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El Metro en Ciudad de México intenta repararse 53 años después
Sandra Romandía | The Washington Post
“Qué maravilla vivir en una ciudad que tarda 53 años en rehabilitar una línea del Metro”, escribió en Twitter la periodista y académica Brenda Macías luego de que se anunció el cierre de 12 estaciones de la Línea 1 del Metro de Ciudad de México por mantenimiento y sustitución de piezas obsoletas, un proceso que no se había hecho antes porque significa la cancelación de unos 290,000 viajes diarios.
Su opinión no está lejos de la lógica: la decisión de la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, de finalmente hacer frente al gran problema que es este medio de transporte llega apenas en tiempo, antes de que ocurra una tragedia parecida a la de la Línea 12 que colapsó con un saldo de 26 personas muertas y al menos 96 heridas.
Esta ruta del Metro atraviesa de oriente a poniente la Ciudad de México y es la más utilizada por las y los habitantes de la ciudad. Tomar una decisión así supone un costo a la popularidad de cualquier político local que deberá enfrentar el enojo de usuarios de la línea que no podrán llegar a sus destinos agregando tiempo y transbordos en una urbe donde los traslados promedio son de dos horas.
Aunque el cálculo quizá llega en buen tiempo político porque las reparaciones quedarán terminadas en un año, justo en la recta más importante de las precampañas para quienes quieren tener una candidatura a la presidencia, lista que tiene el nombre de Claudia Sheinbaum desde hace meses.
La realidad es que este sistema de transporte —el más grande de América Latina— necesita reparaciones profundas y de un costo alto (unos 400,000 millones de pesos —más de 19,000 millones de dólares— según el Plan Maestro del Metro) desde hace años y una maniobra así es apenas una cirugía de tantas que necesita en materia de refacciones, nuevos trenes, mantenimiento y compostura de escaleras eléctricas en varias estaciones, según diagnósticos hechos en ese mismo plan que calcularon obras para hacerse desde 2018 y hasta 2030.
La jefa de gobierno prometió entregar con esta modernización la mejor línea de Metro de América Latina, mientras la Línea 12 continúa en rehabilitación tras el desplome de un tramo en mayo de 2021.
Quedarían aún 10 líneas más que tienen fallas por una suma de razones que se repiten en las dos que están siendo atendidas: la corrupción, mal manejo de recursos, recortes presupuestales, control del sindicato y la evasión a enfrentar los costos políticos por las molestias de los usuarios.
A la lista se agrega a lo ocurrido años atrás, de 2000 a 2006, cuando el líder político de Sheinbaum, Andrés Manuel López Obrador, en ese entonces titular de la jefatura de gobierno, no destinó una inversión grande en líneas nuevas o en mantenimiento del Metro. La inversión se hizo en vialidades para automóviles como los segundos pisos en el Periférico, un circuito que rodea la ciudad.
Así que el Metro de Ciudad de México mueve diariamente 2.8 millones de pasajeros en trenes cuya vida útil caducó hace 26 años en muchos casos y entre rieles detenidos por polines y piezas “hechizas” que fabrican los mismos empleados.
Como lo he expuesto en varios reportajes de investigación, mientras el sindicato mantiene el control de gran parte del presupuesto y con discrecionalidad decide qué empresas ganan las licitaciones. El resultado es que algunos proveedores son empresas fantasma que no cumplen con lo establecido en el contrato, pero se llevan el dinero y los trabajadores “de a pie” aprendieron a rehacer piezas en sus viejos talleres vacíos.
He sido testigo de cómo dentro de los túneles oscuros de este gigante sobre rieles los cables están pelados, el balastro agotado, las paredes infiltradas de agua y muchos de los controles descompuestos. Néstor, quien habló bajo la condición de anonimato, es uno de los conductores del Metro con los que he conversado varias veces a lo largo de los años, y admitió que a veces tiene temor de no volver vivo o sano después de recorrer los túneles con sistemas obsoletos reparados artesanalmente una y otra vez desde hace décadas.
A inicios de julio apenas en 10 días se han registrado tres incidentes y accidentes como incendios, cortocircuitos, averías y suspensión del servicio.
El presupuesto del Metro de este año es de 18, 800 millones de pesos (casi 901 millones dólares), una cantidad que se ve pequeña comparada con los 37 mil millones (más de 1, 700 millones de dólares) que costará modernizar la Línea 1.
La falta de dinero se agudiza porque prácticamente ningún jefe de gobierno ha querido pagar el costo de la impopularidad que representa subir la tarifa del Metro. El costo del pasaje está subsidiado y el último aumento en la tarifa fue en 2013, cuando pasó de tres a cinco pesos (de 14 a 24 centavos de dólar), no se reflejó en mejoras específicas en el servicio.
Claudia Sheinbaum tiene un problema serio que viaja en vagones. Un error en su administración fue no dar a conocer un diagnóstico claro a su entrada como jefa de Gobierno. No señalar e investigar la responsabilidad de la exdirectora del Metro, Florencia Serranía, lo que deriva indirectamente en golpe su popularidad cada vez que hay una descompostura que genera cierres.
Es urgente que se tomen más medidas de modernización y se consiga el recurso de donde sea necesario, por que, mientras el tiempo pasa, el resto de las rutas de la red del Metro permanece en riesgo constante de que otra falla genere no solo molestias, sino pérdidas de vidas humanas.
aranza
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