Divagaciones de Merlín
Impotencia al comprar gasolina
Víctor Manuel Peralta Martínez
¿Robar es un delito?
Solo para los pobres.
Anónimo
Algo que me causa irritación y molestia es cuando tengo que ponerle combustible a mi coche porque ya le queda poco, el desagrado empieza al acercarme a la expendedora de gasolina, no importa donde se ubique o de que empresa sea, porque sé que todas son iguales (salvo raras excepciones) y no me van a dar la cantidad o litros que pido y que por supuesto, pago.
Todo mundo sabe que así sucede y sin embargo, no hacemos algo, al menos yo no lo he hecho y, en México somos muchos ciudadanos que así actuamos, parece ser que la indolencia nos ha hecho presa y no nos deja pensar que nos están haciendo un robo, prácticamente en despoblado, no encuentro una solución para que dejen de darme menos gasolina que la que estoy pagando.
He hecho todo lo que me han aconsejado, ir en la mañana cuando la temperatura es baja, pedir la cantidad en litros y no en pesos, una determinada bomba de la gasolinera, abastecerme en donde cargan los taxis y autobuses de transporte público, porque a ellos si les venden la gasolina completa, etc., nada me ha funcionado, cuando terminan de surtirme, vuelve mi desilusión al ver en el tablero que el indicador no marca la cantidad solicitada y aunque reclamo, el expendedor me dice que él no sabe nada, porque él solo despacha, y hasta se ha dado la ocasión en que al pagar con dos billetes de 200 pesos, se hace el gracioso, para decirme que le di un billete de 200 y otro de 20. La encargada tampoco resuelve mi problema, porque ella no maneja las bombas. Me trago mi rabia y a seguir con mi día.
Pero recuerdo que existen Instituciones como La Procuraduría Federal de Defensa del Consumidor (PROFECO) cuya Misión es: proteger y promover los derechos de los consumidores, garantizando relaciones comerciales equitativas y el acceso en mejores condiciones de mercado a productos y servicios. Su Objetivo principal es proteger y defender los derechos de los consumidores.
En su portal, Profeco menciona que verifica entre otros, los establecimientos que expenden combustible al público en general, como estaciones de servicio o gasolineras, con estas acciones se busca garantizar que las bombas de gasolina surtan litros de a litro, cuando se detectan irregularidades en el funcionamiento de bombas despachadoras, se procede a su inmovilización.
Las estadísticas de las gasolineras que dan menos producto por litro prácticamente son todas, Profeco registra que de las más de 10,000 gasolineras que existen en el país, solo han podido verificar alrededor del 30% y que al hacerlo, -salvo muy raras excepciones- han tenido que inmovilizar desde una bomba, hasta 16 en solo un expendio. Las sanciones que les impone Profeco son económicas, algunas muy elevadas, pero aquí no existe un delito para el robo, solo una sanción administrativa. Otras no han dejado que se les verifiquen sus bombas y prefieren pagar la multa por no permitirlo.
También menciona que han encontrado nuevos métodos que usan en las gasolineras para robar gasolina a sus clientes, estas son: Que los dispensarios tardan 12 segundos en despachar gasolina, durante estos segundos la bomba ya está marcando pero no se ha suministrado gasolina.
El equipo es alterado electrónicamente para dar menos combustible, aquí hay un inconveniente, las autoridades no están facultadas para revisar la consola en las oficinas, solo pueden comprobar el correcto funcionamiento del dispensario.
Cortar la energía eléctrica al dispensario, al volver a subir el swicht el dispensario se pone en ceros, como normalmente uno no está viendo, el despachador dice que ya le puso la cantidad pedida, aunque no sea cierto.
Parece ser que las verificaciones e inmovilizaciones de bombas no ha solucionado el problema, porque al pagar la multa las expendedoras vuelven a la misma práctica, de acuerdo a la publicación ALCONSUMIDOR AC, que podemos hacer entonces para defendernos de las gasolineras rapaces.
El 24 de junio de 2014 el periódico el Universal publicó que “El presidente de la Cámara de Diputados y de la junta de Coordinación Política, dijeron que es alarmante que el 29% de las gasolineras roben combustible, Que nos diga la Profeco como le podemos dar más dientes para acabar con esta situación. Por supuesto que en la Cámara de Diputados estamos dispuestos a resolver este caso que indigna a la gente, enfatizó, si se requiere de leyes más estrictas, hay que hacerlas.” Para la Cámara de Diputados la solución es hacer leyes más estrictas, aunque no se cumplan, porque así lo demuestra el persistente robo diario en gasolineras. Su propuesta no sirve, tan es así, que no la han elaborado, menos proponerla.
Un estudiante del Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec diseñó un dispositivo inalámbrico e inteligente para medir en tiempo real la cantidad de combustible suministrado a los vehículos y así evitar el robo en las gasolineras, el dispositivo no está puesto al servicio de los usuarios.
Por lo tanto, seguimos en indefensión ante las expendedoras cuando compramos gasolina, ¿Qué hacer entonces? Porque automovilistas y choferes somos víctimas día a día del robo hormiga de estos comercios en todo el país, ante una legislación que poco favorece al consumidor. Se da a conocer la lista de las gasolineras que no dan el litro completo, muchas de ellas relacionadas con el crimen organizado y ahora también conocemos las transas que hacen.
Solo falta que el Gobierno les ponga un alto y que la Profeco ponga la denuncia correspondiente por robo, este trámite no necesita una nueva legislación puesto que está tipificada.
La sociedad civil debe redoblar esfuerzos para denunciar y exigir solución a estos hurtos. Demandar al gobierno a resolver este grave problema, del cual se ocupa poco y en donde hace falta -más allá del compromiso retórico- la defensa irrestricta de los usuarios del combustible.
Para resolver el problema se necesita voluntad política, no se llega a comprender esta falta de disponibilidad, será que al hacerlo se perjudicarán intereses intocables. Supongo que no, que solo es cuestión de tiempo y de una mayor participación ciudadana. Recordemos que en este modelo neoliberal que vivimos en México, el gobierno solo es el árbitro para evitar que el juego sea injusto y sesgado a favor de los peores intereses.
JMRS