Vox Populi

Muerte de las ideologías, auge de la corrupción

2016-03-12

La corrupción que observamos y con ello la pérdida de la calidad de la...

Jaime García Covarrubias

La corrupción que observamos y con ello la pérdida de la calidad de la política es consecuencia del derrumbe del Muro de Berlín y de lo que se conoció como la caída de las ideologías.

La corrupción, gota a gota

Esta sentencia, que seguramente Ud. encuentra algo restrictiva y tal vez absurda, tiene una explicación basada en un muy lógico fundamento que le escuchara por primera vez a un notable profesor ya fallecido.

En mi doctorado en España, hace más de dos décadas, tuve la suerte de tener como maestro al Dr. Jesús Fueyo Álvarez, exmiembro del Consejo de Estado, catedrático, escritor, ensayista, autor de varios libros (El retorno de los budas, La Mentalidad Moderna, Humanismo Cristiano y Humanismo Marxista, Pueblo y Estado, La Época Insegura etc.). El profesor Fueyo en esos tiempos era un intelectual marginado ya que le perjudicaba haber participado en un grupo de jóvenes, que se decía eran brillantes pero que asesoraron al dictador de España, Francisco Franco. Esta circunstancia hizo que su tremenda y rigurosa inteligencia, fuera aprovechada sólo por algunos alumnos de doctorado, normalmente extranjeros, que se interesaban por su seminario en la vieja casona del prestigioso Instituto de Ciencias Morales y Políticas de la Plaza de la Villa 2, sito en el Madrid de los Austrias.

La sesión duraba una hora exacta y el número de alumnos tenía que guardar relación con el tamaño de la mesa redonda que usaba para dar su clase. Era un hombre de gesto adusto, de setenta años -falleció al año siguiente- no muy afable, que fumaba tabaco negro y que se apoyaba en un bastón. Se veía cansado -se comentaba que había estado muy enfermo- y mostraba poco entusiasmo con la sociedad española de los 90, aunque no lo externalizaba.

Era la época de la caída del Muro, se hablaba del fin de la ideología y había hecho su aparición Francis Fukuyama con su libro titulado El fin de la historia. En una de las clases, el profesor Fueyo nos dijo…"el declive de las ideologías será negativo ya que en lo sucesivo la política no se basará en un sistema de ideas convirtiéndose en puramente instrumental y el resultado de ello será la corrupción…al final nos arrepentiremos de que no haya ideologías".  Este pronóstico me marcó mucho ya que todos estábamos muy entusiasmados con que la política perdiera ese rasgo ideológico tan fuerte que habíamos conocido en nuestra región.

Sin embargo, la cruda realidad le dio la razón ya que en nuestro panorama chileno y, yo diría regional, observamos exactamente lo que el profesor Fueyo vislumbró. Por ejemplo, en Chile, el Partido Comunista, quizás el más ideologizado de todos y de sólida doctrina, perdió su punto de apoyo ideológico luego del fracaso de los países del Este, y está convertido en un partido contestatario a la sociedad basada en las libertades y la economía libre. Luego de bajar del histórico 19%, fluctúa ahora entre el 3-5%. Su más importante apuesta es ganar espacios de liderazgo específicos ya que ha ido perdiendo el manejo de la calle y de paso descansar en la creencia de que utilizan estrategias tipo Gramsci para ganar el poder.

La democracia cristiana hace otro tanto. Sus principios ideológicos y doctrina son un referente más histórico que nada y solo es motivo de discursos cuando lo amerita la situación. En oportunidades pasean a Maritain como símbolo de respeto, tal cual se paseó al Cid muerto en los lomos de Babieca. Los discursos de Eduardo Frei Montalva ya ni se citan. El Partido por la Democracia nació sin principios ideológicos y se reconoció el mismo como instrumental. El Partido Socialista, siempre afectado por grupos internos, hace mucho rato que no es ni marxista ni socialdemócrata. El viejo Partido Radical no ha podido adaptarse a la modernidad y su antiguo laicismo ya no lo sabe cómo expresar. Si miramos a la derecha, el panorama parece ser peor. En primer lugar, porque la Derecha política nunca fue muy ideológica, aunque sí tenía una posición clara en el espectro político y, en segundo lugar, porque en su decisión de querer correrse al centro perdió todo referente y sus mismas ideas perdieron identidad. Quizás su única base ideológica es su adhesión a la economía de mercado y la defensa, sólo por algunos, de los valores tradicionales.

