Ciencia, Tecnología y Humanidades
Biden apoya liberar las patentes de las vacunas. ¿Qué implica la medida?
Thomas Kaplan, Sheryl Gay Stolberg, Rebecca Robbins, The New York Times
Al atender la presión internacional y los llamados de los demócratas, el gobierno de EE. UU. se enfrenta a las farmacéuticas estadounidenses, que alegan que la medida pondría en riesgo la seguridad y la innovación.
El gobierno de Joe Biden se pronunció el miércoles a favor de dispensar las protecciones de propiedad intelectual para las vacunas contra la COVID-19, poniéndose así del lado de los esfuerzos internacionales para reforzar la producción en medio de la preocupación por el acceso a las vacunas en los países en desarrollo.
Estados Unidos ha sido uno de los principales opositores en la Organización Mundial del Comercio a la propuesta del organismo económico mundial de suspender algunas de las protecciones de propiedad intelectual, lo que podría permitir a los fabricantes de medicamentos de todo el mundo el acceso a los muy protegidos secretos comerciales relacionados con la fabricación de vacunas viables. Sin embargo, el presidente Biden se ha visto sometido a una presión cada vez mayor para que respalde la propuesta, redactada por India y Sudáfrica y respaldada por muchos congresistas demócratas.
Katherine Tai, la representante de Comercio de Estados Unidos, anunció la posición del gobierno en un comunicado el miércoles por la tarde, mientras la pandemia sigue haciendo estragos en India y América del Sur.
“Esta es una crisis mundial de salud, y las circunstancias extraordinarias de la pandemia de COVID-19 exigen medidas extraordinarias”, dijo. “El gobierno cree firmemente en las protecciones de la propiedad intelectual, pero apoya la renuncia a esas protecciones para las vacunas para la COVID-19 en servicio de poner fin a esta pandemia”.
El apoyo de la Casa Blanca no es una garantía de que se apruebe la exención. La Unión Europea también se ha interpuesto en el camino, y hacer cambios a las normas internacionales de propiedad intelectual requiere un acuerdo unánime. Tai añadió que Estados Unidos participaría en las negociaciones en la Organización Mundial del Comercio sobre el tema, y añadió: “esas negociaciones llevarán tiempo, debido a la naturaleza basada en el consenso de la institución y la complejidad de las cuestiones involucradas”.
En su contra estará la industria farmacéutica, que respondió airadamente a la extraordinaria decisión. Stephen J. Ubl, presidente y director ejecutivo de Pharmaceutical Research and Manufacturers of America, calificó el anuncio como “un paso sin precedentes que socavará nuestra respuesta global a la pandemia y comprometerá la seguridad”.
“Esta decisión sembrará la confusión entre los socios públicos y privados, debilitará aún más las ya tensas cadenas de suministro y fomentará la proliferación de vacunas falsificadas”, dijo en un comunicado, y añadió que la medida tendría el efecto de “entregar las innovaciones estadounidenses a países que buscan socavar nuestro liderazgo en los descubrimientos biomédicos”.
La industria farmacéutica ha argumentado que la suspensión de la protección de las patentes perjudicaría a la toma de riesgos y la innovación.
“¿Quién fabricará la vacuna la próxima vez?”, escribió en Twitter Brent Saunders, ex director ejecutivo de Allergan, que ahora forma parte de AbbVie.
Los activistas de la salud mundial, que habían estado presionando por la exención, elogiaron la decisión del gobierno. Se trata de “un paso verdaderamente histórico, que demuestra que el presidente Biden se ha comprometido a ser no solo un líder estadounidense, sino mundial”, dijo Priti Krishtel, directora ejecutiva de la Iniciativa para los Medicamentos, el Acceso y el Conocimiento.
Pero los activistas dijeron que la dispensa por sí sola no aumentará la disponibilidad de vacunas en el mundo. Debe ir acompañada de un proceso llamado “transferencia de tecnología” en el que los dueños de la patente otorgan personal y conocimiento técnico. Los activistas también exigen que Biden use su influencia para garantizar que la fabricación se incremente en todo el mundo, y no solo por parte de las empresas farmacéuticas que ahora son titulares de las patentes.
“Ningún representante de Comercio de Estados Unidos ha hecho un pronunciamiento como este”, dijo Asia Russell, directora ejecutiva de Health GAP, un grupo mundial de defensa del tratamiento del sida. “Y ahora las acciones tienen que coincidir con las palabras”.
El anuncio de Estados Unidos es solo un paso hacia un posible acuerdo internacional sobre la suspensión de los derechos de propiedad intelectual. Negociar la letra pequeña de un acuerdo que satisfaga a los países de todo el mundo es una tarea ardua. No está nada claro qué pasaría después si es que se llega a un acuerdo en la Organización Mundial del Comercio.
Lisa Larrimore Ouellette, profesora de derecho de patentes en la Facultad de Derecho de Stanford, sugirió que la medida del gobierno Biden podría ayudar a influir en la industria farmacéutica para alcanzar “acuerdos con los que puedan vivir”.
Ana Santos Rutschman, experta en derecho de la salud de la Escuela de Derecho de la Universidad de Saint Louis, dijo que la industria farmacéutica tiene ahora un claro incentivo para “trasladar el debate al problema de la equidad mundial en el acceso a las dosis que realmente podemos producir, en lugar de meterse en esta enorme pelea”. La mejor apuesta de las empresas, dijo, puede ser tomar medidas como donar más dosis de vacunas o venderlas sin ánimo de lucro a los países de menores ingresos que las necesiten.
