Internacional - Política

“Un mundo sin prensa sería ‘1984”

2019-07-31

El actual mandatario ha llegado a referirse al periodista Jim Acosta  y a su cadena como “el...

Lula Gómez | El País

Madrid.- La teoría dice que un periodista no debe ser noticia. No obstante, en varias ocasiones los focos de todo el mundo se han posado en el reportero de CNN Jim Acosta (Washington D.C., 1971) durante sus preguntas a los presidentes de Estados Unidos. Le ha ocurrido tanto con el demócrata Barack Obama como con el republicano Donald Trump. El actual mandatario ha llegado a referirse al periodista y a su cadena como “el enemigo del pueblo”. La confrontación del mandatario de Estados Unidos en su contra llegó hasta el extremo de revocarle el pase de prensa para entrar a la Casa Blanca. Su empresa le respaldó y fueron a juicio. Ganaron y el Gobierno tuvo que volver a admitirle. El reportero, de ascendencia cubana, narra esa batalla y la cada vez más difícil tarea de los corresponsales políticos en Estados Unidos en El enemigo del pueblo, un tiempo peligroso para decir la verdad, un libro de HarperCollins.

Pregunta. Las mentiras, manipulaciones y ocultamiento de la verdad no son algo nuevo de la prensa de hoy. No obstante, las de Nixon, desveladas por la prensa, por citar un ejemplo, le obligaron a salir de la Casa Blanca. ¿Por qué eso no ocurre hoy?

Respuesta. Vivimos en un mundo absolutamente distinto de ese. Estamos ante el presidente más deshonesto de la historia reciente de Estados Unidos. Hace poco The Washington Post publicaba que, en estos dos últimos años, Trump ha hecho más de 10,000 declaraciones engañosas. Eso nos obliga a un continuo fact checking (comprobación de los hechos). Como periodistas, nos encontramos en una situación en la que tenemos que defender la verdad, y no tanto perseguir una historia. Además, se ha creado un ambiente de hostilidad y odio enorme entre sus seguidores hacia nosotros: somos "el enemigo del pueblo". Y esa gente solo lee una parte de la historia y cuenta con medios conservadores para solo leer y acceder a la historia que les gusta, la de ellos, la que nos desacredita e insulta. En ese sentido, me preocupan los ataques a la prensa. Es fácil que ese odio acabe en periodistas heridos, en muertos. Y si eso ocurre, estaremos en un momento muy crítico de la democracia de Estados Unidos.

P. ¿Y cómo recuperar la credibilidad de la prensa?

R. Tenemos que continuar haciendo nuestro trabajo: periodismo. Debemos seguir trabajando para la gente. Se trata de combatir esas estrategias cortoplacistas basadas en la polarización y el odio, unas formas que ya se han expandido a Europa y a países como Brasil, con Bolsonaro.

Porque a pesar de ellos, en el otro lado de la ecuación, tenemos a mucha gente que está con nosotros. También las compañías de medios. Fue mi caso, cuando la CNN decidió sin ningún tipo de duda que era importante ir a los tribunales. ¿Por qué? Porque no podemos vivir en un mundo donde no hay prensa. Eso sería el terrible escenario de 1984 de Orwell.

P. ¿Y en qué papel debe colocarse la prensa? A usted mismo le decían desde la Casa Blanca: “Os está provocando”. ¿Estamos cayendo en su juego?

R. Trump sabe perfectamente lo que hace y lo utiliza desde todas las plataformas que puede. Nosotros solo podemos recordar a nuestros lectores y audiencia que solo está excitándolos. Lo que sí tenemos que hacer es ayudar a los consumidores de noticias a distinguir los vídeos falsos y las informaciones manipuladas.

El punto en el que debemos seguir o no informando sobre sus provocaciones es complejo: no podemos entrar en el debate todo el tiempo, pero tampoco podemos permitir que ahonde en la división entre unos y otros.

P. Cómo responde a la pregunta que lanza en su libro sobre la difícil situación que vive la prensa: “¿Hasta cuándo puede resistir el sistema sin romperse?"

R. No lo sé muy bien. Si seguimos en esta dinámica, con gente que solo ve lo que quiere ver y sigue a los periodistas que cree, vamos a llegar a una situación donde nadie creerá a nadie.

P. No es la primera vez que esto pasa en la historia… y nunca ha acabado bien.

R. Mi oficio es hacer preguntas; no respuestas.

P. Hay encuestas que apuntan que Trump podría ganar las próximas elecciones. ¿Cree que es factible?

R. Yo no hago predicciones. Creo además que los periodistas debemos hacer más periodismo y menos encuestas. Lo que me preocupa es la próxima campaña con un político que sabe lo que da votos. Mira los insultos de estas semanas a nuestras congresistas. Lo que la prensa debe seguir denunciando es que ese patrón no es normal, es inusual y es racista.

P. Tras el 11S el mundo cambió ante la dicotomía libertad-seguridad. ¿Cómo se vive en América, cómo lo ve usted?

R. Benjamin Franklin decía algo así como "aquellos que abandonan las libertades esenciales para comprar un poco de seguridad no merecen ni libertad ni seguridad". Todos queremos seguridad para nuestras comunidades, para nuestros hijos, pero también un país del que estar orgullosos de sus derechos y libertades.

P. Usted dice que es antes americano que periodista. ¿Se puede ser fiel así al oficio?

R. Se puede ser ambas cosas. Me gusta hablar y decir que estoy orgulloso de mi país porque hago noticias y cuestiono. Lo que haces y dices, nuestro oficio, no tiene nacionalidad. Se puede ser patriota y cuestionar.



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