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En un viaje, ¿cuándo conviene darles aparatos electrónicos a los niños?

2014-09-24

Ya había dejado de lado sus juguetes y había dormido una siesta.

LINDSAY GELLMAN, The Wall Street Journal

Adam Leija había recorrido casi la mitad del viaje en auto de cinco horas de San Antonio a Dallas junto a su esposa, Lara, y sus dos hijas pequeñas cuando Victoria, de dos años, comenzó a gritar en el asiento trasero.

Ya había dejado de lado sus juguetes y había dormido una siesta. "A mi esposa y a mí prácticamente se nos habían agotado las ideas", relata Leija. "Nos miramos el uno al otro y dijimos, 'Démosle el iPad'".

Y así lo hicieron.

Silencio.

Por mucho que algunos padres intentan resistirse a acudir a los dispositivos electrónicos para entretener a sus hijos, la tendencia parece ir en su contra. Los aparatos son más baratos que nunca y los niños están expuestos a ellos en casi todos los aspectos de sus vidas. Para muchas familias, la parte más difícil de un viaje en auto ya no consiste en pelearse con niños mimados, sino en conectar todo el equipo de pantallas y cargadores en el asiento trasero.

Los psicólogos señalan que la proliferación de dispositivos electrónicos personales plantea un nuevo desafío para los padres de hijos pequeños. "La tecnología se ha (desarrollado) de la noche a la mañana", explica Kimberly Young, fundadora del Centro de Adicción a Internet, en Bradford, Pensilvania. "Los padres no saben qué hacer al respecto, y no conocen la forma adecuada de integrarla a sus vidas". Recomienda que las familias traten de encontrar el equilibrio de convivencia familiar sin tecnología y cantidades moderadas de tiempo frente a la pantalla.

En los viajes en carretera, los padres deberían venir preparados con los clásicos objetos de entretenimiento —figuras de acción, plastilina, calcomanías— además de dispositivos electrónicos, indica Karen Ruskin, una terapeuta familiar de Massachusetts.

Si es posible, reúnase con su hijo o hija para elegir y empacar algunas actividades antes del viaje, anotó Ruskin, que se especializa en la comunicación familiar. De esta manera, los padres les enseñan a sus hijos a entretenerse a sí mismos, en lugar de depender exclusivamente en un padre o en la tecnología, afirmó.

La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda limitar el tiempo que los niños dedican a las pantallas a menos de entre una y dos horas al día, y desaconseja la exposición de cualquier tipo para menores de dos años.

Aunque las pantallas no son causas primarias de ningún problema de salud importante, la academia dice que contribuyen de manera sustancial a riesgos de salud como la obesidad.

Muchos padres de familia sienten que transitan por un territorio delicado entre ofrecer entretenimiento relativamente inocuo y criar a niños que dependan demasiado de los aparatos electrónicos.

"Al principio estábamos en contra de utilizar tecnología", anota Fabiana Sutton, de 36 años, madre de dos niñas, de 3 y 6 años, y residente de Nueva York. Sutton y su esposo solían emplear únicamente materiales de diversión como crayolas, calcomanías e incluso el paisaje de la carretera para mantener a sus hijas entretenidas en el auto. Pero, en cierto momento, ya no parecía justo prohibir el uso de dispositivos tecnológicos.

Sutton dice que sus hijas deben entretenerse por su cuenta durante la primera parte del viaje, quizás unas dos horas. "Me parece que sería pedir demasiado que un niño se quede sentado y callado por más tiempo", asevera. Después, tienen permiso de usar sus tabletas, aunque solo pueden usar juegos y ver programas educativos, precisó.

Eileen Gunn, editora de un sitio web de viajes y madre de una niña de 6 años, cuenta que le gustaría que los cables para cargar los iPhones y los iPads fueran más largos para llegar al asiento trasero con mayor facilidad desde el enchufe del frente del auto.

Barrett Marson, del estado de Arizona, indica que solía bajar la ventana o subirle a la radio para ahogar el sonido de su hijo Jacob, que sollozaba en el asiento trasero del auto cuando tenía unos 5 años.

"No había forma de consolarlo", afirma Marson. En una ocasión, Marson intentó darle un smartphone a Jacob. El niño rápidamente se absorbió en juegos como Minecraft y se entretuvo de manera callada.

Ahora que Jacob tiene 10 años, normalmente juega en su propio iPod Touch durante 90% del trayecto a Orange County, California, un viaje que la familia hace con frecuencia, anotó Marson. Al mismo tiempo, su hija Hannah, de 14 años, se divierte con juegos en su iPhone.

Marson dice que no pone límite al tiempo que los niños dedican a las pantallas. "Los pueden usar hasta que se acabe la batería", anota. "La mayor lucha es por el enchufe".



EEM

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