Internacional - Seguridad y Justicia
El caso de Melissa Lucio, sentenciada a muerte en Texas, ha provocado un acuerdo inusual entre bandos políticos
Por J. David Goodman | The New York Times
HOUSTON — En menos de una semana, está previsto que Texas ejecute a Melissa Lucio, una madre de 14 hijos que fue condenada por asesinato en la muerte de su hija de 2 años hace más de una década.
La ejecución sería la primera de una mujer hispana en Texas, y ha atraído una amplia atención —desde un documental de 2020 hasta un segmento reciente en Last Week Tonight With John Oliver— debido a nuevas pruebas y testimonios de expertos que arrojan fuertes dudas sobre su culpabilidad.
El caso de Lucio también ha hecho algo poco común en el clima político intensamente polarizado de Texas: ha unido a los legisladores demócratas y republicanos en una protesta común. Decenas de legisladores han pedido clemencia o, al menos, un indulto, incluidos aquellos que normalmente son firmes defensores de la pena de muerte.
“Será un error histórico e irreversible por parte del Estado de Texas si seguimos adelante con esto”, dijo el representante estatal Jeff Leach, un republicano del norte de Dallas que ha sido una de las principales voces en Texas que insta a detener la ejecución. “Nunca he visto un caso más preocupante que el de Melissa Lucio”.
Cinco de los miembros del jurado de su caso también se han pronunciado a favor de la clemencia o el indulto, citando en parte las nuevas pruebas. “Voté por la condena a muerte de Melissa Lucio. Me equivoqué”, escribió uno de ellos en The Houston Chronicle.
Las impugnaciones a la ejecución de Lucio ponen de manifiesto fallas conocidas del sistema de justicia penal de Estados Unidos, como una confesión dada tras horas de interrogatorio, pruebas presentadas como científicas que desde entonces han sido cuestionadas, una defensa inadecuada y prejuicios de género.
“La policía se centró en Melissa porque no se ajustaba a su imagen de cómo debe comportarse una madre afligida” tras la muerte de su hija, dijo Sandra Babcock, una de las abogadas de Lucio y directora del Cornell Center on the Death Penalty Worldwide.
La hija de Lucio, Mariah, murió en su casa. Sus abogados han dicho que Mariah se acostó a dormir la siesta y no se despertó y que, dos días antes, se había caído por las escaleras. La autopsia dijo que la causa de la muerte fue un traumatismo craneoencefálico.
El hecho de que Lucio esté en el corredor de la muerte es un caso excepcional. Es raro que los fiscales pidan la pena de muerte en un caso en el que una madre ha sido acusada de matar a sus hijos, dijeron sus abogados.
Uno de los problemas que plantean sus abogados es la disposición legal —única en Texas— según la cual los fiscales deben demostrar la “peligrosidad futura” de una persona para conseguir una sentencia de muerte. Lucio no tenía un historial de actuación violenta antes de la muerte de Mariah, por lo que los fiscales se basaron en gran medida en los registros disciplinarios de su tiempo entre rejas después de su detención. Los abogados de Lucio han argumentado que la fiscalía tergiversó esos registros y que ella no había tenido un mal comportamiento significativo.
Lucio, quien vivía en la ciudad fronteriza de Harlingen, tenía dificultades para mantener a su numerosa familia. En el momento de la muerte de Mariah, estaba embarazada de gemelos y ya tenía 12 hijos.
Según sus abogados, trabajaba a medio tiempo como asistente de salud a domicilio, pero luchaba contra la adicción a las drogas y a menudo recurría a comedores sociales para alimentarse. En un momento dado, la familia no tenía hogar y vivía en un parque. Los Servicios de Protección de Menores le quitaron a sus hijos durante un tiempo por negligencia, pero sus abogados dijeron que Lucio no tenía antecedentes documentados de maltrato a sus hijos.
En el momento de la muerte de Mariah, en 2007, Lucio vivía con el padre de la niña, Robert Álvarez, y nueve hijos; la familia acababa de mudarse a un nuevo apartamento. La policía entrevistó tanto a Álvarez como a Lucio, pero los abogados de ella dijeron que abordaron a Álvarez de forma muy diferente, tratándolo más como testigo que como sospechoso. Finalmente, fue condenado por un cargo mucho menor de causar lesiones a Mariah por omisión —al no buscar atención médica para ella— y sentenciado a cuatro años de prisión.
En su interrogatorio inmediatamente después de la muerte de Mariah, la policía acusó a Lucio de golpear a su hija hasta la muerte. Los fiscales señalaron los moretones en el cuerpo de Mariah y una fractura no tratada en el brazo como pruebas de abuso.
Pero desde el principio, Lucio mantuvo su inocencia, diciendo que su hija se había caído por las escaleras cuando la familia se estaba mudando de un apartamento dos días antes. Sus abogados han presentado testimonios de expertos que afirman que los hematomas podrían haber sido causados por su caída por las escaleras, y que las fracturas de brazos no son infrecuentes en niños pequeños propensos a las caídas. Mariah tenía un historial médico de caídas, incluso en la guardería, y ningún registro de hematomas anteriores, dijeron los abogados.
