Internacional - Seguridad y Justicia

Donald Trump puede ser detenido, las autoridades de Nueva York se preparan

2023-03-20

Algunos podrían argumentar que la rendición no está en el ADN del...

William K. Rashbaum, Jonah E. Bromwich, Alan Feuer | The New York Times

Antes de una posible acusación, las fuerzas del orden hacen planes de seguridad mientras algunos de los partidarios del expresidente señalan que tienen la intención de protestar.

Le pueden tomar las huellas dactilares. Le pueden hacer fotos. Incluso podría ser esposado.

Y si Donald Trump es acusado por un gran jurado de Manhattan en los próximos días por su papel en un pago de dinero por el silencio de una estrella porno, al expresidente de Estados Unidos se le enlistarán los derechos Miranda estándar: se le dirá que tiene derecho a guardar silencio y a un abogado.

Estos son algunos de los pasos habituales en las detenciones por delitos graves en Nueva York. Pero la detención sin precedentes de un ex comandante en jefe —cuyos devotos partidarios ya organizaron un violento ataque contra el Capitolio— será cualquier cosa menos usual.

La semana pasada, altos funcionarios de la oficina del fiscal del distrito y de la agencia estatal que gestiona los tribunales mantuvieron conversaciones preliminares para planificar una posible acusación y comparecencia. También lo hicieron agentes del Departamento de Policía, que patrullan las calles fuera de la corte del Bajo Manhattan, y los funcionarios judiciales, que se encargan de la seguridad dentro del edificio de los tribunales penales, donde Trump sería procesado.

Y el domingo, más de una decena de agentes de alto rango del Departamento de Policía y dos de los principales asesores de seguridad pública del alcalde tuvieron una reunión virtual para discutir la seguridad, el personal y los planes de contingencia en caso de cualquier protesta, dijo una persona con conocimiento de la reunión.

Esa reunión siguió a un llamado del propio Trump, en una publicación en su sitio Truth Social el sábado por la mañana: “PROTESTEN”, exhortó a sus seguidores. “¡RECUPEREN NUESTRA NACIÓN!”.

La exhortación del expresidente, con una acusación en ciernes, evocó recuerdos del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.

La seguridad también es un asunto apremiante para la oficina del fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg, un demócrata que es la primera persona negra en dirigir la oficina. Trump ha arremetido contra el fiscal, llamándolo racista y diciendo que su investigación tiene motivaciones políticas.

Bragg y uno de sus principales asesores ya han sido objeto de amenazas en la plataforma de redes sociales de Trump. En un correo electrónico al personal el sábado, reportado por primera vez por Politico, Bragg aseguró a los fiscales y otros miembros del personal que había estado coordinando con el Departamento de Policía y los funcionarios judiciales para garantizar su seguridad.

“No toleramos los intentos de intimidar a nuestro mandato o amenazar el Estado de derecho en Nueva York”, escribió. “Nuestros socios encargados de hacer cumplir la ley se asegurarán de que cualquier amenaza específica o creíble contra la oficina sea investigada a fondo”.

El personal de seguridad de Bragg, que cuenta con detectives del Departamento de Policía de Nueva York, podría ampliarse a raíz del mensaje de Trump del sábado; la policía ya ha evaluado los riesgos para su seguridad personal, según alguien con conocimiento del asunto. En el pasado, el departamento de policía ha ajustado su personal en función de su propia evaluación del riesgo para un fiscal de distrito, dijo otra persona con conocimiento del asunto.

Tras el llamado público de Trump, hubo indicios dispersos de que sus seguidores planeaban protestar en su nombre. El Club de Jóvenes Republicanos de Nueva York anunció el domingo que celebraría una “protesta pacífica por el atroz ataque de Alvin Bragg” contra Trump en un lugar no revelado del Bajo Manhattan el lunes por la noche.

El sábado por la tarde, la agitadora de extrema derecha Laura Loomer, que vive en Florida, declaró en Twitter que estaba organizando una concentración pro-Trump frente a Mar-a-Lago, el club privado y residencia de Trump en Palm Beach, para “protestar contra la CAZA DE BRUJAS de Alvin Bragg”. Pero horas más tarde, Loomer borró el tuit y, en vez de eso, animó a la gente a asistir al próximo evento político de Trump en Texas.

