Internacional - Seguridad y Justicia

Arabia Saudita paga dinero y propiedades a los hijos de Jamal Khashoggi

2019-04-03

Los pagos parecen ser un intento por disuadir a los hijos de Khashoggi de hablar en contra del...

Por David D. Kirkpatrick | The New York Times

Los hijos del disidente saudita Jamal Khashoggi recibieron decenas de miles de dólares y millones en bienes raíces de parte de los gobernantes del reino como compensación por el asesinato de su padre, quien fue ejecutado por un equipo de agentes sauditas, según una persona cercana a la familia y un exfuncionario del reino que conoce el acuerdo.

Los pagos parecen ser un intento por disuadir a los hijos de Khashoggi de hablar en contra del gobernante de facto del reino, el príncipe heredero Mohamed bin Salmán. Las investigaciones de las agencias estadounidenses de inteligencia y otros organismos occidentales de seguridad han concluido que el príncipe ordenó el asesinato.

Khashoggi, quien vivía en Virginia y era columnista del Washington Post, tenía cuatro hijos adultos, incluidos dos que son ciudadanos estadounidenses. Según fuentes familiarizadas con el acuerdo que hablaron con la condición de mantener su anonimato, Arabia Saudita le ha dado a cada uno de los hijos una casa en Jidda, la ciudad de donde proviene la familia Khashoggi, por un valor aproximado de 4 millones de dólares, además de un flujo constante de pagos mensuales en efectivo que van de los 10,000 a los 15,000 dólares.

El exfuncionario dijo que el padre del príncipe heredero, el rey Salmán, ordenó los pagos poco después de haberse enterado de que los agentes habían emboscado y asesinado a Khashoggi, y que los pagos tenían la intención de ser una forma de apoyo financiero, sin condiciones, que continuaría indefinidamente.

Un funcionario actual comparó el acuerdo con los pagos que el reino hace a las familias de los soldados muertos en batalla o a los familiares de los sauditas muertos en un desastre natural.

Pero la familia Khashoggi también se ha sentido presionada a abstenerse de criticar a los gobernantes del reino, según varias personas cercanas, en parte por el temor de represalias oficiales contra familiares que aún se encuentran dentro del reino. Aunque los otros hermanos se encuentran en Estados Unidos, el hijo mayor de Khashoggi, Salah, todavía vive en Jidda, donde trabaja como banquero, y luego de conocerse la muerte de su padre se le impidió salir de Arabia Saudita.

Los cuatro hijos de Khashoggi se han enfurecido en privado con la corte real por la muerte de su padre, según afirman muchas personas que han hablado con ellos. Pero en sus pocas entrevistas y declaraciones públicas, todos han evitado culpar al príncipe Mohamed y a la familia real.

En una entrevista con CNN el otoño pasado, por ejemplo, Salah Khashoggi refutó la caracterización de su padre como un disidente, lo describió como un partidario leal de la monarquía y acusó a los críticos del reino de explotar su muerte “de una manera política con la que no estamos de acuerdo”.

Otro hijo de Khashoggi, Abdullah, y su hija Noha, no respondieron a las solicitudes de declaraciones. Tampoco William Taylor, un abogado de Washington que ha representado a la familia. Los pagos fueron divulgados por primera vez el lunes en The Washington Post.

Fuentes cercanas a los hijos de Khashoggi han dicho que, aunque ahora se han reconciliado, inicialmente sus dos hijas adoptaron un enfoque más conflictivo y criticaron a sus hermanos por “venderse” al aceptar los pagos.

La perspectiva de los hermanos era más fatalista, dijeron estas personas. Un amigo de la familia recuerda que Abdullah, por ejemplo, dijo que luchar servía de poco porque los nuevos gobernantes del reino habían matado a su padre y tomaron el control.

La familia pronto podría recibir pagos adicionales en forma del llamado “dinero por sangre” en relación con un juicio por el asesinato de Khashoggi que se está desarrollando en Arabia Saudita.

Bajo la presión de los gobiernos occidentales para hacer rendir cuentas a los responsables de la ejecución, Arabia Saudita ha dicho que su fiscal ha acusado a 11 oficiales o funcionarios por su participación en la operación. De ellos, cinco enfrentan sentencias de muerte por cargos de haber jugado un papel directo en el momento en que fue asesinado Khashoggi (las autoridades sauditas han dicho que le dieron un tranquilizante y luego lo asfixiaron o lo estrangularon hasta morir en un consulado en Estambul).

El juicio, sin embargo, puede plantear un dilema para los saudíes. Un veredicto de culpabilidad podría ocasionar que los oficiales de menor jerarquía que ejecutaron la operación reciban un castigo más severo que los altos oficiales que ordenaron el asesinato, un grupo que puede incluir al propio príncipe heredero.

Eso podría enviar un mensaje desmoralizador a otros oficiales de seguridad o agentes de inteligencia, o provocar una reacción violenta entre los familiares de los acusados.

Pero el sistema legal saudita a veces permite que las familias de los asesinos, u otros benefactores que apoyan a las familias, paguen “dinero por sangre” a los familiares de las víctimas de asesinato, a cambio de un acuerdo para renunciar al derecho de exigir la pena de muerte.

Si los oficiales son condenados por el asesinato, los pagos a los Khashoggi podrían darle al rey o al príncipe heredero la posibilidad de emitir indultos o sentencias suspendidas que podrían desactivar la disidencia interna.

Arabia Saudita no ha revelado los nombres de los acusados ni los detalles de los cargos o las pruebas en su contra. Pero, contraviniendo las costumbres sauditas, a algunos diplomáticos occidentales se les ha permitido observar las sesiones del juicio, en un esfuerzo por mostrar al mundo que el reino intenta hacer justicia.



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