Educación

La UNAM, otra vez en conflicto

2018-09-10

La efervescencia en los territorios de este gigantesco centro académico, referente de la...

Por Marcos Romero

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO - El principal ateneo del país, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), vuelve a ser escenario de un conflicto de estudiantes a raíz de un ataque de un grupo de choque contra jóvenes frente a la rectoría hace una semana que amenaza con escalar.
    
La efervescencia en los territorios de este gigantesco centro académico, referente de la educación pública en México, ocurre cuando está por cumplirse medio siglo de los disturbios de 1968, previos a los Juegos Olímpicos, que culminaron con la llamada Matanza de Tlatelolco, el 2 de octubre de ese año.
    
Decenas de estudiantes -algunos piensan que cientos- murieron durante ese trágico episodio luego que el Ejército reprimió brutalmente la última de una serie de manifestaciones contra el gobierno autoritario del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz.
    
Este episodio dejó una profunda impronta en la conciencia colectiva del país y fue el motor de fuertes transformaciones democráticas posteriores, que erosionaron el poder hegemónico del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).
    
El lunes pasado, grupos de choque llamados "porros", que mantienen asolados a varios establecimientos del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), escuelas de nivel medio superior pertenecientes a la UNAM, irrumpieron en una manifestación de estudiantes frente a la rectoría en Ciudad Universitaria y golpearon a varios jóvenes.
    
Al menos 4 de ellos resultaron heridos y hospitalizados, y uno de ellos estuvo a punto de perder un riñón.
    
El rector Enrique Graue ordenó el pasado martes la expulsión de los "provocadores que obedecen a intereses ajenos a esa casa de estudio y pretenden desestabilizarla para crear un clima de inseguridad e incertidumbre".
    
El miércoles, 40 escuelas, institutos y centros de investigación de la UNAM declararon un paro de uno a tres días en protesta por los disturbios y se espera que el lunes próximo se reanuden parcialmente las actividades.
    
Sin embargo, ayer se realizó una asamblea general interuniversitaria en la cual se comenzó a discutir un pliego petitorio que incluye la renuncia del rector y la adopción de medidas más enérgicas contra grupos que extorsionan a los estudiantes, controlan la venta de droga y generan desórdenes.
    
Los dirigentes de la comunidad universitaria también piden la salida definitiva de Teófilo Licona, jefe de Vigilancia de la UNAM, suspendido el miércoles pasado, y la renuncia de Benjamín Barajas, director general del Colegio de Ciencias y Humanidades, además de demandas más amplias como "transparencia del presupuesto y el incremento de recursos para educación, ciencia y tecnología".
    
En 1999, estalló una huelga en la UNAM después de que el Consejo Universitario aprobó una reforma para imponer un aumento de cuotas, pero el rector Francisco Barnés tuvo que dimitir siete meses después ante el rechazo de los estudiantes, que decretaron una huelga que se prolongaría otros siete meses.
    
Al final, el 6 de febrero del 2000, el entonces presidente Ernesto Zedillo, ordenó el ingreso de 2,500 efectivos de la policía federal que expulsaron a los últimos huelguistas que mantenían ocupado el campus y paralizada la universidad.
    
Ante el temor de que se repitan revueltas semejantes, diversas voces han surgido para demandar la defensa de la institución.
    
"Hay instituciones que deben seguirnos provocando orgullo.
    
Una de esas es justo la UNAM. Quienes se empeñan en asediarla o descalificarla, o incluso en desmantelarla, atentan contra lo mejor de México", afirmó el escritor Jorge Volpi.
    
"Es uno de los escasos acicates que aún permiten la movilidad social y la esperanza de un futuro mejor. Corresponde a todos los ciudadanos, universitarios o no, la tarea de defenderla", dijo. Por su parte, el académico Macario Schettino alertó que el 50 aniversario del movimiento de 1968 "será utilizado como excusa" pero dijo que "no hay punto de contacto alguno entre lo ocurrido en ese entonces y lo que hoy podemos ver". "No vivimos bajo un sistema autoritario, nadie necesita exigir democracia, derecho de opinar o manifestarse, o abuso policial", afirmó.



Jamileth
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