Vox Dei
«¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida?»
Evangelio, Mateo 16, 24-28
«¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?»
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen sus obras. Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber visto primero llegar al Hijo del hombre como rey".
Reflexión
S.S. Francisco
«El que quiera venir conmigo, que renuncie
a sí mismo, que tome su cruz y me siga»
Este Evangelio fue el que escuchó san Francisco Javier antes de su conversión. Le hizo pensar en todo lo que había hecho en su vida hasta ese punto y qué quería hacer de ese hoy en adelante. Cristo te pregunta a ti también hoy, ¿de qué te sirven todas las cosas si pierdes tu alma? Las cosas más importantes, muchas veces, son de gran dificultad, pero nos ayuda a valorarlas el esfuerzo que nos piden.
Cargar la cruz en nuestras vidas significa salir al paso de las dificultades teniendo la mirada en Cristo, así como mirar la cima de una montaña nos ayuda a no desanimarnos, a seguir adelante, pues vemos que cada vez estamos más cerca.
Esta actitud nos propone el Evangelio: tener las prioridades en la mente, saber cuáles son las cosas más importantes y hacer todo lo posible por poner esfuerzo en estas cosas. Es el camino del verdadero héroe que no teme dar la vida por las cosas que son más importantes y que de verdad valen la pena. Y, ¿quién no quisiera seguir este camino de grandes ideales?
Cada día es una nueva oportunidad para tomar la cruz y seguir adelante con la fuerza que nos viene del Señor.
«Enfáticamente les dice: “No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor”. Con esa actitud, el Señor busca recentrar la mirada y el corazón de sus discípulos, no permitiendo que las discusiones estériles y autorreferenciales ganen espacio en el seno de la comunidad. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se está corroído por dentro? ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se vive atrapado en intrigas asfixiantes que secan y vuelven estéril el corazón y la misión?».
JMRS