Por lo tanto, el panorama político está destruido por su escasez de ideas y proyectos, observándose "retazos" ideológicos desmembrados de una idea central. Por ello, no es extraño que los grupos políticos tienten  a jóvenes de reality shows de popularidad pasajera, artistas, figuras de TV para cargos de representación popular.  ¿Qué explica aquello? Que el único interés que motiva la política en estos tiempos, es participar del poder y hacer "cosas", pero desprovistas de un sistema de ideas que inspire integralmente lo que se propone.  Entrar en un debate de cuánto estado y cuánto mercado, no tiene necesariamente connotación ideológica valiosa. Por tanto, se perdió el sentido esencial de la política, quedando sólo como un lugar adecuado para obtener espacios de poder, tráfico de influencia y beneficios para individuos o sectores. Esta política sin contenido se divorcia de la ciudadanía y produce incertidumbre ya que es impredecible, a diferencia de la política basada en ideas.

Otro factor que ayuda a divorciar al político de la masa es la búsqueda del consenso a cualquier costo. Si bien es cierto que lograr consensos en la política es deseable, cuando la ideología está presente es más valioso, pero es más difícil alcanzarlo porque exige grandes renunciamientos y con ello la posible "colusión"  de los políticos se dificulta. Esta particular "colusión política" termina indefectiblemente en la formación de la Ley de Hierro de la Oligarquía (Robert Michels) que destruye la interrelación política-pueblo.   Por todo ello, solamente en este escenario, en que no priman las ideologías y es meramente instrumental, se puede entender la alianza entre el PC y la DC.

Como consecuencia, apreciamos un debilitamiento de todo el sistema institucional y se llega a que los humoristas festinen groseramente con la presidenta Bachelet, sus familiares y parlamentarios, ante la impávida presencia de las  autoridades comunales.

Sin embargo, hemos sido testigos en el pasado que la excesiva ideologización puede provocar crisis políticas. Pero el tiempo ha demostrado que esas crisis, a la larga, son menores  que  las provocadas por la excesiva instrumentalización que conlleva corrupción. Obviamente, cuando  hablamos de ideología  no estamos hablando de "ideologización", que fue lo que ocurrió en el periodo de la UP donde un gobierno con el 37% intentó por cualquier medio imponer un programa que afectaba a una mayoría de la población. La definición de ideología que asumo es la de Vekemans, que expresa que "es la elaboración de criterios que  permitan  al hombre optar  racionalmente frente a finalidades múltiples y alternativas sobre la base de una escala de prioridades". Confundir ideología con "ideologización" es como comparar los pulmones con la pulmonía.

Tengo una visión escéptica de la democracia perfecta pues al ser obra humana hay que aceptarla con imperfecciones y crisis. En lo personal, prefiero crisis derivadas de tensiones ideológicas antes que toda una institucionalidad desprestigiada debido a una reinante corrupción transversal propia de un sistema político instrumental.

En uno de los discursos de despedida del Dr. Jesús Fueyo (falleció en 1993), un académico citó una conversación donde el viejo catedrático mostraba su pesar ante la crisis de las categorías jurídico políticas y le preocupaba la destrucción de la política y el derecho.

Finalmente, quisiera señalar que la pérdida de las visiones ideológicas redujo el estándar para ser político, porque antes había que tener formación filosófica y política, aunque no se tuvieran estudios formales, ya que el partido lo exigía. En cambio hoy día…cualquiera…pues, cualquiera puede ser político.



JMRS
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