Migración

Texas, Florida desconciertan a ciudades al enviar migrantes

2022-09-16

Arizona ha transportado en autobús a más de 1,800 inmigrantes a Washington desde...

Por CLAUDIA TORRENS

NUEVA YORK (AP) — La directora ejecutiva del grupo de ayuda Martha’s Vineyard Community Services finalizaba su día laboral el miércoles cuando vio a 48 inmigrantes con equipaje y mochilas afuera de su oficina. Tenían carpetas rojas con folletos de su organización.

Los inmigrantes venezolanos, que fueron trasladados en avión a la isla de Massachusetts desde San Antonio, Texas, por el gobernador de la Florida, Ron DeSantis, le dijeron que les habían dicho que iban a Boston.

DeSantis hizo así lo mismo que ha estado haciendo su compañero republicano, el gobernador de Texas Greg Abbott. Ambos han sorprendido a ciudades y estados liderados por los demócratas al enviar autobuses y aviones hasta allí llenos de migrantes. Proporcionar poca o ninguna información sobre los envíos es parte del plan de ambos gobernadores.

“Les dijeron (a los venezolanos) que tendrían un trabajo y una vivienda”, afirmó Elizabeth Folcarelli, directora de Martha’s Vineyard Community Services, quien describió la búsqueda para encontrarles un techo como un “gran desafío”.

Julio Henríquez, un abogado que se reunió con varios de los migrantes, dijo que “no tenían idea de adónde iban ni dónde estaban”.

Los dos vuelos a Martha’s Vineyard se detuvieron en la Florida Panhandle, dijo Henríquez. Mientras estaban a bordo, los inmigrantes recibieron folletos y mapas de Massachusetts.

Una carta sin firmar les decía a los migrantes que notificaran a los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) sobre su cambio de dirección, aunque otra agencia, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) es la responsable de rastrear a los migrantes, dijo Henríquez.

“Ese es un consejo terrible”, indicó, en referencia a dar el nombre de una agencia migratoria errónea.

Muchos de los venezolanos tienen citas con ICE el 19 de septiembre en San Antonio. A otros se les ordenó presentarse ante las autoridades de inmigración en dos semanas o tres meses en ciudades como Filadelfia y Washington.

Funcionarios estadounidenses le dijeron a Henríquez y otros abogados de inmigración que se pospondrían las citas de estos venezolanos con ICE. Funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional no respondieron de inmediato a una solicitud de comentario el viernes.

Ese mismo día los migrantes fueron trasladados voluntariamente a una base militar en las cercanías de Cape Cod. El gobernador Charlie Baker, republicano, dijo que activaría hasta 125 miembros de la Guardia Nacional para ayudar a la Agencia de Manejo de Emergencias de Massachusetts.

Texas ha transportado en autobús a unos 8,000 inmigrantes a Washington desde abril, incluidos más de 100 el jueves a la casa de la vicepresidenta Kamala Harris. Muchos de lo que van a Washington se trasladan luego a Nueva York. Texas también ha transportado alrededor de 2,200 personas a Nueva York y 300 a Chicago.

Arizona ha transportado en autobús a más de 1,800 inmigrantes a Washington desde mayo, pero ha mantenido a los funcionarios en el extremo receptor bien informados sobre sus planes.

La ciudad de El Paso, Texas, ha enviado al menos 1.135 migrantes en 28 autobuses a Nueva York desde el 23 de agosto y, al igual que Arizona, comparte listas de pasajeros y otra información.

La semana pasada, un niño de dos años que llegó en un autobús a Nueva York fue hospitalizado por deshidratación y una mujer embarazada en el mismo autobús sufría fuertes dolores, según activistas y funcionarios de la ciudad.

Grupos de voluntarios, como TLC NYC, suelen esperar durante horas a los autobuses que llegan desde Texas en un espacio designado de la terminal de autobuses Port of Authority de Manhattan. Muchas veces los tiempos de llegada previstos para los autobuses no son los esperados.

″(Abbott) no se comunica directamente con la ciudad ni con nosotros”, dijo Victoria Balducci, voluntaria de TLC, un grupo que ha proporcionado alimentos, ropa, agua y transporte.

