Panorama Norteamericano

La turbulencia Trump

2019-10-09

Todo esto viene a cuento, por el efecto que ha tenido en las Bolsas y en las monedas el inicio del...

Magdalena Galindo | Revista Siempre

Entre las muchas transformaciones y consecuencias que ha provocado el proceso de globalización, una de las más notables es que ha determinad el rápido contagio de los fenómenos que suceden en un país, hacia los demás a lo largo del mundo. Lo mismo sucede con las tendencias hacia la desaceleración (una baja en el ritmo de crecimiento) y no digamos la recesión, es decir cuando ya se llega al decrecimiento o tasas negativas en el comportamiento de la economía. Otro fenómeno, éste no atribuible a la globalización, sino presente desde hace muchos años, es la alta sensibilidad de las Bolsas a los avatares políticos.

Todo esto viene a cuento, por el efecto que ha tenido en las Bolsas y en las monedas el inicio del proceso de impeachment, o sea de juicio político, al Presidente de Estados Unidos Donald Trump. Por supuesto que la acusación a Trump tiene que pasar por un largo proceso, con numerosos obstáculos, el principal de los cuales es la mayoría que tiene el Partido Republicano en el Senado. No obstante, es un hecho que el solo inicio del proceso constituye un duro golpe para Trump y sus ambiciones de reelección, golpe que seguramente se fortalecerá en el curso de la investigación.

Al margen del resultado final del juicio iniciado en la Cámara de Representantes, ahora con mayoría Demócrata, el hecho es que el suceso ya provocó dos consecuencias importantes. Por un lado, el descenso en las Bolsas, que reaccionaron de inmediato si no con dimensiones catastróficas, sí con descensos significativos en todo el mundo. Por otro, con las devaluaciones, de mayor o menor magnitud, en la mayoría de las monedas nacionales.

Si a las devaluaciones y a las bajas en los valores cotizados en Bolsa, agregamos los atisbos de recesión que anuncian con frecuencia los organismos financieros internacionales, pueden verse nubarrones cada vez más oscuros que amenazan con una tormenta económica que sin duda salpicará al mundo en su conjunto. Entre esos nubarrones, puede contarse la información de la semana pasada de una caída en la actividad industrial de Estados Unidos, que ya provocó tanto nuevas devaluaciones, como descensos en los mercados bursátiles y aun una baja en el precio del petróleo, después de un alza generada por los ataques en Arabia Saudita.

Desde luego que México no sólo como parte del mundo globalizado, sino porque padecemos una profunda dependencia de la economía de Estados Unidos, que hoy nuevamente se encuentra en el centro del huracán económico, está y estará siendo afectado por la inestabilidad financiera y las tendencias recesivas.  Así se ha mostrado con las recientes devaluaciones y con la disminución en los pronósticos de crecimiento de nuestra economía. No obstante, hay algunas medidas y algunos datos que atemperan el pesimismo. Entre ellas, las declaraciones de los dirigentes de la Asociación de Banqueros que señalan que tienen fondos disponibles para créditos, no sólo por los 500 mil millones anunciados hace unas semanas, sino por más de 600 mil millones. Otro anuncio importante es la determinación expresada por el Secretario de Hacienda de impulsar el crecimiento con 485 mil millones de pesos destinados a infraestructura, vivienda y otros rubros. También importante es la decisión del Banco de México hace unas semanas, de disminuir la tasa de interés a 8 por ciento, y hace unos días de bajarla nuevamente, esta vez a 7.75 por ciento. Aunque la economía mexicana no puede evitar los efectos de las tendencias internacionales, al menos las decisiones tomadas intentan capotear la tormenta.



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