En Twitter durante el fin de semana, el influente de extrema derecha Jack Posobiec llamó a los partidarios de Trump a lanzar una “huelga MAGA” y retirar su dinero de los bancos en masa en un aparente esfuerzo por dañar el sistema financiero. Otros partidarios de Trump difundieron en las redes sociales el número de teléfono principal de la oficina de Bragg y animaron a la gente a llamar y exigir que no se presentaran cargos contra Trump.

Se publicaron mensajes mucho más oscuros en foros pro-Trump como Patriots.win, un sitio web antes conocido como TheDonald.win, según un análisis de las redes sociales realizado por The New York Times y por Advance Democracy Inc., una organización sin afiliación política ni fines de lucro que lleva a cabo investigaciones de interés público. En su informe final del año pasado, el comité de la Cámara de Representantes que investigó el 6 de enero determinó que TheDonald.win sirvió como un nexo importante para que la gente discutiera e hiciera planes para el ataque al Capitolio.

En las horas posteriores a la publicación del mensaje de Trump el sábado, algunos usuarios de Patriots.win, en su mayoría bajo seudónimos, pidieron a la gente que se uniera para proteger a Trump.

“Rodeen Mar-a-Lago o donde quiera que esté actualmente”, escribió una persona llamada “sir-coffee”, “e impidan que entren las fuerzas del orden”.

Otros individuos publicaron mensajes en el que pedían una respuesta violenta a la detención de Trump y dijeron que celebrarían que se hiciera daño a Bragg.

“Yo celebraría que alguien acabara con ese fiscal criminal”, escribió alguien que usa el nombre de “trauncher”.

Si Trump es de hecho acusado y procesado, será uno de los procesos judiciales más inusuales y seguidos de cerca en la historia de Nueva York. Y es posible que se hagan concesiones al expresidente.

Aunque es habitual que los acusados detenidos por delitos graves sean esposados, no está claro si harán una excepción con Trump debido a su estatus. A la mayoría de los acusados se les esposan las manos a la espalda, pero a algunos acusados de cuello blanco que se considera que suponen menos peligro se les sujetan las manos por delante.

Tras la comparecencia, es probable que Trump sea puesto en libertad bajo palabra, ya que la acusación solo contendrá cargos por delitos no violentos; según la legislación neoyorquina, los fiscales no pueden solicitar fianza en la mayoría de estos casos.

Es casi seguro que Trump estará acompañado en cada paso del proceso —desde el momento en que sea puesto bajo custodia hasta su comparecencia ante el juez— por agentes armados del Servicio Secreto de Estados Unidos, que están obligados por ley a protegerlo en todo momento. La seguridad en el juzgado corre a cargo de agentes judiciales del estado de Nueva York, organismo con el que el Servicio Secreto ha colaborado en el pasado. El portavoz jefe del Servicio Secreto, Anthony Guglielmi, dijo que no podía hacer comentarios sobre ningún dispositivo de seguridad para el expresidente.

Trump puede tardar varios días en comparecer ante el tribunal. Una vez que haya sido acusado, se espera que los fiscales se pongan en contacto con los abogados defensores del expresidente para negociar su entrega, una práctica común en las investigaciones de cuello blanco cuando los fiscales han estado en contacto con los abogados defensores.

Algunos abogados que trabajan para Trump, quien se postuló por tercera vez a la presidencia, han dicho que se entregará para hacer frente a los cargos y volará desde su propiedad de Florida a Nueva York para la comparecencia.

El expresidente ha dejado claro que planea utilizar los cargos como parte de una estrategia de campaña para animar a su base.

Algunos podrían argumentar que la rendición no está en el ADN del polémico expresidente, que a menudo parece disfrutar enemistándose y atacando a los fiscales que lo han investigado.

En el improbable caso de que el expresidente se niegue a rendirse, pondría al gobernador de Florida, Ron DeSantis, su principal pero no declarado rival por la nominación republicana, en una posición política incómoda. Según la ley, el papel de DeSantis sería esencialmente ministerial y tendría pocas opciones legales aparte de aprobar una solicitud de extradición de Nueva York.

Aun así, si los fiscales de Nueva York solicitaran la extradición de Trump, DeSantis se enfrentaría a un dilema poco envidiable. Se vería obligado a elegir entre autorizar una orden de detención contra Trump y enardecer a su base, o intentar de alguna manera ayudar a su rival republicano, y posiblemente enfrentarse a acciones legales como resultado.
 



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