Policrato Philodemos

¿ Publicistas ó Merolicos ?

2007-01-03

Tal parece que se trata de un mundo virtual de telenovela barata, ideado por la propaganda...

( El reclamo de una mercadotecnia tramposa )

¡Compra!… ¡Compra!…¡Compra!… hasta
agotar tus bolsillos… que así te haré famoso
para que seas envidiado.

(Letanía de los comerciantes)


A finales del Siglo XIX llegó a la Ciudad de México un emigrado judío polaco de nombre Rafael Meraulyok, era hombre enjuto, de edad indefinida y un hablantín convincente capaz vender cualquier cosa, quien además de ofrecerse para sacarle las muelas o los dientes cariados a los incautos (o desesperados por el dolor) con unos alicates de mecánico a cambio de lo que pudieran pagarle, hizo también del comercio ambulante en plazas y alameda su trabajo y forma de vida, que la mantenía pregonando y vendiendo toda clase de enseres y remedios que supuestamente servían para todo; cargaba una variedad de artículos y pócimas que iban desde los que servían para costurar o pegar una suela de zapato desprendida, hasta aquellos que simultáneamente curaban la disentería, reducían la obesidad, o eliminaban la calvicie, además de servir como remedio para el dolor de cabeza ó quitar las insufribles callosidades de los juanetes.

Siendo su apellido de muy difícil pronunciación para los hispanohablantes de México, éstos acabaron españolizándolo bajo la fácil pronunciación de "Merolico", palabra que se asimiló al idioma como mexicanismo y apelativo para identificar a todo vendedor ambulante, hablantín y engañabobos que ofrecen baratijas, a las que adjudican propiedades maravillosas, y de efectos tan instantáneos que superan todo lo conocido, siendo capaces de transformar positivamente la vida quienes los adquieren, o que los utilizan para sanar de sus enfermedades y/o conseguir la felicidad conyugal deseada.

Vale señalar que eran muy pocos quienes creían verdaderamente en las maravillas que les ofrecía el merolico, pero aún así le compraban aquello que les ofrecía una esperanza… no fuera a ser que sí sirviera, y a lo mejor surtir el efecto prometido… total, decían los oyentes del merolico, eran chácharas, amuletos, pomadas, o jarabes que vendía muy baratos.

Con el paso de los años esta forma rústica de mercadotecnia, un tanto callejera y fraudulenta se ha ido perfeccionando, hasta alcanzar una categoría profesional en la actualidad, en que se ha convertido en una profesión que se estudia en escuelas de nivel universitario, aunque en el fondo sigue siendo un arte tradicional para inducir a que se compren enseres, sueños, o baratijas que no se necesitan, o que carecen de las atribuciones  de calidad o de la utilidad que anuncian, simplemente porque los han puesto de moda y otorgan un supuesto estatus social a los ingenuos que los adquieren…. Aunque podríamos afirmar que se trata de los mismos merolicos y las mismas baratijas, solo que los primeros se han convertido en merolicos de cuello blanco, ahora al servicio de grandes empresas, siempre dispuestos a utilizar su ingenio y los grandes recursos de la moderna tecnología (como la prensa escrita, la radio. La televisión, y últimamente las redes informáticas de Internet), para engañar incautos y convertirlos en compradores de aquello que no necesitan, simplemente porque les han hecho creer que adquirir y lucir públicamente las baratijas de moda, les otorga el estatus de pertenecer al selecto grupo de consumistas con capacidad económica desahogada; La otra diferencia con el merolico tradicional y callejero es que las baratijas que adquieren son producidas por grandes empresas que les alientan el consumismo imbécil y la costumbre del desperdicio, todo ello a nombre de una sacrosanta e inexistente libertad de mercado, y bajo el falso paradigma, repetido como mantra religioso, de que así se está colaborando al desarrollo y progreso del país.

Tal parece que se trata de un mundo virtual de telenovela barata, ideado por la propaganda mercantilista que alienta el consumismo y beneficia a los estafadores de anhelos ocultos, muy alejados de cualquier escrúpulo social o humanitario, quienes solo buscan el mayor lucro posible. Una muestra de ello la evidencian las rebajas de mercancía que hacen los grandes almacenes y tiendas departamentales, una vez que pasa la temporada de grandes ventas inducidas por los modernos merolicos a su servicio (como sucede después de navidad, reyes magos, moda invierno o primavera verano, día de la madre… etc., etc.), cuando reducen a la mitad los precios en que estaban vendiendo la mercancía… ¿O acaso seremos tan ingenuos en creer que están vendiendo con pérdida la mercancía que ofrecen, o por debajo de su costo?... ¿Qué no es más lógico suponer que lo único que hacen es disminuir en algo sus desproporcionadas ganancias?... ¿Acaso no es esto una muestra clara de la voracidad que alienta a los comerciantes que solo buscan (afanosamente y con engaños), vaciarle el bolsillo a su clientela… de ser esto posible?... ¿Acaso cabría la posibilidad de que existiera un verdadero libre mercado, habiendo monopolios (como son en México los bancos, las estaciones televisoras comerciales abiertas, la telefonía fija, la venta de energía, los sindicatos corporativos… etc., etc.), cuyas ganancias son obscenas, comparadas con las que se obtienen en un país desarrollado y frente un pueblo arrinconado en la pobreza?.... ¿Será esto el libre mercado neoliberal que pueda realmente impulsar el desarrollo de la nación?…¿O solo se tratará de la libertad existente para estafar a quien se pueda,  para así concentrar la riqueza de país en una élite plutocrática, como verdadero poder de facto en el país?

Es seguro que los nuevos merolicos de cuello blanco y sus mecenas patrocinadores, no estarán de acuerdo con este tipo de planteamientos, y como buenos sofistas neoliberales que son, buscarán denostarlos con argumentos retorcidos, para finalmente seguirnos tratando como retrasados mentales que comulgan con ruedas de molino, y seguir tratando de convencernos que las bebidas gaseosas que producen los monopolios trasnacionales, son parte importante e indispensable de la dieta del mexicano, y que por dicha razón no deben ser objeto de más impuestos, ya que se estaría lesionando la economía popular…. Sin que les preocupe que el uso y abuso de las bebidas embotelladas sea nocivo para la salud de la población.



AAG
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