De Protestas a Propuestas

Necesitamos nuevas elecciones y una nueva Constitución en Haití

2021-10-13

Desde que asumí el cargo, he tenido la firme postura de que los autores intelectuales y los...

Ariel Henry | The Washington Post

Cuando el presidente Jovenel Moïse me pidió el 5 de julio que dirigiera su gobierno como primer ministro, sé que quizás no fui la opción más esperada. No formaba parte del círculo íntimo del presidente y ya no estaba involucrado en la política. Estaba ocupado con mi profesión médica, ya que soy uno de los pocos neurocirujanos en Haití.

Acepté el cargo porque creí en la visión y el compromiso del presidente de dejar un legado a través de, primero, un cambio de nuestra Constitución y segundo, la organización de unas elecciones que tenían más de un año pospuestas. Las elecciones presidenciales iban a realizarse el 26 de septiembre, y si no hubiera sucedido lo impensable quizás ya tendríamos en este momento cierta claridad en el camino a seguir. Moïse creía que la Constitución ha sido la causa esencial de muchos de los atolladeros políticos que hemos sufrido durante todos estos años, y estoy de acuerdo.

Mi papel como primer ministro cambió radicalmente de una manera que nadie esperaba debido al trágico asesinato del presidente. Sabía que mi trabajo no sería fácil; mucho pensaron que sería imposible. Pero como neurocirujano, he tenido que enfrentar lo imposible unas cuantas veces.

Desde que asumí el cargo, he tenido la firme postura de que los autores intelectuales y los perpetradores del horrendo asesinato deben ser llevados ante la justicia. Sé que así será. Para mí es primordial respetar la investigación independiente y por esta razón no he solicitado que se me informe ni se me consulte sobre ella.

En la terrible noche del 7 de julio, luego de que mi seguridad fuera removida sin previo aviso en la mitad de la noche, temí por mi propia vida. Tuve que resguardarme. Me habían nombrado primer ministro para dirigir el gobierno del presidente. Cualquier insinuación de que estuve involucrado en este espantoso crimen no solo está fuera de lugar, sino que es insensata.

Mi enfoque ha estado en organizar una coalición de partidos políticos para firmar un acuerdo que consiga un camino a seguir para Haití y nuestro pueblo. Me enorgullece decir que tras varias semanas de negociaciones, hemos logrado esta ardua tarea. Alrededor de 550 partidos políticos y organizaciones socioprofesionales y de la sociedad civil se han unido para firmar un acuerdo sin precedentes. Estos partidos políticos y organizaciones representan todas las ideologías y liderazgos. Todos entienden la necesidad urgente de unirnos, ante todo por el pueblo haitiano. Este fue el deseo de Moïse, y como bien lo declara nuestra bandera: “La unión hace la fuerza”.

Desafortunadamente, algunos miembros de la sociedad civil aún no han aceptado unirse a nuestras discusiones y han optado por emitir su propio acuerdo. Creo con firmeza que no podemos encontrar un camino hacia el futuro excluyendo a la gran mayoría de la clase política. Le planteé esta preocupación al subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Brian Nichols, y el director senior del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Juan Gonzalez, durante su reciente visita, y ambos coinciden en que la sociedad civil debe participar en nuestro acuerdo. La puerta sigue abierta.

El acuerdo político toma en consideración muchas de las preocupaciones de los partidos políticos, y el documento tiene bastantes concesiones. Muestra un nivel de madurez que no se había visto en Haití en muchos años.

Dos de los objetivos principales del acuerdo son llevar adelante el proyecto de Moïse de una nueva Constitución y elecciones. La redacción de una nueva Constitución fue algo de lo que se sintió muy orgulloso, y es el legado que esperaba dejar. Queremos honrar sus deseos aprobando el texto en un proceso inclusivo, para garantizar que las preocupaciones de todos sean atendidas.

Las elecciones son la otra gran prioridad. Mi trabajo es quedarme sin trabajo. Debo lograr que un presidente electo asuma el cargo lo más pronto posible. Con ese fin, lo primero que haremos es establecer una nueva junta electoral inclusiva (CEP, por sus siglas en francés) para garantizar elecciones libres y justas. Una vez que tengamos una nueva junta electoral, quedará de ella proponer lo antes posible un calendario electoral para que podamos elegir un presidente y un parlamento, así como celebrar elecciones locales, las cuales están pendientes desde hace mucho tiempo. Mi objetivo es que estas elecciones se realicen en la segunda mitad de 2022, para que podamos tener un presidente electo antes de que culmine ese año.

En los últimos años, en especial en los últimos dos, Haití se ha enfrentado a una serie de desafíos sin precedentes: desde una pandemia y la trágica pérdida de nuestro presidente, hasta un terremoto devastador seguido de tormentas destructivas. Sin embargo, sigo siendo un optimista y estoy seguro de que nos esperan días mejores, aunque sin duda con más desafíos. Debemos unirnos como haitianos para garantizar un futuro más prometedor.

* Ariel Henry es el primer ministro de Haití



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