El grupo se entera de los autobuses a través de informantes que colaboran desde Texas pero la información es escueta.

“Es un problema porque no sabemos cuándo vienen los buses, cuántos buses vienen, si alguien en estos autobuses tiene condiciones médicas por las que necesitará ayuda, si necesita una silla de ruedas”, dijo Manuel Castro, comisionado de la Oficina de Asuntos de Inmigrantes del Alcalde de la Ciudad de Nueva York. “Al menos queremos saber eso para poder ayudar mejor a las personas a medida que llegan”.

Castro dijo que la empresa de Texas que transporta a los inmigrantes firmó un acuerdo que les prohíbe hablar con funcionarios de Nueva York. El alcalde Eric Adams dijo esta semana que el sistema de apoyo de la ciudad para ayudar a migrantes recién llegados está “cerca de su límite”.

Algunos padres han llegado a Nueva York mientras sus esposas e hijos fueron enviados a Washington, dijo Ilze Thielmann, directora voluntaria de TLC. El grupo trabaja de forma constante para reunirlos.

El gobernador demócrata de Illinois, J.B. Pritzker, dijo que su administración se comunicó con Texas para hablar de la llegada de los autobuses pero no obtuvo información. Los primeros inmigrantes llegaron a la Union Station de Chicago desde Texas el 31 de agosto.

“Están enviando gente en autobuses sin decirnos cuándo llegarán”, dijo el lunes. “A veces llegan tras un aviso hecho tres horas antes o quizás con 24 horas de anticipación. Y esto significa que tenemos que proporcionarles refugio”.

La oficina de Abbott desestimó las quejas sobre la falta de coordinación y el hecho de que las ciudades “santuario” se vean forzadas a adivinar el próximo paso del gobernador.

“Estas élites demócratas son unos hipócritas absolutos, y ahora su hipocresía está a la vista de toda la nación”, dijo el jueves la portavoz del gobernador, Renae Eze. “En lugar de quejarse de cumplir sus promesas de ciudad santuario, estos hipócritas demócratas deberían pedirle al presidente Biden que haga su trabajo y garantice seguridad en la frontera, algo que el presidente sigue sin hacer”.

Arizona envía autobuses desde mayo a través del Centro Regional para la Salud Fronteriza, que administra clínicas para pacientes de bajos ingresos en Yuma. Varios días a la semana, un autobús se dirige hacia el este desde la oficina de una clínica en los suburbios de Somerton.

Amanda Aguirre, directora ejecutiva del proveedor de atención médica, dijo que le dijo al personal del gobernador republicano Doug Ducey que se negaría a participar en el envío de autobuses con migrantes sin una estrecha coordinación. Aparecen mensajes de texto en su teléfono, y en los de los voluntarios en Washington, informándoles de cuántos pasajeros hay en un autobús, la hora estimada de llegada y si alguien tiene problemas médicos.

Arizona estableció protocolos de intercambio de información desde el principio con CARECEN, un grupo sin fines de lucro que ayuda a los migrantes en Washington, dijo Aguirre.

“Creo que fue el gobernador de Texas quien hizo una fuerte jugada política cuando dijo que solo está transportando a la gente... y en realidad no hay coordinación de nada”, dijo Aguirre. “Nunca permitiré que las personas sean dejadas en la calle porque eso es lo que estoy tratando de evitar aquí en Yuma, que sean dejadas en la calle de cualquier manera”.

El Paso proporciona a TLC listas de pasajeros con anticipación y eso ayuda a los voluntarios en Nueva York a colocar a los migrantes en diferentes refugios para gente sin techo.

El lunes, El Paso contrató a una empresa privada de autobuses para extender el servicio de vuelos chárter para migrantes durante 16 meses a un costo de hasta dos millones de dólares. La ciudad factura al gobierno federal para obtener un reembolso.

A algunos migrantes no les afecta la disputa partidista que los rodea.

Cleiver Rodríguez de Venezuela llegó de Texas buscando trabajo en Nueva York. Dijo que nadie le obligó a subirse al autobús y agradeció el viaje gratis.

“No tengo ningún tipo de opinión porque al menos me ayudaron a llegar aquí”, dijo Rodríguez, de 24 años, al salir de un albergue.



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