Espectáculos
Cataluña celebra el Día de los Santos con colorido festival
Por GIOVANNA DELL’ORTO
BARCELONA, España (AP) — Regresaron las multitudes al centro histórico de Barcelona para festejar el Día de Todos los Santos, donde personas en coloridos disfraces se montan una encima de otra para formar enormes torres humanas, deleitando a los espectadores que les tomaban fotos con sus celulares.
Una enorme figura con un vestido azul brillante y corona floral desfiló por las calles representando a Santa Eulàlia, la patrona de la ciudad, una niña de 13 años que a inicios del siglo IV fue crucificada por los romanos por negarse a renunciar al cristianismo.
Luego de dos años en que las celebraciones fueron canceladas debido a la pandemia de coronavirus, esta ciudad mediterránea festejó a todo lo alto este fin de semana lo que llaman en catalán la “festa” en honor a su santa patrona.
Hace pocos días el gobierno central levantó el mandato de ponerse la mascarilla en espacios abiertos, y los barceloneses estaban ávidos de celebrar las “festes de Santa Eulàlia”, con congregaciones donde es imposible el distanciamiento social y que requieren cuidadosos entrenamientos y coreografías.
El festival, que se celebra desde el siglo XVII con un protocolo muy específico, ha crecido en popularidad desde inicio de la década de 1980. Hoy en día incluye misas, bailes complejos y desfiles de “gegants”, personajes fantasiosos descomunales hechos usualmente de papel maché.
Si bien la costumbre tiene sus raíces en tradiciones católicas, hoy en día es una expresión laica de orgullo regional en Cataluña, celebrada apasionadamente por la población local, aunque la mayoría no es religiosa.
“La resurgencia empezó con la gente de la calle, que querían hacer algo suyo, propio de Barcelona”, comentó Nil Rider, historiador que ayudó a organizar una exhibición sobre Santa Eulàlia en el Museo Diocesano de la catedral.
“Este es un patrimonio vivo, que identifica a la gente”, agregó.
La atracción más llamativa son los “castells”, torres humanas que se realizan desde hace dos siglos por grupos vecinales no solo en Barcelona sino en toda Cataluña.
En los “castellers”, las personas se juntan apretadamente para formar una base. Encima se montan personas de progresivamente menos peso hasta armar una torre de seis o más pisos, sobre los cuales se encarama un actor, usualmente un niño pequeño que obligatoriamente debe tener un casco, y que este año tuvo además una mascarilla KN95.
“Lo que nos gusta es conseguir un reto que podemos solo juntos. Es muy identitario”, declaró Dan Esteban, casteller que antes dirigía el grupo en representación del vecindario de Poble Sec.
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