Miscelánea Humana
¿Debería volver el uso de cubrebocas obligatorio?
Leana S. Wen | The Washington Post
Tras un breve respiro, los casos de COVID-19 están otra vez incrementándose. Al mismo tiempo, los hospitales de Estados Unidos están inundados de pacientes infectados con VSR, influenza y otras infecciones virales. Las autoridades sanitarias de la ciudad de Nueva York han comenzado a recomendar de manera encarecida el uso de cubrebocas, y en Los Ángeles se está considerando volver a exigir su uso.
No creo que los gobiernos deban implementar la obligatoriedad del cubrebocas, pero sí exhortaría a las personas a considerar usar cubrebocas en situaciones de alto riesgo.
Ya he escrito sobre mi aprensión hacia la exigencia gubernamental del uso de cubrebocas. En resumen, creo que es una medida que debe reservarse para situaciones extremas en las que no hay otra opción. Imponer eso en niveles más bajos de emergencia solo socavaría aun más la confianza en la salud pública, especialmente si hay herramientas más efectivas y menos controversiales a la mano para proteger a la población.
No quiero que las autoridades de salud pública se conviertan en el protagonista de “Pedro y el lobo”: ¿Qué sucedería en el futuro si surge un nuevo virus mortal para el cual no tengamos vacunas ni tratamientos?
Dicho esto, si bien me opongo a una medida obligatoria del uso de cubrebocas impuesta por el gobierno, apoyo un mayor uso de las mascarillas, en especial mientras esta “tripledemia” esté en marcha y la capacidad hospitalaria siga limitada.
Los cubrebocas funcionan para reducir el riesgo de contraer una enfermedad respiratoria. Si vas a utilizar un cubrebocas para protegerte, debes usar el de mayor calidad, y ese sería el N95 (o sus equivalentes KN95 y KF94).
A muchas personas no les molesta usar cubrebocas. Pero muchas otras los encuentran incómodos y un obstáculo para las interacciones sociales. Aquellos en la última categoría deben considerar que el riesgo es acumulativo. El uso del cubrebocas no tiene que ser tipo “todo o nada”; la elección no está entre usarlos todo el tiempo y deshacerse de ellos para siempre.
En su lugar, considera cuáles situaciones implican un mayor riesgo de transmisión del virus. Últimamente he viajado mucho por motivos laborales y me ha sorprendido la poca cantidad de gente que usa cubrebocas en medio de aeropuertos y estaciones de tren abarrotadas donde están hombro a hombro con muchísimas otras personas. Aunque hayas regresado a todas las actividades previas a la pandemia y normalmente no utilices un cubrebocas, considera tener uno en tu bolso o bolsillo y pondera, momento a momento, si deberías usarlo.
Por ejemplo, podrías decidir no usar un cubrebocas en las filas de seguridad vacías de un aeropuerto o mientras caminas por espacios donde las personas están dispersas, y luego ponerte uno durante el embarque, cuando docenas de personas están amontonadas en un puente de abordaje sin ventilación. Quizás podrías dejarte puesto el cubrebocas durante el despegue y el aterrizaje, cuando la ventilación del avión no está prendida, y luego quitártelo durante el vuelo, cuando la ventilación esté funcionando.
Quizás decidas ponerte uno si las personas que te rodean muestran síntomas. En mi vuelo más reciente, me senté detrás de un padre con dos niños pequeños que tenían secreción nasal y tosían. Esta familia probablemente no debería haber viajado, pero dado que lo hacían y que no tuve otra opción que sentarme cerca de ellos, me aseguré de usar un cubrebocas durante todo el vuelo.
¿Qué se puede hacer si vas al trabajo o realizas funciones sociales donde se espera poder ver las expresiones faciales de los demás? Podrías no usar el cubrebocas durante situaciones más beneficiosas —por ejemplo, una reunión de la junta directiva o una presentación— y luego usarlo en ascensores atestados y durante el tránsito en transporte público.
Todos deben evaluar el riesgo de COVID-19 de su hogar. Si tú o alguien con quien vives todavía es susceptible a desarrollar una enfermedad grave por el coronavirus, entonces todos deben tomar precauciones adicionales mientras los niveles del virus en la comunidad sean elevados. Quienes visiten personas vulnerables también deben tomar precauciones durante los tres a cinco días previos a la reunión, incluido el uso de cubrebocas en todos los espacios cerrados con muchas personas.
El uso del cubrebocas se ha convertido en una fuente importante de controversia durante la pandemia de COVID-19, pero no debería serlo. Una mejor estrategia sería eliminar de la ecuación la obligatoriedad del cubrebocas y empoderar a la población para que tome decisiones razonables basadas en circunstancias individuales. También existen otras herramientas: no es demasiado tarde para vacunarse contra la gripe y recibir la dosis de refuerzo contra el coronavirus. Lavarse las manos meticulosamente y saber cómo acceder a los tratamientos también puede ayudar a reducir los riesgos durante esta tripledemia.
aranza
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