Diagnóstico Económico
“Una moratoria de la deuda sería tiempo ganado para América Latina”
Isabella Cota, El País
Argentina se acerca cada día más al incumplimiento de sus pagos de deuda extranjera, pero, en esta ocasión, pudiera ser el primer país de muchos. La contracción económica mundial detonada por el coronavirus apunta a que, en el próximo año, muchos países emergentes enfrentarán dificultades para pagar su deuda externa. La agencia de calificación crediticia Fitch Ratings espera que este año se rompa el récord de gobiernos que caigan en default. El total de la deuda de países emergentes en todo el mundo supera los $71 billones de dólares, de acuerdo con el Instituto Internacional de Finanzas (IIF, por sus siglas en inglés). Solo el año pasado, esta incrementó en $3.4 billones de dólares, lo que llevó a que la proporción de deuda como Producto Interno Bruto (PIB) de todos los países emergentes alcanzara un histórico 220%. Se espera que este año, la deuda se dispare aún más.
Mientras gobiernos y organismos internacionales estudian diferentes estrategias para hacer frente a este escenario, una voz sobresale por su controversial insistencia de que los pagos de deuda externa por parte de países en vías de desarrollo sean suspendidos. Kenneth Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) y profesor de Economía y Políticas Públicas en la Universidad Harvard, espera que, para el otoño, una segunda ola del virus contribuya a un consenso global en el tema. En correspondencia con Rogoff, coautor de “Esta vez es distinto. Ocho siglos de necedad financiera”, asegura que los presidentes de Brasil y México, las dos economías más grandes de América Latina, están dificultando el proceso de recaudación de fondos de ayuda al minimizar el impacto económico que tendrá la covid-19 en sus países.
Pregunta. América Latina es una región conformada por economías emergentes. ¿Qué tan diferente es la región con otras economías emergentes en cuanto a deuda se refiere?
Respuesta. Los países emergentes de Asia han estado creciendo mucho más rápido en las últimas décadas, pero gran parte de esto es una compensación de un nivel de ingresos mucho más bajo. Vietnam, por ejemplo, a menudo se representa como una estrella de crecimiento, pero su ingreso per cápita fue de 8,000 dólares en 2018 (ajustado al poder adquisitivo como lo mide el Banco Mundial). Esto es solo la mitad del promedio de América Latina y el Caribe (16,000 dólares), que, a su vez es solo un poco más bajo que la superestrella del crecimiento China (18,000). Precisamente porque los países de América Latina alcanzaron el estado de economía emergente mucho antes que sus contrapartes asiáticas, tienen una historia mucho más larga de deuda e incumplimiento.
En este sentido, los países latinoamericanos se parecen más a Grecia, Turquía y Europa central. Después de todo, Grecia ha estado en incumplimiento de su deuda externa soberana más de la mitad de sus años desde la independencia. La sincronicidad histórica de los problemas de incumplimiento [de deuda] en América Latina es, en parte, una función del hecho de que la mayor parte de la región depende en gran medida de las exportaciones de productos básicos, cuyos precios tienden a moverse de forma sincrónica. Esta vez podría ser diferente para países como México y Ecuador, y en menor medida Colombia, quienes dependen en gran medida de los precios del petróleo, mismos que se han derrumbado, mientras que Argentina y Brasil pueden, en principio, beneficiarse de lo que seguramente será un aumento global en los precios de los alimentos. El ciclo financiero global, en particular las tasas de interés de los Estados Unidos, también es un factor importante en el problema de la deuda.
P. Usted ha abogado por una suspensión de los pagos de la deuda por parte de los mercados emergentes. ¿Por qué es esta la mejor opción?
R. Más de 100 países ya han acudido al FMI para solicitar asistencia, y es muy probable que todavía estemos en las primeras etapas de la pandemia y la recesión, que se perfila como la peor recesión global en 150 años. Ahora parece bastante posible, incluso probable, que haya una docena de incumplimientos solo en 2020, incluidos países como Líbano, Ecuador y Argentina. Exportadores de petróleo como Angola y Argelia estarán en problemas. Sudáfrica y Turquía enfrentan riesgos altos. Los países que dependen del turismo, como aquellos del Caribe, se encuentran en una situación desesperada incluso antes de la próxima temporada de huracanes. Los países que parecen estar bien ahora, como México, podrían no estarlo si esto dura un año más. El FMI tiene bastante experiencia en el manejo de negociaciones de deuda, pero no decenas de países a la vez.
P. ¿Cómo sería una suspensión de los pagos de la deuda o moratoria de esta escala? ¿Se ha hecho esto alguna vez?
R. No, no de manera organizada, aunque durante la Gran Depresión, prácticamente toda América Latina estaba en default. Una moratoria significativa de la deuda debería incluir a todos los acreedores, no solo a los multilaterales, regionales y a los gobiernos de economías desarrolladas. Los acreedores privados [como son los bancos y fondos] tendrían que ser incluidos. China, que es por mucho el mayor acreedor gubernamental a los mercados emergentes, también debe aceptar la moratoria. Otros acreedores no van a apoyar la suspensión de los pagos de la deuda si se utilizan esos fondos para pagar los préstamos de China.
