De Protestas a Propuestas

Trabajando para tener un México en paz, un México incluyente

2013-04-17

Reclaman, condiciones de seguridad para que los negocios y las empresas puedan abrir y prosperar en...

Enrique Peña Nieto

Hace mes y medio, señoras y señores, iniciamos el proceso de consultas ciudadanas para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, como lo prevé nuestra Carta Magna.

A esta fecha, han sido ya muchos los mexicanos que han aportado, precisamente, a este esfuerzo. Más de 119 mil mexicanos han contribuido con sus ideas y opiniones para lo que queremos lograr desde el Gobierno de la República: Mover a México. Moverlo para bien y para que pueda alcanzar, realmente, el desarrollo que derive del enorme potencial que tiene nuestra Nación.

No obstante, la pluralidad y diversidad de visiones, a todos los participantes les une un propósito común: El logro de las cinco grandes metas que este Gobierno se ha planteado.

Estamos trabajando para tener un México en paz, un México incluyente, un México con educación de calidad para todos.

Estamos decididos también, a construir un México próspero y hacer de nuestro país un actor con responsabilidad global.

Celebro que con este Foro Nacional, se podrán enriquecer las políticas públicas orientadas al cumplimiento de la primera meta trazada: Lograr un México en paz. Ésta es, sin duda, una de las demandas más sentidas de la sociedad y una condición indispensable para desplegar el potencial de nuestra Nación.

Los mexicanos queremos un país seguro y pacífico, en el que las familias puedan caminar sin temor por las calles, por sus plazas públicas, por sus parques. En el que los visitantes, transportistas y la población en general, puedan transitar libremente por sus carreteras y por sus autopistas.

Exigen, y con toda razón, que se reduzca la violencia y se recupere la convivencia armónica.

Reclaman, condiciones de seguridad para que los negocios y las empresas puedan abrir y prosperar en cualquier rincón de nuestro territorio.

Piden, de manera reiterada, vivir en una sociedad ordenada, donde los derechos humanos sean respetados y protegidos a cabalidad.

Para alcanzar ese México en paz, hoy contamos con una política de Estado por la seguridad y la justicia de los mexicanos, que está  instrumentada bajo seis líneas de acción.

La primera. Planeación. Hoy, tenemos claros nuestros objetivos y nuestras prioridades: Reducir la violencia, específicamente la relacionada con homicidios, secuestros y extorsiones. Asimismo, se ha logrado consensar responsabilidades precisas entre los distintos órdenes de Gobierno.

Segunda línea de acción. Prevención social del delito. Con el fin de disminuir los factores de riesgo y revertir las condiciones que fomenten el delito, se puso en marcha el Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, y se instaló su respectiva comisión intersecretarial.

Para este propósito se destinó un presupuesto superior a los 118 mil millones de pesos, en un programa transversal que tiene como enfoque prioritario la atención a 57 demarcaciones en donde se concentra más del 40 por ciento de los delitos que se cometen en el país.

De manera adicional, se prevén acciones en otros 251 municipios con la participación de organizaciones de la sociedad civil y del sector privado.

Para lograr lo anterior, se han firmado ya 32 convenios con las entidades federativas, a fin de definir en qué municipios, en qué colonias y en qué calles se debe trabajar de manera denodada y esmerada y comprometida, para restablecer el tejido social.

Tercera. Protección y respeto a los Derechos Humanos.

Para asegurar que la actuación de la autoridad se apegue a nuestra Constitución y, con ello, salvaguardar los derechos humanos, se publicaron la Ley General de Víctimas y la Nueva Ley de Amparo.

Igualmente, se crea un área específica para el seguimiento y la instrumentación de la reforma constitucional y los convenios internacionales que México ha firmado en materia de derechos humanos.

Y asimismo, se cree un grupo único, dedicado de manera permanente y específica a buscar a personas no localizadas. Este esfuerzo lo comparten la Procuraduría General de la República y la Secretaría de Gobernación.
 
Cuarta línea de acción. Coordinación.

Estamos construyendo bases eficaces para una debida coordinación entre las propias instituciones Federales, entre éstas y los estados, y entre los estados y los municipios.

Estamos trabajando en lo que será lo más importante y, también, debo decir, quizá, lo más difícil para elevar la eficacia de las acciones en materia de seguridad, generar confianza tanto entre los órdenes de Gobierno, como entre la ciudadanía y las autoridades.

Estamos reorganizando los recursos del Estado a fin de que cada una de las cinco regiones en que hemos dividido al país, cuente con suficientes capacidades para hacerle frente al crimen organizado y, sobre todo, para ampliar su capacidad para realmente hacer valer la ley, con policías mejor preparados y mejor remunerados; con adecuadas capacidades en materia de inteligencia criminal, de investigación científica y tecnológica, así como con servicios periciales de calidad.

Y esto es fundamental, porque si bien esta política es de alcance nacional, también, reconoce y toma en cuenta las características y particularidades de cada región y de cada entidad del país.

Esta coordinación regional que privilegia el uso de la inteligencia, por encima del uso de la fuerza. Junto con labores de procuración de justicia, creemos permitirá reducir significativamente lo que es una prioridad de esta política del Estado por la seguridad y la justicia: reducir la violencia.

Quinta. Transformación institucional. Sigue adelante la agenda de reformas institucionales para mejorar la seguridad pública del país, así como la procuración y administración de justicia.

Es necesario establecer el nuevo modelo de justicia penal acusatorio y oral, tanto a nivel Federal, como en todas las entidades del país.

