Policrato Philodemos

Amarillismo mediático y oportunismo político

2007-03-03

Cuando se analizan seriamente las opiniones vertidas sobre el tema, necesariamente se infiere que...

El falso dilema del VIH, SIDA en las FF. AA.

Los sofistas se benefician retorciendo la razón
y odian el lenguaje directo de la realidad.


Durante estos últimos días se ha puesto de moda en los medios impresos, en la arena político-jurídica, y en el espectro radioeléctrico informativo, especular y denostar la verticalidad estricta de la conducta militar, sin analizar seriamente el problema que abordan, y menos aún el conocimiento de lo que son realmente las Fuerzas Armadas en su organización, misiones, responsabilidades y normatividad, cuando se manejan aptitudes y capacidades indispensables, tanto físicas como psicológicas para el servicio de las armas, especialmente en el caso que se aborda, como es el de quienes se encuentran infectados de VIH, SIDA, en el que utilizan estereotipos militaristas creados por ellos mismos, para manipular conciencias y explotar sentimentalismos (como mercenarios del escándalo informativo), a sabiendas de que el amarillismo mediático tiene gran poder de convocatoria y "vende noticia$".

Cuando se analizan seriamente las opiniones vertidas sobre el tema, necesariamente se infiere que la mayoría de quienes han estado escribiendo y/o comentándolo en los diferentes medios de divulgación, son personas ajenas al medio castrense, sin información, experiencia o conocimiento directo de lo que es la vida militar, ya que equiparan el servicio de las armas en el Ejército, Armada o Fuerza Aérea, con las relaciones laborales de cualquier trabajo dentro del medio civil, ignorando que la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, en su Artículo.- 13 establece la existencia del llamado "Fuero de Guerra" que regula la organización, disciplina y normatividad de la vida militar, incluyendo aquella que determina cuales son los padecimientos, enfermedad, y discapacidades incompatibles con el servicio de las armas.

Cabe señalar que el servicio de las armas no es una "chamba" o relación laboral que se rija por lo establecido en la Ley Federal del Trabajo (Art.- 123 constitucional, Inciso XIII), pues los horarios laborales y jornadas de los servicios militares siempre se ajustan y responden al alto interés de la seguridad nacional y/o de la defensa de país, sin que conlleven el pago de horas extras, como sucede en cualquier relación laboral bajo la normatividad de la Ley Federal del Trabajo.

De la misma manera, los miembros de las FF. AA. están conscientes de que al ingresar aceptan la disciplina militar como norma invariable de conducta, misma que se rige por un código severo que tipifica como delitos (que se castigan con penas corporales de reclusión), diversos tipos de conductas que en la vida civil ni siquiera pasarían como faltas o desatenciones, saben también que en las FF. AA. no existen sindicatos, huelgas, ni manifestaciones tumultuarias (constitutivas de delitos del orden castrense), sino entrega y sacrificio a los altos intereses de la nación.

Sería interesante conocer los criterios de quienes han estado opinando (que no razonando con conocimiento de causa), sobre el falso dilema de los militares infectados con VIH, SIDA, en donde solamente expresan sus creencias sobre el instituto armado, al que le endilgan actitudes discriminatorias, si en caso de necesitar guardaespaldas o personal de seguridadÂ… ¿Contratarían a personas con alguna discapacidad física o mental que les impidiera cumplir con su cometido?... ¿O las mantendrían como escoltas estando incapacitadas para ello?.... creo que la respuesta negativa es obvia, y no descansaría en argumentos como la discriminación, sino porque no se le puede exigir a alguien que realice una tarea que se encuentra fuera de sus posibilidades físicas o intelectuales, de la misma manera que nadie razonablemente cuerdo, y conociendo la discapacidad que sufre la persona, se pondría en manos de un cirujano que estuviera afectado de dislexia, de un piloto de avión que fuese daltónico, o que se dejara guiar por las opiniones de un perturbado mental.

Lo anterior, en el caso de los miembros de las FF. AA. infectados con VIH, SIDA, no significa que se les deba echar de la institución o que se les deje desprotegidos, sino simplemente que deben pasar a situación de retiro, con los derechos que la misma Ley del ISSFAM les concede, pero de ninguna manera incorporarlos a filas en donde la misma naturaleza del servicio de las armas (entrenamiento militar bajo situaciones límite, vigilancias y control militar prolongado en zonas remotas y sin facilidades urbanas, largas travesías en buques de guerra, exigencias físicas de las fatigas, zafarranchos y fajinas), les impediría seguir un tratamiento adecuado a su enfermedad, además del riesgo de que la rudeza de sus tareas y misiones empeoraran su patología.

