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El fútbol mira a Qatar
Lorenzo Calonge | El País
Madrid - El foco del fútbol mundial apunta a Qatar, la nueva capital del viejo deporte. La intriga alimentada alrededor del interés del Real Madrid por fichar a Kylian Mbappé se resolverá en último término en el país que es propietario del PSG desde hace una década, uno de los más ricos del planeta y protagonista principal de los últimos años en el negocio del balompié.
Su emir, Tammin bin Hamad Al Thani, que recibió el cargo en 2013 tras la inusitada abdicación de su padre, tiene la última palabra sobre el gran suspense en el que se ha visto atrapada la industria. Llegados a este punto, ya solo él, por encima del presidente Nasser Al-Khelaïfi, puede decidir si abre la mano y en qué medida lo hace en una negociación con el club blanco. Si acepta la salida del jugador francés de 22 años y si la cantidad que reclamaría se encuentra dentro de los márgenes de la operación. Su posición de fuerza, exhibida en las últimas jornadas, no resultaba muy esperanzadora para el club blanco a la espera del cierre del mercado, este martes a las 0.00.
Hasta ahora, el pasado de Tammin bin Hamad Al Thani ha dejado clara una actitud inflexible a la hora de afrontar estas situaciones. Neymar, Verratti o Rabiot pueden dar testimonio de ello. Sin necesidad de dinero, a diferencia de la abrumadora mayoría del resto de clubes, en los encuentros con el emir relacionados con el fútbol influyen aspectos mucho más vaporosos y susceptibles como el poder, el orgullo y la imagen. Conceptos que, solo al final, tienen una traducción monetaria.
Desde que se hiciera con el PSG en 2011, Qatar, un país intrascendente como Liga y selección, se ha convertido en una capital del fútbol mundial imprescindible para entender cada movimiento. Suyos, a través del club parisino, han sido los dos fichajes más caros de la historia (Neymar por 222 millones y precisamente Mbappé por 180, ambos en 2017) y el más sonado (Messi, que llegó libre hace tres semanas y cobra 36,5 netos por curso). Este verano, además, engordó el álbum con el excapitán del Madrid, Sergio Ramos. En esta década, ha gastado 1.391 millones en jugadores, una cantidad que no ha necesitado cuadrar con ventas (452), según suele ser la norma en el resto del equipos. Y, como remate a esta hegemonía, el país organizará en 2022 el próximo Mundial, que se celebrará de forma extraordinaria entre noviembre y diciembre, lo que obligará a cambiar todo el calendario, para evitar las altas temperaturas del verano en el país. Una designación, además, que dio lugar a un proceso judicial por posibles sobornos en el que se vio implicado el expresidente de la UEFA, Michel Platini.
Su infinito músculo económico lo ha elevado a otra dimensión a la hora de tratar con el mercado. No aceptar, al menos, 180 millones por un jugador (Mbappé) que, en realidad, acaba contrato dentro de un año, se ha negado repetidamente a renovar y sería libre a partir de enero para negociar su futuro con otro club, presentan a este PSG como una excepción. A través de Qatar, el conjunto galo simboliza a ese nuevo mundo que reta a las viejas cancillerías europeas. La trama abierta entre el conjunto francés y el Madrid por el delantero muestra bien esta nueva dualidad.
Tratar con un propietario que no necesita ingresar ha conducido al Real Madrid estos días a un nuevo mundo. La entidad que hizo una marca propia de los fichajes multimillonarios, que construyó una leyenda galáctica con ellos, arrebatándole incluso la estrella a su máximo rival (Figo al Barcelona), llega a la última jornada de la ventana de fichajes sin el objetivo deseado y con el ánimo bajo, pendiente de un giro de los acontecimientos. De momento, no fue suficiente la primera oferta de 160 millones ni la segunda de 170 fijos más 10 en bonus.
En silencio
El director deportivo del PSG, Leonardo Nascimento, advirtió de que el jugador no saldría por menos de los 180 que les costó hace cuatro temporadas, pero no concretó cuánto dinero sería necesario. Ese extremo ya solo depende de Qatar, al que le suele acompañar el mutismo. Las perspectivas para el Madrid en la última jornada no son halagüeñas. Radio Montecarlo adelantó este lunes por la tarde que el club español se había retirado momentáneamente de las negociaciones.
Mientras, el jugador, concentrado ahora con Francia, ha mantenido su política en mitad de la tormenta: sin declararse nunca en rebeldía y, al mismo tiempo, negándose a prolongar el contrato con el PSG. Una posición que no le ha evitado verse salpicado en parte por el clima de tensión. Ya admitió Leonardo el pasado miércoles que, “honestamente”, no estaban “contentos” con él, sin aportar más detalles. Y para los intereses blancos, su imagen de este domingo en el debut de Messi, su actuación triunfal en Reims (dos goles) y la celebración posterior en las redes (“noche perfecta”) tampoco ayudaron a su estrategia.
Después de seis días de intriga con ofertas publicitadas, respuestas airadas y silencios sospechosos, el mundo mira a Qatar. Si queda algo de partido por jugar en esta trama de suspense, todo pasa por ese país. Ahí está la llave de la operación más gigantesca que ha movido el negocio del fútbol en los últimos tiempos. Por la envergadura del jugador, llamado a ser uno de los referentes de la próxima década, y el simbolismo de los dos clubes. El emir Tammin bin Hamad Al Thani marca el ritmo y las normas en el fútbol de 2021.
Jamileth
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