A pesar del creciente apoyo a Lucio, no se ha tomado ninguna medida formal para detener o retrasar su ejecución, prevista para el miércoles. El caso se encuentra actualmente ante el más alto tribunal penal de Texas, y la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas estudia una solicitud de clemencia. Cuando se le preguntó sobre Lucio el jueves, el gobernador Greg Abbott dijo que consideraría qué acción tomar después de que la junta hubiera tomado su decisión.
Durante una audiencia celebrada este mes en el Capitolio del Estado, los legisladores presionaron repetidamente al fiscal del distrito del condado de Cameron, el demócrata Luis V. Sáenz, para que retirara la orden de ejecución, una medida que permitiría a la defensa disponer de más tiempo para iniciar un nuevo juicio. (El fiscal de distrito que procesó a Lucio, Armando Villalobos, está cumpliendo una condena de 13 años por corrupción no relacionada con su caso).
Sáenz se negó a intervenir.
“Si yo me sentara aquí unilateralmente y lo suspendiera”, dijo a los legisladores, “¿qué les digo entonces a las otras 195 pobres almas que están en el corredor de la muerte ahora mismo, que, por cierto, también son inocentes?”. Su comentario provocó gritos ahogados y carcajadas entre los presentes en la sala de audiencias.
En su solicitud de clemencia a la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas, los abogados de Lucio presentaron pruebas médicas que explican cómo la caída pudo haber causado su muerte, así como los moretones en su cuerpo, y dijeron que no fueron consideradas en el juicio. (Su defensa en el juicio sí sacó a relucir la caída, pero solo presentó un testigo médico experto que testificó sobre las lesiones en la cabeza de Mariah). Los abogados, incluidos los del Proyecto Inocencia, también argumentaron que no se informó al jurado del historial médico de Mariah, que incluía caídas anteriores.
Sus abogados también han impugnado las declaraciones que se utilizaron en contra de Lucio y fueron dadas a la policía inmediatamente después de la muerte de Mariah. Dijeron que se habían obtenido después de cinco horas de interrogatorio coercitivo, conocido por dar lugar a confesiones falsas.
“¿Cómo la golpeaste?”, preguntó un Ranger de Texas.
“Nunca le golpeé la cabeza”, respondió Lucio.
“¿Cómo la golpeabas?”, preguntó el Ranger.
“Solo le daba unas nalgadas”, dijo ella.
Por otra parte, los investigadores sugirieron que Lucio abusó de Mariah y le causó la muerte porque simplemente era una madre frustrada y agobiada, una idea que Lucio pareció adoptar finalmente durante el interrogatorio. “Simplemente estaba frustrada”, dijo.
“Ves a Lucio regurgitar las palabras que los investigadores le proporcionan”, dijo David Thompson, presidente de una empresa de capacitación para las fuerzas del orden que revisó las imágenes del interrogatorio para los abogados de Lucio.
En un momento dado, la cámara que grababa el interrogatorio se apagó, según su solicitud de clemencia. Después de que se volviera a encender, alrededor de las 3 a. m., se pudo escuchar al Ranger que interrogaba a Lucio indicándole que golpeara una muñeca para demostrar el supuesto abuso que condujo a la muerte de Mariah. Ella lo hizo.
“Yo diría que se trata de una confesión no fiable, involuntaria y coaccionada”, dijo Thompson en una entrevista.
Pero incluso cuando muchos conservadores de la legislatura estatal firmaron cartas de apoyo a Lucio, algunos enfrentaron reacciones negativas. Leach, en una aparición con la presentadora del pódcast conservador Allie Beth Stuckey, pasó casi una hora debatiendo el caso.
“No creo que sea correcto decir que probablemente sea inocente”, dijo Stuckey, al citar el historial de abandono de Lucio, su confesión y otras pruebas presentadas durante su juicio.
Leach subrayó que no estaba insistiendo en la inocencia de Lucio, sino en la necesidad de un nuevo juicio para considerar las nuevas pruebas.
“Hay mucha gente de la derecha que apoya la pena de muerte y no está segura de que Melissa deba salvarse”, dijo Lacey Hull, integrante republicana de la Cámara de Representantes de Texas. “Espero que su caso haga que todo el mundo se replantee mucho más la pena de muerte en general y dónde tenemos que hacer cambios”.
Hull visitó a Lucio este mes como parte de un grupo que incluía a Leach y a miembros demócratas y republicanos de la Legislatura. Rezaron juntos con Lucio.
“Como alguien que está a favor de la vida, es algo con lo que estoy muy en desacuerdo, que el estado ejecute a una persona inocente”, dijo Hull. “Si hay una mínima duda de su culpabilidad, no debería ser ejecutada”.
Jamileth
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