Es necesario  informar a quienes opinan y expresan sus prejuicios sobre este tema, como los vertidos por la Sra. Rosario Robles (Milenio Diario, Pág. 14, Sábado 3 de Marzo de 2007), quien aborda el tema diciendo que (sic.) "la batalla de esos valientes (refiriéndose a los soldados que iniciaron un juicio de amparo contra la SEDENA), es la de todos los que reivindicamos los valores de la dignidad humana y la libertad individual", sin profundizar en la naturaleza del problema en sí, ni explicar como relaciona ese discurso barato de líder sindical en busca de aclamación, con las exigencias de la vida militar y el sacrificio que esta impone a quienes la integran.

No debe dejarse de citar que las misiones militares continuamente conllevan el riesgo de sufrir accidentes, que en maniobras, travesías marítimas, saltos en paracaídas, etc., o que en campañas (de auxilio a la población civil en casos y zonas de desastre, incendios forestales, terremotos, combate al narco, auxilio sanitario, etc.), obligado por las condiciones del área, el personal militar se ve obligado a vivaquear hacinado en pequeños refugios, en donde comparte estrechamente con sus compañeros desde raciones y servicios sanitarios, hasta lugares de aseo, lo que necesariamente facilita el contagio de enfermedades.

Por otro lado no debe olvidarse que en las FF. AA. la organización, doctrina, equipamiento, despliegue y distribución de tareas, responde a las necesidades del servicio, esto es, a las misiones y tareas que por ley y necesidades de la seguridad nacional y defensa del país, por lo que su estructura orgánica no puede subordinarse a la pretención de los "opinadores" que, bajo una visión sentimental (humanitaria la califican) recomiendan acomodar a los enfermos en tareas administrativas, ignorando que en las FF. AA. cada elemento tiene una tarea y especialidad que no es intercambiable ni genérica, además de que el personal de servicios no está exento del entrenamiento militar que exige el manejo de las armas, ni de las fajinas. 

Tal parece que para muchos de los que han opinado sobre el tema buscando los reflectores de los medios con "Choros" y "Rollos", a costillas de las FF. AA., carece de importancia la necesidad de que éstas existan en México, y que es indispensable que deban estar integradas por personal con vocación de servicio y de sacrificio (como lo han demostrado en múltiples ocasiones), amén de tener la capacidad física e intelectual para desempeñar sus misiones, ya que, de acuerdo a lo que escriben o comentan, parecen suponer que las exigencias indispensables del servicio de las armas está fundamentada en prácticas discriminatorias, como si la eficiencia y eficacia en las tareas de seguridad nacional y defensa del país debieran fundamentarse en percepciones sentimentaloides o de un sindicalismo demagógico.

El servicio de las armas es una profesión de honor, que para ser sobrellevado con dignidad y entrega exige que el militar tenga una vocación de servicio a su país y a la sociedad, con un ánimo que se encuentre por encima de su propia seguridad personal, equivale a un sacerdocio laico por la patria, en el que la tonsura es permanente, ya que solo desaparece cuando bajo el toque de silencio rinde su tributo a la tierra, descendiendo a su última morada.

Sería conveniente que los "opinadores" y "analistas" que todo critican e imputan buscando solo la notoriedad que aplaque a su desmedido ego, o que lo hacen para mantenerse presentes en los medios a cualquier precio, asumieran la responsabilidad que tienen ante sus auditorios o lectores, informándose previamente sobre los temas que abordan, dado que muchos de quienes los siguen suponen que por el solo hecho de aparecer en letra impresa o de ser comentado en el espacio radioeléctrico, se trata de verdades dichas por una autoridad que conoce el tema, aunque en muchas ocasiones esto no corresponda a la realidad, pues de otra manera cabría suponer que si lo que dicen es el resultado del conocimiento y la reflexión, entonces y a nombre de una defensa a ultranza contra la discriminación (retorcidamente entendida), lo que están pretendiendo es que las FF. AA. de su país queden integradas por tullidos e incapaces, o que desconocen la diferencia entre una turba armada y un ejército disciplinado, o peor aún, que sabiendo que las FF. AA. son el último reducto y sostén de las instituciones de la república en tiempo de crisis, pretenden debilitarlas para lograr fines inconfesables.



JMRS

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