Igualmente, se requiere la modificación del marco legal para mejorar y agilizar la capacidad del Estado para hacer valer la ley. Me refiero, entre otros instrumentos legales necesarios para este propósito, el Código Único de Procedimientos Penales y a una nueva Ley General Penal.

Entre otras acciones y entre otros ordenamientos que deberán modificarse para asegurar el propósito que aquí ya he señalado, el fortalecimiento institucional a la capacidad del Estado, precisamente para asegurar el orden y la tranquilidad entre los mexicanos.

Sexta línea acción. Evaluación y retroalimentación. Como lo expresé el pasado 17 de diciembre, a propósito de la Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública.
 
La política en esta materia será flexible y dinámica. Se ajustará conforme se requiera y la ciudadanía deberá calificarla democráticamente.

Es el deseo de todos ver resultados lo más pronto posible. Sin embargo, estamos claros que ante este reto debemos actuar con responsabilidad, con seriedad y, sobre todo, asegurando que las políticas y los instrumentos y acciones que se han definido para alcanzar este objetivo de darle a México un clima de paz, de orden y de tranquilidad se estén llevando a cabo y se estén ejecutando óptima y convenientemente.

Para reducir la violencia con apego y respeto a la ley, no existen rutas cortas o soluciones fáciles. La autoridad tiene la obligación ineludible, irrenunciable e intransferible de hacer valer el Estado de Derecho.

Las líneas de acción a las que he hecho referencia y que seguramente se enriquecerán con sus aportaciones, tienen como objetivo reducir la violencia a través de la aplicación de la ley.

Nuestra prioridad es salvaguardar la vida, la libertad y los bienes de los mexicanos.

En los primeros meses de esta Administración se aprecian, en la comisión de algunos delitos, algunas sensibles bajas sobre estos fenómenos, sobre diversos delitos. Sin embargo, no podemos ni caer en triunfalismos ni menos suponer que esto es la condición ya generalizada en todo el país.

Son cifras alentadoras pero, también, un compromiso mayor para asegurarnos de que la política que estamos instrumentando dé resultados. Lo que verdaderamente habrá de contrastar lo que este Gobierno viene realizando con esfuerzos anteriores, serán los resultados.

Porque tengamos en claro lo siguiente: Es para el Estado mexicano, como ya  lo dije, una obligación ineludible e irrenunciable asegurar la aplicación de la ley. Combatir todas las modalidades que pueda haber del crimen organizado y asegurar para la sociedad el clima de paz y de armonía social.

Los esfuerzos que venimos desplegando, los que habremos de realizar, a partir de sus aportaciones, de sus propuestas, de esto que vendrá a afinar la política del Estado mexicano en materia de seguridad pública, estoy convencido y tengo certeza de que nos va a permitir, en un mediano plazo, darles mayores resultados a la sociedad mexicana.

El que podamos ver en todos los indicadores y en todas las mediciones que se hacen para calificar las condiciones de seguridad de cualquier país, en cualquier parte del mundo, podrá mostrarse en México una reducción sensible y significativa en los niveles de criminalidad que hoy tiene nuestro país y de los que venía teniendo años atrás.

Como Presidente de la República, reafirmo que es prioridad de mi Gobierno hacer valer el Estado de Derecho. Aprovechemos estos foros de consulta para enriquecer y complementar la política de Estado por la seguridad y la justicia de los mexicanos.

Yo estoy convencido de que sí se puede recuperar la tranquilidad y la armonía social. Sí es posible disminuir los niveles de violencia que lamentablemente se han acentuado o se encuentran en algunas partes de la República Mexicana, pero sólo lo lograremos con el compromiso y la coordinación del Estado mexicano en su conjunto.

Se requiere del trabajo corresponsable y articulado de los Poderes de la Unión, de los tres órdenes de Gobierno, de la sociedad civil organizada, de los medios de comunicación y de la propia ciudadanía.

Alcanzar la paz es una causa que nos convoca y nos compromete a todos los mexicanos.

Los mexicanos tenemos la energía, la capacidad, la pasión, el talento para construir una Nación a la altura de nuestras expectativas.

Nadie vendrá a hacer por nosotros lo que nosotros no seamos capaces de construir por nosotros mismos.

Hoy nos hemos propuesto mover a México para que realmente podamos modelar un México a la altura de las expectativas de la sociedad presente y hacer de ello nuestro mayor esfuerzo para legar a las futuras generaciones un mejor país.

Y esto está muy claro. No va a ocurrir por inercia o de manera fortuita, implica que todos nos pongamos a trabajar, manos a la obra.

Implica que depongamos a veces actitudes sesgadas o individuales, para que juntos hagamos un esfuerzo conjunto, con unidad de propósitos en esto que queremos tener para nuestro país.

Y hoy nos convoca el que podamos alimentar la política pública del Gobierno de la República en materia de seguridad pública, para logar un objetivo: ofrecer a los mexicanos el México de paz y de tranquilidad que todos queremos.

Hago votos porque realmente este esfuerzo redunde en políticas de orden público que verdaderamente den los resultados deseados. Y que ello permita que México pueda desplegar su enorme potencial en oportunidad de lograr que más mexicanos se puedan incorporar al desarrollo y al crecimiento que su país les ofrece.

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* Discurso pronunciado durante el Foro Nacional México en Paz, en Monterrey, N.L, el 16 de Abril de 2014.



EEM

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