El debate sobre la flexibilización de las normas de propiedad intelectual se ha prolongado durante meses. India y Sudáfrica propusieron la exención el pasado otoño, en un intento de suspender partes de un acuerdo internacional de propiedad intelectual que trata temas como las patentes, los derechos de autor y los secretos comerciales. Durante la presidencia de Donald Trump, Estados Unidos se opuso a la iniciativa. Otros opositores han sido Gran Bretaña y la Unión Europea.
La industria farmacéutica argumentó que renunciar a los derechos de propiedad intelectual no aceleraría la producción de vacunas, y señaló otras barreras como el acceso a las materias primas y los problemas de distribución. Pfizer ha dicho que la vacuna de la compañía requiere 280 componentes de 86 proveedores en 19 países, así como equipos y personal altamente especializados.
“Entregar a los países necesitados un libro de recetas sin los ingredientes, las garantías y la considerable fuerza de trabajo necesaria no ayudará a las personas que esperan la vacuna”, dijo en un comunicado Michelle McMurry-Heath, presidenta y directora ejecutiva de la Organización de Innovación Biotecnológica. “Entregarles el plano para construir una cocina que —en condiciones óptimas— puede tardar un año en construirse no nos ayudará a detener la aparición de nuevas y peligrosas variantes de covid”.
Las acciones de las empresas farmacéuticas BioNTech, Moderna y Novavax cayeron el miércoles por la tarde al conocerse la decisión del gobierno de Biden.
Moderna, que se asoció con el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas para desarrollar su vacuna usando una nueva tecnología de ARNm, anunció en octubre que “no haría valer nuestras patentes relacionadas con la COVID-19 frente a quienes fabrican vacunas destinadas a combatir la pandemia”, y que estaba dispuesta a conceder licencias de su propiedad intelectual para su uso después de la pandemia.
A los críticos de la propuesta de exención les preocupa que la eliminación de las protecciones de las patentes tras el desarrollo y la aprobación de las vacunas pueda disuadir a las empresas farmacéuticas de invertir en curas para futuras crisis de salud pública.
“Lamentablemente, esta acción no ayudará a que haya más vacunas disponibles para el mundo”, escribió en Twitter Luciana Borio, quien supervisó la preparación de la salud pública para el Consejo de Seguridad Nacional durante el mandato de Trump y fue la jefa científica en funciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos durante la presidencia de Barack Obama, al sugerir que, en lugar de ello, Estados Unidos donara dosis de vacunas. “No hay razón para celebrar. No tendríamos nuestras increíbles vacunas sin las empresas innovadoras de Estados Unidos. Estas vacunas son difíciles de desarrollar y fabricar, y nuestras empresas lo hacen de la manera más eficiente”.
Craig Garthwaite, profesor de estrategia en la Escuela de Administración Kellogg de la Universidad de Northwestern, dijo que le preocupaba que la medida “señalara que, en un momento dado, no respetaremos la propiedad intelectual si la necesidad de salud mundial es lo suficientemente grande”.
“Me preocupa la COVID-20”, añadió.
Garthwaite también señaló que, a diferencia de muchos medicamentos, las vacunas contra el coronavirus son tecnologías complejas que serán difíciles de copiar sin la ayuda de las empresas que las desarrollaron. “La gente piensa que vas a tomar esta patente y leerla como si fuera una receta de pastel de queso, y hacer un pastel de queso increíble”, dijo. “En verdad, querrás que Moderna y Pfizer te ayuden”.
Los partidarios de la propuesta la presentan como un imperativo moral que permitiría aumentar la producción de vacunas y ayudaría a llevarlas a los países donde se necesitan urgentemente.
Biden se enfrentó a una presión considerable tanto en su país como en el extranjero. En su campaña presidencial, prometió al activista liberal por la salud Ady Barkan que no dejaría que las patentes impidieran la producción mundial de una vacuna si Estados Unidos la desarrollaba primero.
Muchos demócratas también presionaron a Biden para que tomase medidas, y más de 100 miembros de la Cámara de Representantes firmaron una carta en la que lo instaban a que respalde la exención.
“Nosotros, el país más poderoso del mundo que puede ayudar a poner fin a esta catástrofe, no podemos quedarnos de brazos cruzados —limitados por las grandes farmacéuticas— viendo morir a millones de personas”, dijo la representante Rosa DeLauro, demócrata por Connecticut, que ayudó a liderar la presión entre los miembros de la Cámara.
Entre los partidarios en el Senado se encontraban dos destacados progresistas: Bernie Sanders, independiente por Vermont, y Elizabeth Warren, demócrata por Massachusetts. El miércoles, Sanders elogió a Biden, al declarar que “este es exactamente el tipo de liderazgo que el mundo necesita ahora”.
El anuncio de Tai se produjo después de que los miembros de la Organización Mundial del Comercio celebraron una ronda de debates sobre la renuncia a las protecciones de la propiedad intelectual. Se esperan más debates en las próximas semanas, ya que India y Sudáfrica, que propusieron la exención, preparan un plan revisado para que los países lo consideren.
Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial del Comercio, instó a los miembros a seguir negociando el texto del plan.
“Estoy firmemente convencida de que, una vez que podamos sentarnos frente a un texto real, encontraremos una forma pragmática de avanzar”, dijo en una reunión del Consejo General de la organización.
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