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"Solo quiero pasar", la llamada desesperada de los inmigrantes en Ventimiglia

2015-06-17

Cientos de inmigrantes, que en la mayoría de los casos huyen de la conflictividad de sus...

Gonzalo Sánchez

Ventimiglia (Italia), 17 jun (EFE).- "Solo quiero pasar" fue la reivindicación que muchos inmigrantes lanzaron hoy en Ventimiglia, ciudad fronteriza entre Italia y Francia donde esperan continuar viaje a Europa tras la decisión de París de prohibirles el paso.

A trece kilómetros de la frontera ítalo-francesa, este municipio se ha convertido en un tapón para cientos de inmigrantes que, tras cruzar el Mediterráneo desde el norte de África, esperan continuar su periplo hacia el norte europeo.

Un objetivo que se ve por el momento impedido debido a la decisión unilateral de las autoridades galas de prohibir el acceso en el país a aquellas personas que carezcan de un permiso de residencia legal en la Unión Europea (UE).

Cientos de inmigrantes, que en la mayoría de los casos huyen de la conflictividad de sus países, se ven ahora atrapados en esta ciudad ubicada entre escarpadas montañas y frente al mar de Liguria.

"Me cuentan que en sus países sufren la guerra, que estaban muy mal. Situaciones horribles. Y cuando han llegado aquí se han encontrado con que Francia les ha bloqueado el acceso", lamentó a Efe Yousra Jamil, cooperante de Cruz Roja.

Se limitan a esperar y lo hacen en dos puntos de la ciudad: la escollera del Puente San Ludovico, fuera del casco urbano y a escasos metros de la frontera, y la céntrica estación ferroviaria.

En la escollera han acampado al menos 150 inmigrantes para protestar por la medida de Francia, empapados este miércoles por una fina lluvia matutina y bajo un inclemente sol por la tarde.

La mayoría son musulmanes y prometen continuar "el tiempo que sea necesario" a pesar de la inminencia del ramadán, que comenzará mañana y que les obliga a ayunar de día y lavarse antes de cada oración, prácticas que difícilmente podrán llevar a cabo en la situación en que se encuentran.

Además de yacer sobre afiladas piedras, se asean y hacen sus necesidades en el mar y subsisten con los víveres que les llevan organizaciones humanitarias como Cruz Roja o Caritas, además de los vecinos de ambos lados de la frontera.

Aseguran con vehemencia que no tienen intención de permanecer en suelo francés sino que su verdadera meta se encuentra en otras latitudes, concretamente en países nórdicos como Noruega o Suecia, donde dicen tener familiares.

El joven sursudanés Kamel Ahmed llegó a Italia hace diez días procedente, como muchos otros, de las costas libias y lo hizo, según aseguró en declaraciones a Efe, "en busca de una educación" que en su país "es mala".

"Vine desde Sudán del Sur a Italia partiendo desde Libia. Mi destino es Noruega o Alemania porque creo que allí la educación es mejor que en mi país y mejor que en Italia o Francia. Solo quiero pasar. Nadie de los que estamos aquí queremos permanecer en Francia", aseveró.

Denunció la "desagradable situación" que vive sobre esas rocas de la escollera ligur y expresó su deseo de celebrar el mes sagrado musulmán pese a "la miseria que sufrimos aquí".

Esta jornada fue "mucho más tranquila" que la de ayer, ya que las fuerzas del orden no han procedido por el momento a desalojar a los acampados, señaló la coordinadora de Cruz Roja Fiametta Cogliolo.

Hoy, 17 de los inmigrantes que acampan en las rocas pidieron a los voluntarios que les trasladaran a la estación del municipio para utilizar las duchas que han sido allí instaladas.

Entre ellos comentaban posteriormente su intención de regresar a las rocas, un objetivo complicado habida cuenta de los fuertes controles policiales que se han establecido en la zona para evitar nuevas llegadas.

Pero si la situación en las piedras es alarmante, no lo es menos en el otro punto en el que esperan retomar su camino: la estación de tren, donde se congregan más de 200 inmigrantes.

En sus puertas, decenas de ellos hacen fila para recibir comida mientras que otros tantos asisten, con gesto somnoliento, al trasiego de los viajeros.

Una zona del recinto ha sido reconvertida en un improvisado campamento en el que los inmigrantes pernoctan y, para entrar en él, es preciso el uso de guantes y material hermético debido a los numerosos casos de sarna registrados.

El lugar recibió hoy la visita de la delegada del Gobierno en la provincia de Imperia, Silvana Tizzano, que mostró su preocupación por la situación de Ventimiglia y aseguró que todos los actores sociales están "poniendo sus energías" para afrontar esta "emergencia".

Como cada día en las últimas semanas, los inmigrantes se preparan para pasar una noche más en Ventimiglia, unos sobre las piedras -protestando-, otros en la estación -esperando-, pero todos pensando en proseguir su viaje a Europa, donde aspiran a encontrar "otro planeta". EFE

 



EEM

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