Vox Dei

"¿Por qué os alarmáis? ¿por qué surgen dudas en vuestro interior?"

2019-04-25

 «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los...

Evangelio, Lucas 24, 35-48

«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día»

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: - «Paz a vosotros.» Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: - «¿Por qué os alarmáis;" ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.» Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: - «¿Tenéis ahí algo de comer?» Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: - «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.» Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: - «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.».

Reflexión

S.S. Papa Francisco

«Cristo resucitado vive en el corazón de sus fieles»

La certeza de la resurrección de Cristo es el llamado directo de Dios a la vida de fe, de esperanza y de amor, un gozo que derriba absolutamente todas nuestras preocupaciones y angustias, una bofetada al pecado y una mano salvadora que te saca del pozo para llevarte a tierra firme, a una vida nueva llena de luz y de Verdad.

El número 655 del catecismo explica el fundamento de nuestro gozo: La Resurrección de Cristo —y el propio Cristo resucitado— es principio y fuente de nuestra resurrección futura: "Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron [...] del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo" (1 Co15, 20-22). En la espera de que esto se realice, Cristo resucitado vive en el corazón de sus fieles. En Él los cristianos "saborean [...] los prodigios del mundo futuro" (Hb 6,5) y su vida es arrastrada por Cristo al seno de la vida divina (cf. Col 3, 1-3) para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" (2 Co 5, 15).

¡Salgamos de nosotros mismos y exclamemos a los sordos: «Hermanos, Cristo ha resucitado!»

«El Evangelio dice también una cosa interesante: era tanta la alegría que tenían dentro que esta alegría no podían creerla: ¡No puede ser! ¡No puede ser así! ¡Tanta alegría no es posible! Y Jesús, para convencerles, les dice: “¿Tenéis aquí algo de comer?”. Ellos le ofrecen un pez asado; Jesús lo toma y lo come frente a ellos, para convencerles. La insistencia de Jesús en la realidad de su Resurrección ilumina la perspectiva cristiana sobre el cuerpo: el cuerpo no es un obstáculo o una prisión del alma. El cuerpo está creado por Dios y el hombre no está completo sino es una unión de cuerpo y alma. Jesús, que venció a la muerte y resucitó en cuerpo y alma, nos hace entender que debemos tener una idea positiva de nuestro cuerpo. Este puede convertirse en una ocasión o en un instrumento de pecado, pero el pecado no está provocado por el cuerpo, sino por nuestra debilidad moral. El cuerpo es un regalo maravilloso de Dios, destinado, en unión con el alma, a expresar plenamente la imagen y semejanza de Él. Por lo tanto, estamos llamados a tener un gran respeto y cuidado de nuestro cuerpo y el de los demás. Cada ofensa o herida o violencia al cuerpo de nuestro prójimo, es un ultraje a Dios creador.».



JMRS