Vidas Ejemplares
Catalina de Siena: la santa analfabeta que escribió más de 380 cartas
Tiago Borges, de Hozana
Los textos iban dirigidos a papas, reyes y personas anónimas de su época
A lo largo de los siglos de la vida cristiana, las intervenciones de Dios en la vida del hombre han sido numerosas, especialmente en momentos de fuerte crisis eclesial. En estos contextos contemplamos el surgimiento de grandes hombres y mujeres que se dejaron transformar por la vida divina que habitaba en ellos. Catalina de Siena ilustra muy bien esta realidad, ya que su historia se desarrolla en tiempos difíciles de la historia de la Iglesia.
El Papa Benedicto XVI, comentando esta intervención de Dios en la historia por medio de la aparición de los santos, habló de Catalina de Siena:
"El siglo en que vivió -el XIV- fue una época difícil para la vida de la Iglesia y para todo el tejido social, tanto en Italia como en Europa. Sin embargo, incluso en los momentos de mayor dificultad, el Señor no deja de bendecir a su Pueblo, suscitando santos que despiertan las mentes y los corazones, llevando a la conversión y a la renovación. Catalina es una de ellas, y aún hoy nos habla, animándonos a caminar con valentía hacia la santidad para ser cada vez más discípulos del Señor".
Con su vida, Santa Catalina provocó una gran transformación en sus contemporáneos. Entre sus discípulos hay agustinos, franciscanos, monjes, sacerdotes seculares, madres de familia, artistas, médicos, juristas, comerciantes, artesanos, enfermos, prostitutas, es decir, se convirtió en su tiempo en un faro para iluminar a muchos con la Presencia de Dios.
Catalina de Siena y la evangelización
Sus estrategias para llegar a la gente y evangelizarla eran diversas. En primer lugar, daba dirección espiritual personalmente, a menudo en su propia habitación. Otra forma de evangelización era por medio de conferencias semanales para instruir a sus hijos espirituales. Y una tercera forma que encontró para llevar a la gente a la voluntad de Dios fue escribiendo cartas. Y aquí radica su mayor legado a la vida de la Iglesia. Escribió algunas y dictó otras a una amiga, porque era analfabeta, 380 cartas dirigidas a diversas personas y situaciones: desde el Papa hasta los reyes, desde los anónimos hasta los grandes nombres de su tiempo.
Lo hizo con una inmensa caridad en su corazón, porque su único deseo era la salvación de las almas. Consiguió mezclar una gran fuerza y tenacidad y, al mismo tiempo, utilizar palabras dulces y convincentes. De hecho, la mayoría de estas cartas, terminan con una hermosa expresión: ¡Jesús dulce, Jesús amor!
Catalina dialogaba con la gente porque primero tenía un diálogo constante con Dios Padre. De hecho, junto con las Cartas, la obra del Diálogo, es otro gran legado que dejó a la vida de la Iglesia. Su enseñanza está dotada de una riqueza tan profunda que en 1970 el Papa Pablo VI la declaró Doctora de la Iglesia. Realmente sus escritos reflejan el brillo de la sabiduría divina.
Catalina de Siena y el progreso espiritual
Es en la obra del Diálogo donde Catalina de Siena expone de forma magistral el camino de progreso espiritual que debemos recorrer. Describe que la humanidad estaba sumergida en un río de pecado. Por eso, Dios Padre constituyó a Cristo crucificado como un puente entre el cielo y la tierra, al que debemos subir para salir de la esclavitud del pecado. Está formado por tres grandes escalones, que consisten en los pies, el costado y la boca de Jesús. Subiendo por estos grandes escalones, el alma pasa luego por las tres etapas de cada camino de santificación: el alejamiento del pecado, la práctica de la virtud y del amor, la unión dócil y afectuosa con Dios.
El escritor Gustavo Corção (1948), comentando la vida de Catalina de Siena, afirma que su vida se puede dividir en dos partes distintas: la primera, en la que la santa recorre rápidamente los tres caminos de perfección descritos anteriormente, y que podríamos llamar contemplativa; la segunda, en la que manifiesta al mundo los dones que ha recibido en el secreto de su retiro, y que podríamos llamar apostólica o activa.
Vida de oración
Pero, a decir verdad, no hay dos partes realmente distintas en la vida de la santa, ni es muy exacto decir que a veces era contemplativa y a veces activa. Siempre fue ambas cosas. Si en los actos, hechos y episodios cabe tal distinción, en el corazón mismo del proceso de santificación permanecen siempre los dos extremos de la indispensable paradoja. No hay santo sin una vida de oración y una vida de apostolado.
Catalina de Siena murió en 1380 a la edad de 33 años. Para el siglo en que vivió se convirtió en un gran signo de la Misericordia de Dios. Para nuestro tiempo, su vida sigue siendo un ícono significativo para aquellos que desean recorrer el camino de la perfección cristiana.
Celebrando a Catalina de Siena
La red social de oración Hozana y los Dominicos, nos invitan a celebrar a Santa Catalina de Siena. Celebrar viene del latín CELEBRARE, "honrar, hacer solemnidad", este es el culto que queremos hacer en este día a Santa Catalina de Siena. Como mística, mostró al mundo cómo debemos honrar y solemnizar a Dios Padre y a su esposo Jesús.
Solemnizar a Catalina porque en más de trescientas ochenta cartas escritas, nunca dejó a nadie sin guía, brújula u orientación de qué camino seguir. Ella es para nosotros una fuente de enseñanzas que inspiran nuestra forma de vida.
aranza