Ecología y Contaminación
La COP26 ya es un éxito. Pero el tiempo se está acabando.
John F. Kerry | The Washington Post
John F. Kerry es el enviado presidencial especial de Estados Unidos para el clima. Fue secretario de Estado de 2013 a 2017.
El mundo ha entrado en la década decisiva para afrontar la crisis climática. La conferencia mundial sobre el cambio climático (COP26) en Glasgow, Escocia, ya ha ayudado a generar más ambición para hacer frente a esta emergencia de la que el mundo jamás ha visto. En ese sentido, la cumbre ya es un éxito. Aún podemos evitar una catástrofe, pero el tiempo se acaba.
En el lado positivo, los países que representan casi 65% del producto interno bruto mundial han intensificado sus esfuerzos para cumplir el objetivo de mantener el aumento del calentamiento por debajo de 1.5 grados Celsius en relación a la época preindustrial, es decir, lo que la ciencia nos dice que evitará los impactos más devastadores del calentamiento. Entre esos países se encuentran los 27 que componen la Unión Europea, el Reino Unido, Canadá, Corea del Sur, Japón y Sudáfrica.
India tiene como objetivo construir 450 gigavatios de capacidad de energía renovable para 2030 y Estados Unidos ha acordado asociarse con ellos en ese esfuerzo. Importantes productores de petróleo, incluidos Rusia y Arabia Saudita, han anunciado medidas más fuertes y objetivos de cero emisiones. Y más de 100 naciones que representan 70% de la economía mundial se han sumado al compromiso que iniciamos con la Unión Europea de reducir significativamente las emisiones de metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono. Reducir las emisiones de metano es la opción más rápida que tenemos para frenar el calentamiento.
Por su parte, Estados Unidos se reincorporó al acuerdo climático de París en el primer día de gobierno del presidente Joe Biden. Esta primavera, el presidente dio un paso más allá: se comprometió a reducir nuestras emisiones de acuerdo con el límite de 1.5 grados Celsius y con esto pone a Estados Unidos en camino a cumplir con la fecha límite de cero emisiones netas.
Para llegar allí, el presidente Biden ha presentado la agenda climática más ambiciosa de nuestra historia. Tiene previsto un sistema de energía libre de carbono para 2035 y cuadriplicar la financiación para la investigación, el desarrollo y prueba de tecnologías limpias. Invertirá en nuestros bosques y ecosistemas frágiles, protegerá nuestros tesoros naturales y garantizará que cada comunidad esté lista para enfrentar el desafío climático.
Hace 50 años, una misión a la Luna definió la carrera espacial. Hoy, las misiones por las energías de la Tierra del gobierno de Biden reunirán la innovación y la inversión en la próxima generación de tecnologías para producir una revolución de energía limpia.
Pero si bien hemos logrado avances para evitar un calentamiento descontrolado, es necesario hacer más. Todavía hay una brecha considerable en la reducción de las emisiones globales de carbono de 45% para 2030, y resolver eso es fundamental para poner al mundo en un camino realista para alcanzar el objetivo de emisiones cero netas para 2050, y evitar calamidades.
Demasiados países todavía no están haciendo lo suficiente. Desafortunadamente, ningún país o región puede superar la crisis climática por sí sola. Hemos visto un progreso notable en cuestión de meses, pero todos debemos acelerar nuestros esfuerzos.
Las transformaciones tecnológicas masivas que necesitamos para salvar vidas, mejorar la salud y proteger nuestra tierra, agua y aire también representan la mayor oportunidad económica desde la Revolución Industrial. El sector privado está avanzando. El año pasado, la energía eólica y solar representaron 90% de la nueva capacidad de electricidad en el mundo, y ahora son, en la mayoría de casos, las fuentes de energía más baratas disponibles. La compañía de automóviles con mayor valoración del mundo solo fabrica vehículos eléctricos y muchos de sus competidores están redoblando esfuerzos para no quedarse atrás. Incluso los fabricantes de acero y cemento están siguiendo el ejemplo. Los inversores han apostado medio billón de dólares en la transición a las energías limpias. Varios de los bancos más grandes de Estados Unidos destinarán más de cuatro billones de dólares a esta nueva economía durante la próxima década. Hay toda una nueva generación de empleos esperando a los países que satisfagan la demanda mundial de tecnologías limpias.
Después de la cumbre de Glasgow, todos debemos seguir comprometidos con los ambiciosos objetivos y las acciones concretas requeridas durante esta década decisiva. Los países deben revisar sus planes para asegurarse de que están alineados con el objetivo global de 1.5 grados Celsius. El sector privado debe redoblar sus esfuerzos para reinventar nuestra economía global.
Y cada uno de nosotros debemos hacer nuestra parte. Compremos pensando en lo que sea mejor para el clima. Asegurémonos que nuestro empleador invierta en sostenibilidad. Hablemos con nuestros amigos y vecinos sobre este tema, y apoyemos políticos que aborden esta crisis de manera frontal. Esta es la batalla de nuestras vidas, y cada esfuerzo es crucial.
aranza
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