Reportajes

Jóvenes indocumentados: cada vez más cerca de su sueño

2012-10-21

Al principio, los jóvenes Soñadores

Por MIRIAM JORDAN, WSJ

Carlos Roa, Felipe Matos, Juan Rodríguez y Gaby Pacheco durante su marcha desde Miami a Washington.

En un año electoral en el que su futuro podría depender del voto latino, lo último que necesitaba el presidente Barack Obama era a Gaby Pacheco.

Sin embargo, eso es exactamente lo que enfrentó el gobierno estadounidense cuando Pacheco y otros inmigrantes jóvenes e indocumentados que decidieron salir de las sombras comenzaron a movilizarse con creciente volumen y sofisticación para eliminar la amenaza de ser deportados.

Eso terminó cuando la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, anunció un cambio sorpresa el 15 de junio. Estados Unidos dejaría de deportar a jóvenes indocumentados que habían llegado al país siendo niños. Y les permitiría trabajar legalmente.

Pacheco y sus colegas, conocidos como los Soñadores, no son la única fuerza que presiona por este cambio. Pero su ascenso marca una transformación significativa en el activismo de inmigrantes. Antes, los indocumentados se mantenían al margen, y dejaban que otros hablaran por ellos para no arriesgarse a exponer su estatus ilegal. "Queríamos la libertad de ser estadounidenses comunes", afirma Pacheco, una líder del mosaico de grupos de Soñadores en todo el país. De 27 años, llegó a EE.UU. procedente de Ecuador cuando tenía 8 años.

Claudia Rueda, una "soñadora" de 17 años, fue arrestada en Los Ángeles en septiembre.

Al principio, los jóvenes Soñadores "me esperaban en las sombras con lágrimas en los ojos [...] por temor a ser deportados", cuenta el senador demócrata Richard Durbin. Finalmente, agrega, "comenzaron a salir a la luz de forma muy valiente y le dijeron al país quiénes son".

La nueva política, cuyo nombre oficial es Deferred Action for Childhood Arrivals, aplaza por dos años la deportación de inmigrantes indocumentados que llegaron a EE.UU. antes de los 16 años, tienen menos de 31 años, vivieron en EE.UU. durante los últimos cinco años, están estudiando o se han graduado de la secundaria y no representan una amenaza para la seguridad del país. Además, les da la opción de renovar el amparo. Al menos 1,3 millones de personas cumplen los requisitos, según el Instituto de Política Migratoria. El gobierno ha recibido 180.000 solicitudes y aprobado 4.591.

La disposición fortaleció la postura de Obama ante los votantes hispanos. El candidato republicano Mitt Romney, por su parte, dice que buscará una solución distinta a largo plazo, pero promete que no revocará los beneficios derivados del programa.

Los críticos han lanzado dardos. El representante republicano Lamar Smith, que encabeza el comité jurídico de la cámara baja, calificó la política de "amnistía disfrazada".

El movimiento de los Soñadores comenzó modestamente en 2008. Primero presionó para que el Congreso aprobara el Dream Act, un proyecto de ley propuesto por Durbin y su par republicano Orrin Hatch, para ofrecer un camino a la ciudadanía a jóvenes que terminaron la universidad o cumplieron dos años del servicio militar.

El 1 de enero de 2010, cuatro jóvenes de Miami se embarcaron en el "Camino de sueños", una marcha de más de 2.400 kilómetros a Washington, demandando el fin de las deportaciones de menores de edad indocumentados y la aprobación del Dream Act. Pacheco era uno de los cuatro jóvenes. La muchacha había acabado tres carreras en Miami Dade College pero su estatus de indocumentada le impedía conseguir un trabajo y hacer una carrera.

La joven Máxima Guerrero se manifiesta en contra de las leyes de Arizona durante una reunión municipal el 12 de octubre.

Pacheco y sus amigos llegaron a Washington el 1 de mayo y consiguieron una audiencia con asesores de Obama. Pronto, jóvenes en otros estados empezaron a unirse a la causa, organizando grupos, manifestaciones, plantones y hasta huelgas de hambre.

Aun así, la Dream Act resultó ser esquiva. En 2010, se sometió a votación en el Senado y no consiguió los votos suficientes. Para comienzos de 2011, el movimiento de los Soñadores experimentó confrontaciones internas y empezó a fragmentarse.

A la vez, el gobierno de Obama enfrentaba fuertes críticas por un número récord de deportaciones. Un programa de seguridad pública para expulsar a inmigrantes indocumentados que habían cometido delitos serios arrastraba a personas sin historial criminal, incluidos Soñadores.

En mayo, el senador Durbin volvió a presentar el proyecto de ley, pero parecía poco probable que el Congreso lo aprobara.

Líderes del movimiento comenzaron a estudiar alternativas. Por ejemplo, el gobierno podría otorgar una "acción diferida", una forma de alivio que detiene la deportación y permite a las personas involucradas trabajar. Durbin y Napolitano empezaron a reunirse para estudiar la idea. El término se había aplicado en 1972 para detener la deportación de John Lennon cuando protestaba por la guerra en Vietnam, alegando que su caso era de baja prioridad.

Tras varios meses de más reuniones y protestas, durante los cuales los Soñadores siguieron presionando a altos funcionarios del gobierno para obtener una resolución a su causa común, los jóvenes lograron su objetivo en junio, cuando Napolitano anunció el cambio de política del gobierno que beneficiaba no solo a los Soñadores en proceso de deportación, sino a todos los jóvenes indocumentados.



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