La gran pregunta es cómo ¿coordinar una moratoria de la deuda, que los acreedores privados probablemente resistirán? La mejor manera sería si el G20 [grupo de las 20 economías más grande] hace una declaración clara en aras de la seguridad económica mundial, de que todos los acreedores, públicos y privados deben aceptar una moratoria de un año o dos sobre los pagos de la deuda, transfiriendo toda la deuda vencida. Esto es esencialmente lo que hizo el G20 para los países miembros de la Asociación de Desarrollo Internacional (IDA), las naciones más pobres. Es importante destacar que tanto China como Estados Unidos son parte del G20 y también deben aceptar la declaración. China porque es el mayor acreedor público y Estados Unidos porque los tribunales estadounidenses rigen sobre una gran fracción de los contratos internacionales de deuda.
Fue relativamente fácil llegar a un acuerdo sobre los países más pobres, porque las sumas involucradas no son grandes. Será mucho más difícil obtener una declaración de este tipo para los próximos 80 países que puedan necesitar tal alivio si la crisis se prolonga, como preveo que haga. La moratoria de la deuda no es una solución final, sino un puente que brinda a los países un respiro para enfrentar la crisis de salud simultánea y la profunda recesión global. A la larga, muchos países necesitarán buscar reducciones en el valor de su deuda, no solo la docena más o menos que buscarán alivio este año. En este momento, no hay apetito en China y los Estados Unidos para ampliar la moratoria de la deuda, así como Europa no está lista para brindarle a Italia el alivio que probablemente necesitará. Pero a medida que avanza la pandemia, y especialmente si hay una segunda ola mundial este otoño e invierno, el consenso político debería comenzar a fusionarse en torno a una moratoria de la deuda más amplia y será posible negociar la declaración necesaria del G20, cubriendo todo menos los prestatarios con las más altas calificaciones crediticias.
P. ¿Cómo espera que reaccionen ante esto los acreedores oficiales, como el FMI, y los acreedores privados, como los bancos?
R. Es probable que el FMI sea muy solidario. En épocas anteriores, incluso durante la crisis de la deuda europea, el FMI era reacio a facilitar la reducción de la deuda y la reestructuración de la deuda, creyendo que el daño a largo plazo era demasiado grande. Siempre he estado en total desacuerdo con este punto de vista, incluso a principios de la década de 2000, cuando era economista jefe del FMI. Desde el principio, la crisis de la deuda europea, alegué que los países con deudas muy altas no podrían crecer, y que la mejor idea era que el norte de Europa aceptara grandes pérdidas de la deuda soberana en España, Portugal, Grecia y Irlanda. Mi investigación sobre la alta deuda y el crecimiento sugirió que la austeridad no funcionaría. Estamos nuevamente en esa situación. Afortunadamente, el FMI ha evolucionado considerablemente y es probable que esta vez desempeñe un papel mucho más activo en la intermediación de recortes o cancelaciones en los pagos. Pero, de nuevo, debe haber más tiempo y más información para saber cómo proceder. Es muy temprano ahora para hablar de recortes o cancelaciones en los pagos. Una moratoria de la deuda sería tiempo ganado.
P. Los países latinoamericanos, por el momento, no se están organizando en torno a esta pandemia. No ha habido cumbres en línea con todos los presidentes para determinar qué pueden hacer juntos para contener el impacto económico o sanitario. ¿Se beneficiarían de la coordinación en torno a las negociaciones financieras de deuda? ¿O es algo que sería mejor si se trata individualmente?
R. De hecho, uno de los problemas a los que se ha enfrentado el FMI para recaudar más fondos es que muchos líderes importantes, por ejemplo los presidentes de México y Brasil, han insistido en que sus economías están bien y no prevén la necesidad de ayuda más allá del corto plazo. Hasta ahora, la pandemia ha sido relativamente leve en estos países, y es posible que con poblaciones jóvenes y climas más cálidos, continúen siendo afortunados. Pero la mayoría de los epidemiólogos no son tan optimistas. Es probable que lo peor esté por llegar y que América Latina se enfrente a todos los problemas que enfrentan los países ricos en este momento con una capacidad de endeudamiento mucho menor.
P. ¿Cómo ve que cambiará el sistema financiero global por esta crisis?, ¿cómo imagina que se verá en el futuro?
R. Una muy buena pregunta. Seguramente habrá una gran reacción política en los Estados Unidos y Europa. Hace solo una década, los gobiernos rescataron el sistema financiero a un costo masivo, prometiendo todo el tiempo que estrictas nuevas pautas regulatorias evitarían que volviera a suceder. Esta vez, los bancos no son el origen de la crisis, pero el sistema financiero nuevamente está recibiendo un rescate masivo. Como he argumentado durante décadas, el sistema financiero mundial recurre demasiado a la deuda, cuando el financiamiento debe de venir más de los mercados accionistas. En este momento, la política fiscal [es decir, las bajas tasas de interés] tiende a fomentar la deuda, esto debe cambiar.
Regina