Miscelánea Humana
Los estadounidenses están prefiriendo pasar tiempo a solas
Bryce Ward, The Washington Post
La pandemia de COVID-19 causó estragos en nuestra vida social. Las cancelaciones, los cierres y el miedo a una infección potencialmente mortal nos llevaron a refugiarnos y a evitar a conocidos, compañeros de trabajo y familiares. El tiempo que pasamos con los amigos se redujo. El tiempo que pasamos a solas se incrementó.
El Día de Acción de Gracias no se salvó. Los estadounidenses pasaron 38% menos tiempo con amigos y familiares durante el fin de semana de Acción de Gracias en los últimos dos años que en la década anterior.
Esta es la noticia más preocupante: nuestras vidas sociales se estaban marchitando de manera dramática desde antes del COVID-19. Entre 2014 y 2019, el tiempo que pasamos con amigos se redujo (y el tiempo a solas aumentó) más de lo que se redujo durante la pandemia.
Con quién pasan el tiempo los estadounidenses
Los estadounidenses mayores de 15 años pasan mucho más tiempo solos que en 2013. La tendencia comenzó antes de la pandemia.
Según la Encuesta sobre el uso del tiempo de los estadounidenses de la Oficina del Censo, la cantidad de tiempo que el estadounidense promedio pasó con amigos se mantuvo estable, en 6 1/2 horas por semana, entre 2010 y 2013. Luego, en 2014, el tiempo con amigos comenzó a disminuir.
Para 2019, el estadounidense promedio pasaba solo cuatro horas a la semana con amigos (una marcada disminución de 37% con respecto a cinco años antes). Las redes sociales, la polarización política y las nuevas tecnologías jugaron un papel en esa caída. (Cabe destacar que la penetración de mercado de los teléfonos inteligentes superó 50% en 2014).
El COVID-19 luego profundizó esta tendencia. Durante la pandemia, el tiempo con amigos se redujo aún más: en 2021, el estadounidense promedio pasó solo 2 horas y 45 minutos a la semana con amigos cercanos (un declive de 58% en relación con el periodo 2010-2013).
Se pueden apreciar disminuciones similares incluso cuando la definición de “amigos” se amplía para incluir vecinos, compañeros de trabajo y clientes. Con este grupo más extenso de amistades, el estadounidense promedio pasó 15 horas a la semana hace una década, 12 horas a la semana en 2019 y solo 10 horas semanales en 2021.
En promedio, las y los estadounidenses no transfirieron ese tiempo perdido a cónyuges, parejas o hijos. En cambio, eligieron estar solos.
Ningún grupo individual impulsa esta tendencia. Hombres y mujeres, blancos y no blancos, ricos y pobres, urbanos y rurales, casados y solteros, padres y no padres, todos los grupos experimentaron declives proporcionalmente similares en el tiempo que pasan con otros. El patrón se mantiene tanto para trabajadores remotos como para presenciales.
El descenso porcentual también es similar para personas jóvenes y mayores; sin embargo, dada la cantidad de tiempo que los jóvenes pasan con amigos, el declive absoluto entre los estadounidenses de 15 a 19 años es impactante. En comparación con el periodo 2010-2013, el adolescente estadounidense promedio pasó aproximadamente 11 horas menos con amigos cada semana en 2021 (una disminución de 64%) y 12 horas adicionales solo (un incremento de 48%).
Estos nuevos hábitos son sorprendentes, y marcan una impactante diferencia con respecto al pasado. Hace apenas una década, el estadounidense promedio pasaba cerca de la misma cantidad de tiempo con amigos que los estadounidenses de la década de 1960 o 1970. Pero en la actualidad, hemos comenzado a despojarnos de nuestras conexiones con los demás.
Es demasiado pronto para conocer las consecuencias a largo plazo de este cambio, pero parece seguro asumir que el declive de nuestras vidas sociales es un acontecimiento preocupante. Pasar menos tiempo con amigos no es una buena práctica según la mayoría de los estándares, y podría contribuir a otras tendencias sociales preocupantes: aislamiento, empeoramiento de la salud mental (en particular entre adolescentes), incremento del comportamiento agresivo y delitos violentos. Los estadounidenses califican las actividades como más significativas y alegres cuando hay amigos presentes. Los amigos y las conexiones sociales se construyen sobre sí mismas y producen recuerdos y compañerismo. También mejoran la salud y conducen a mejores resultados económicos.
Podemos esperar, a medida que disminuyan las barreras relacionadas con el COVID-19, que la gente cambie de rumbo. El tiempo con los amigos sí se incrementó en 2021 tras el despliegue de las vacunas. Sin embargo, a finales de 2021, todavía estaba una hora por debajo del nivel de 2019. Además, una encuesta del Centro de Investigaciones Pew que se hizo pública en agosto sugiere que el COVID-19 podría habernos cambiado de forma permanente: 35% de los estadounidenses asegura que participar en grandes reuniones, salir y socializar en persona se ha vuelto menos importante desde la pandemia.
Los daños potenciales de estas tendencias son suficientes como para exigir que los estadounidenses dediquen algunos recursos a comprenderlos y revertirlos.
Sin embargo, podemos ayudar a revertir estas tendencias hoy sin tener que esperar a que los investigadores y legisladores descifren todo. Estamos de vacaciones decembrinas: no nos saltemos la fiesta de Fin de Año con nuestras familias. Vayamos a esa fiesta navideña (¡u organicemos una!). Salgamos con nuestros amigos por un café, a caminar, a un museo, o a un concierto, lo que sea. Nos sentiremos mejor, crearemos recuerdos, mejoraremos nuestra salud, nos tropezaremos con información valiosa… y todo eso le sucederá también a nuestros acompañantes.
Esforcémonos en construir relaciones con las que podamos contar en las buenas y en las malas porque, como dice la canción, para eso son los amigos. Además, podríamos sencillamente pasar un buen rato.
aranza