría terminar en primer lugar.

Tsipras dice que quiere que Grecia siga siendo parte de la zona euro. Un rechazo de las condiciones del rescate, sin embargo, podría dejar al gobierno griego sin dinero en momentos en que nadie está dispuesto a prestarle.

A menos que el resto de la zona euro cambie de parecer y ofrezca a Grecia dinero adicional, sus fondos se agotarían muy pronto. Eso podría no dejar más alternativa que comenzar a imprimir dracmas para pagar por los servicios del gobierno.

Hay razones para pensar que una salida de Grecia de la zona euro tendría amplias repercusiones.

Un cambio de moneda pone en riesgo mucho más que las carteras de bonos soberanos de bancos e inversionistas internacionales, que ya fueron reducidas tras la reestructuración de la deuda griega a principios de año.

Cada préstamo a un hogar o empresa griega y cada contrato entre una firma griega y un proveedor extranjero sería inmediatamente cuestionable. "El mundo es dueño de una gran cantidad de activos griegos", reconoce Marchel Alexandrovich, economista de Jefferies & Co., en Londres. Esta clase de incertidumbre podría tener consecuencias desastrosas para los sistemas bancarios.

El contagio de Grecia a los países más vulnerables, España e Italia, podría seguir dos caminos. El primero es una fuga de depósitos. Una retirada de la zona euro obligaría a Grecia a cerrar los bancos y convertir los depósitos en euros a dracmas. Eso podría generar una corrida contra los depósitos de los bancos de otros países.

El otro camino, según los estrategas de J.P. Morgan, es que la salida de Grecia clausure el acceso de España e Italia a los mercados de capital.



ROW

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